Matías Biscay, siempre listo: el ladero de Gallardo y su invicto en River

Se sabe la importancia que tiene Marcelo Gallardo en el Mundo River. El exitoso entrenador deberá tener 48 horas de reposo, luego de la operación a la que fue sometido por cálculos renales en la clínica Los Arcos, del barrio porteño de Palermo. Aunque resta esperar su evolución, los médicos le recomendaron tranquilidad y lo más probable es que el domingo, ante Unión, en Santa Fe, en el banco de suplentes lo reemplace Matías Biscay, su amigo y mano derecha.

El calificado ayudante de campo, de 45 años, nacido en San Fernando, tiene un historial favorable al frente del Millonario: será la décima vez en ese rol, en el que no sufrió derrotas.

¿Cómo se conocieron? A fines de 1991. Alejandro Sabella decidió llevar al banco de la reserva de River a un adolescente de 15 años que aún jugaba en la octava división: Marcelo Gallardo hizo su debut al ingresar 15 minutos contra Platense en la cancha de Independiente, el 14 de diciembre de 1991. Inmediatamente, el Muñeco tuvo un aliado, un protector al que conocía desde los 13 años porque siempre se acercaba a mirar a la categoría '76 en la que se destacaba el joven de Merlo: Biscay, un amigo que, siendo dos años mayor, siempre lo cuidó.

"Poder trabajar con amigos es algo espectacular. Me acuerdo que cuando llegamos a Nacional, un periodista nos preguntó si éramos un grupo de amigos que iba a hacer una experiencia como si se tratara de un viaje de egresados. Cuando salimos campeones, le recordé lo que nos había preguntado aquella vez. Igual, está clarísimo: somos un grupos de amigos, pero con Marcelo, si no estás capacitado, no laburás; él quiere la excelencia", sentencia.

El debut de Biscay en el cargo provisorio fue en 2015: Gallardo llamó "sinvergüenza" al árbitro paraguayo Julio Quintana Rodríguez después del partido ante Juan Aurich, en la etapa de grupos de la Copa Libertadores, por lo que fue suspendido por dos fechas. En esa oportunidad, su ayudante tuvo que dirigir en el cruce ante los peruanos en el Monumental (1-1) y frente a Tigres, en Monterrey (2-2). Lo más recordado de aquellas época fue la comunicación a través de un handy que mantuvo el cuerpo técnico con el DT, que estuvo en un palco en la platea San Martín.

En la misma Copa Libertadores, Gallardo tuvo que ver la final del torneo desde la tribuna. Otra vez ante Tigres y otra vez con Quintana como árbitro. En el estadio Universitario, el Muñeco fue expulsado por protestar efusivamente contra el cuarto árbitro por una falta no cobrada sobre Sánchez. Biscay dirigió los 20 minutos restantes de ese partido y luego el 3-0 que le dio a River el esperadísimo título.

En 2016, el equipo se demoró en ingresar en la cancha en el partido ante Atlético de Rafaela por el torneo local: Ignacio Fernández se lesionó en la entrada en calor y fue reemplazado por Camilo Mayada. Esta situación motivó una salida tardía al campo de juego, por lo que Germán Delfino decidió expulsar al entrenador. El resultado fue 1-0 a favor de River, con un tanto de Andrés D'Alessandro.

Algo similar sucedió en la vuelta de los octavos de final de la Libertadores 2018, en un 3-0 sobre Racing, por otro ingreso tardío del equipo en una circunstancia anterior. Más adelante, le ocurrió ante Gremio, en las semifinales. En Brasil, no le permitieron ni ingresar al vestuario. Sin embargo, el Muñeco lo hizo de todas formas durante el entretiempo y logró cambiar la mentalidad del equipo para conseguir un 2-1, con el recordado penal marcado por Pity Martínez, señalado por el VAR.

La pena por la desobediencia fue en cuatro partidos: Gallardo se perdió los dos cruces ante Boca en la polémica final (2-2 y 3-1) de 2018, y los dos primeros partidos de la etapa de grupos de la Libertadores 2019, ante Alianza Lima (1-1) y Palestino (0-0). Por eso, tal vez, Gallardo no se preocupa. Sabe que tiene a un amigo detrás de su espalda, que siempre está al pie del cañón.