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Lo último que necesita ahora Marc Márquez es que le metamos prisa

Repsol Honda Team's Spanish rider Marc Marquez rides during the third MotoGP free practice session of the Spanish Grand Prix at the Jerez racetrack in Jerez de la Frontera on July 18, 2020. (Photo by JAVIER SORIANO / AFP) (Photo by JAVIER SORIANO/AFP via Getty Images)
Photo by JAVIER SORIANO/AFP via Getty Images

El 3 de diciembre de 2020, nos llegaba la noticia de que Marc Márquez había pasado otra vez por quirófano para terminar de soldar su fractura en el húmero. Era su tercera operación en menos de cinco meses y todas las alarmas se dispararon. Aunque la idea era "acelerar el proceso de recuperación", a todos los aficionados se nos vino la cabeza la posibilidad de que esa recuperación no llegara, de que continuaran las operaciones y las decepciones y las recaídas y, así, el mejor piloto de los últimos quince años, el digno sucesor de Valentino Rossi en lo más alto de Moto GP, viera cómo su carrera se venía abajo con tan solo 27 años, como si fuera una estrella del rock.

Era una preocupación lógica y basada en el propio enfado y desesperación de Márquez. Desde su caída a mediados de julio en Jerez, en la primera carrera del nuevo calendario modificado del campeonato de 2020, la sensación de impotencia había sido tremenda. Primero, un intento fracasado de volver inmediatamente a las pistas con una placa en el hombro que no resistió los esfuerzos y agravó la lesión. Después, una nueva operación que le obligó a decir adiós a la temporada y, por último, justo cuando los demás pilotos empezaban a probar sus nuevas motos de cara al siguiente campeonato, una operación larguísima con pronóstico incierto.

Incluso cuando Márquez anunció que no iba a participar en las dos primeras carreras en Qatar y Doha, un escalofrío recorrió la espalda de más de uno: cuanto más retrasas un regreso, más difícil te es regresar. Sin embargo, la espera ha terminado y parece confirmado que Marc se subirá a su Honda este fin de semana en Estoril para disputar el Gran Premio de Portugal. Es comprensible que la primera reacción de todos sea mirar la clasificación, calcular cuántos puntos tiene que remontar para ser campeón del mundo por novena vez (séptima en Moto GP) y buscar en hemerotecas y páginas web cuántas veces se han dado remontadas de este tipo. Ahora bien, ¿es lo que necesita Marc Márquez ahora mismo?

Aunque una cosa sea la opinión pública y otra sea el entorno más cercano, es indudable que la primera suele influir en el segundo. Lo más probable es que a Marc le estén pidiendo ahora mismo tranquilidad, cuidado, recuperar sensaciones, volver a sentirse cómodo pilotando y compitiendo. Perder el posible miedo a nuevas caídas y más sobre ese hombro maltrecho. Hasta cierto punto, después de nueve meses sin disputar una carrera, volver a sentirse competitivo. El problema con esta clase de campeones es que su competitividad no tiene límites: como Marc empiece a ver que la moto funciona, volverá a cometer riesgos, volverá a derrapar en las curvas y volverá a adelantar por donde nadie más ve un hueco. Eso es lo que le hace un campeón, pero no puede convertirse en una exigencia.

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Si viéramos una versión más prudente de Márquez, no debería decepcionarnos. No sé hasta qué punto no sería preferible incluso que animáramos esa versión más prudente. Entiendo las prisas de los fanáticos por acumular más títulos y sobrepasar a Rossi cuanto antes, pero, insisto, hace cuatro meses no sabíamos si el chico iba a volver a subirse en una moto, ¿de verdad vamos a pedirle ahora que inicie una remontada apresurada e histórica o preferimos que vaya poco a poco y garantizarnos muchos años más de Márquez... sin por ello renunciar necesariamente al título de este año?

La temporada pasada fue tan rara, todo dio tantas vueltas hasta el triunfo final de Joan Mir, que no hay por qué pensar que este año la cosa tenga que ser distinta. Hablamos de una parrilla sin dominadores: Quartararo aún no lo es, Viñales ya es difícil que pueda serlo, Mir es un campeón de calculadora, con el mismo mérito que cualquier otro, pero no es un tipo que te vaya a dominar el campeonato de principio a fin. Márquez debería tener su oportunidad entre tantas dudas... ahora bien, es una oportunidad que le tiene que llegar, que no conviene ir a buscarla a cualquier precio.

Estas primeras carreras de Márquez hay que afrontarlas como un reencuentro lento y cariñoso. Volver a ver su número 93 en la pista, disfrutar de su velocidad y su técnica... y aceptar que, quizá, aún le queda un poco para ganar carreras. Eso, de entrada. Si luego resulta que lo que vemos es la marcianada de regresar tras casi un año y aun así pasarse a todos por la piedra como estaba haciendo en Jerez antes de su caída y se pone a ganar grandes premios uno tras otro, pues doble alegría que nos llevamos. El asunto no es renunciar a la victoria sino no exigirla. Son cuestiones diferentes y que afectarán sin duda a cómo afrontamos este fin de semana y los posteriores.

Marc Márquez ha vuelto, eso es lo importante. Tiene 17 grandes premios por delante, ni más ni menos, para que nos vayamos haciendo una idea de sus posibilidades. Las prisas no funcionaron cuando intentó quitarle a Stefan Bradl el título de Moto2 en 2011 pese a ver doble. Tampoco funcionaron al intentar volver el año pasado con una placa que no estaba bien soldada. Márquez ha hecho de pilotar al límite una forma de vida, pero ya no es un crío y quizá no sea el momento de tomar demasiados riesgos. Poco a poco, irá encontrando su lugar. Sea el que sea, el aficionado español estará ahí para celebrarlo.

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