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Massa-Riquelme, la dupla que puede traerle otra derrota a Macri

Massa y Riquelme, y una relación cercana desde hace varios años

Las gestiones no parecen difíciles de confirmar porque son ya una jactancia en el Frente Renovador: Sergio Massa fue quien más hizo para conseguir que Juan Román Riquelme aceptara formar parte de la lista opositora que, dentro de dos domingos, le disputará la presidencia de Boca al candidato de Daniel Angelici, Christian Gribaudo. Y es cierto que la jugada tiene la estética del ex intendente de Tigre. "El Diez", como le dice su círculo de confianza, entretuvo a los operadores del presidente xeneize hasta el día anterior en que decidió sumarse al proyecto encabezado por Jorge Amor Ameal y Mario Pergolini. Horas antes de ese sablazo, quienes aspiran a la continuidad todavía seguían negociando con el jugador: un calco de la táctica de Massa en 2013, cuando abandonó el oficialismo para enfrentarse con Cristina Kirchner en las elecciones legislativas, y de la este año, volviendo al espacio de su mentora.

Tres fuentes del Frente Renovador ratificaron a este diario la presencia de su líder en las conversaciones. Que incluyeron la participación activa de empresarios de buena relación con el massismo y diálogo con integrantes de la hinchada xeneize, y no abandonarán la iniciativa hasta el domingo de las elecciones, día en que también se necesitarán recursos para el traslado de socios a las instalaciones del club. "A partir de ahora empiezan a jugar los aparatos", dijo a LA NACION un hombre muy cercano a Macri y a Boca. En el oficialismo admiten que el golpe no sólo sorprendió, sino que fue fuerte: suponen que Riquelme podría sumar entre 5000 y 7000 a los 10.000 votos que ya tendría la fórmula. Se aferran de todos modos a la posibilidad de que ellos puedan reunir una cantidad similar y que todo dependa en gran parte de la participación en las urnas, en general inferior al 40% del padrón, umbral cuyo incremento tendería a perjudicar al candidato de Angelici.

Riquelme le daría entre 5000 y 7000 votos a la fórmula Amor Ameal-Pergolini

Por ahora son castillos en el aire. Porque la inclusión de un ídolo en una lista representa en realidad una experiencia nueva. Es cierto que los referentes futbolísticos suman. Lo saben dirigentes de otros clubes como Rodolfo D'Onofrio, que en 2009 vio cómo se le escapaba la presidencia de River frente a Daniel Passarella: el domingo de la elección, mientras veían llegar glorias de club como Ramón Díaz, los operadores de D'Onofrio se percataron de la importancia de que Enzo Francescoli, a quien el candidato había prometido como manager del club, estuviera presente en las instalaciones. Ya era tarde: el uruguayo estaba jugando al golf y hubo socios que cambiaron de preferencia esa misma tarde. Perdieron por seis votos.

Massa es ahora hincha de Tigre, aunque quienes lo conocen de joven le endilgan cierta simpatía hacia San Lorenzo. Su paso por el deporte lo ubica más bien en el handball, disciplina en la que brilló como arquero en Villa Ballester. Activo en el universo del fútbol desde hace varios años, su estrategia se sustentó en dos elementos gravitantes. Primero, el vínculo de amistad que, por su condición de vecinos del mismo partido (Riquelme nació y vive en Don Torcuato) tuvo siempre con el Diez, a quien quiso en su momento llevar a Tigre. No es la primera vez, por otra parte, que trabaja para una campaña de Amor Ameal. Y en segundo lugar, la mala relación entre Riquelme y el entorno de Angelici, incluido Macri, cuyos confidentes han visto varias veces entusiasmarse en largas sobremesas contando anécdotas de la historia de Boca que acreditarían la indócil personalidad del jugador.

Esta trama contradice en realidad las pretensiones de Amor Ameal, cuyo eslogan de campaña venía siendo no llevar la política al club. Hace unos días, por ejemplo, Angelici le preguntó a Víctor Santa María, que acababa de decidir bajar la candidatura que tenía con el camporista Santiago Carreras como vice, si le daría respaldo la lista opositora: el líder del sindicato de los encargados de edificio le dijo que no. Pero es imposible imaginar al peronismo indiferente ante semejante oportunidad: una derrota de Gribaudo no sólo significaría terminar con 24 años de proyecto de Macri en Boca, sino la posibilidad de avanzar más allá del club, con gente propia en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). La entidad de Viamonte hará el 12 de diciembre la AFA su asamblea anual ordinaria: lo que haya ocurrido cuatro días antes en Boca determinará allí la presencia o no de aliados de Macri y el poder de Claudio Tapia, a quien hasta ahora venía sosteniendo el Gobierno y tiene mandato hasta 2021.

La conducción en la AFA es siempre apetecible. Los massistas dicen que, además de los Moyano o Tinelli, el propio jefe del Frente Renovador podría estar interesado.