Mi fútbol es con Michael Robinson

Cualquier aficionado suele tener muy claro cuándo nació al fútbol. Fue, normalmente, un día que entró al estadio de la mano de su padre; en ese momento en el que, tras el hormigón, empezó a asomar un verde que se fue ensanchando hasta acapararlo todo. Luego un futbolista, un gol, el rugido de la grada… y ya está uno condenado para siempre.

Michael Robinson (Foto: EFE).
Fallece Michael Robinson

Esta mañana, al conocer la muerte de Michael Robinson, he retrocedido casi treinta años, cuando Canal+ decidió contratarlo para sustituir en sus retransmisiones a Jorge Valdano. Y he comprendido que en realidad nací al fútbol algunos años después de mi primera visita a un estadio, después de empezar a jugarlo (mal) en el colegio, después de mi primer Mundial (México 86, nada menos) y hasta del segundo. El fútbol comenzó a penetrar de verdad en mí al compás de los años noventa y gran parte de culpa la tuvieron quienes me lo contaron.

Tras retirarse, Robinson había comenzado a comentar la liga inglesa en Televisión Española junto a Luis Fernández. La pareja transmitió también los partidos del grupo de Inglaterra en Italia 90 y Robinson llamó la atención del gran público con los “sub-corners” (potentísimos saques de banda) del capitán irlandés Mick McCarthy o sus bromas sobre los “identicales” Ibrahim y Hossam Hassan, hermanos gemelos de la selección de Egipto. Yo, que necesito Wikipedia para saber qué selecciones jugaron los octavos de final de Rusia 2018, recuerdo una aguda observación que hizo durante el Irlanda-Rumanía de hace ya casi treinta años: “Gica Hagi juega siempre por donde da la sombra”.

Alfredo Relaño apostó por él para Canal+, por más que le advirtiera de que sólo conocía cien palabras en español, y treinta eran tacos. Aunque ‘El día después’ era sin duda fruto del trabajo de una redacción amplia, talentosa y con grandes medios, Robinson le ponía alma. Con su espontaneidad, su chispa, su habilidad para hacer virtud de un español tortuoso. Le bastaba susurrar “Más solo que la una” o “Rematar la fáena” (siempre con acento en la ‘a’) para ganarnos a todos. Es probable que aquel ‘EDD’, visto hoy, nos decepcionara. Una vez hasta animaron a los espectadores a confeccionar el once con los futbolistas más feos de la Liga (Dertycia, Spasic…), cosa que hoy nos abochornaría si la hiciera ‘El chiringuito’. Pero en su momento fue un programa revolucionario, un hito generacional con un componente pedagógico. Un rito iniciático cada lunes, gracias al que muchos supimos del penalti de Panenka, aprendimos qué era la ‘folha’ seca o vimos regatear por primera vez a Garrincha. Aquel programa miraba al fútbol de otra manera. Miraba a la grada. Nos miraba a nosotros.

Tras el éxito en Canal+, Robinson se convirtió en estrella. Empezó a colaborar con la Cadena Ser, en ‘El larguero’ y ‘Carrusel deportivo’. Y se vinculó a otro icono generacional por excelencia: PC Fútbol. Cada otoño, decenas de miles de adictos bajaban al quiosco con la esperanza de verle, al fin, apadrinando una nueva versión del videojuego.

Al poco de bajarse en marcha de un espanto llamado ‘Maracaná 06’, Canal+ decidió -justicia poética- ponerle al frente de un proyecto que desde su mismo nacimiento se convirtió en sinónimo de calidad: ‘Informe Robinson’. Un programa de esos que, como ‘El día después’ en su momento, crean afición. O, para ser más precisos y ya de paso esquivar el tópico, que forman aficionados.

Robinson nos ha acompañado durante treinta años. ¿Cómo veremos el fútbol ahora?

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