Los magníficos Pumpas XV, ejemplo de inclusión

Joaquín Fernández nació con Síndrome de Down y tenía 8 años cuando en 2011 a Daniel, su papá, se le ocurrió transmitirle el rugby, su deporte, en su club de entonces, Banco Hipotecario. Un domingo a la tarde, Daniel hizo la convocatoria. Fueron sólo dos chicos: su hijo y otro más del club. Ese acto significó la piedra basal del rugby inclusivo, que más tarde se hizo cuerpo visible en Pumpas XV. Daniel cuenta hoy: "El rugby le dio a Joaquín mucha confianza en sí mismo y lo ayudó a sociabilizarse. También fue un puente a su independencia: él se va a bañar con el plantel superior cada sábado (ahora en Del Sur, el desprendimiento de Hipotecario), se queda en el tercer tiempo y me pide que lo deje solo. Cuando lo voy a buscar, me dice que se va más tarde con otro jugador".

Aquel kick-off de 2011 encontró años más tarde el encuadre competitivo en la modalidad Mixed Ability, en la que intervienen en un partido 6 o 7 jugadores con discapacidad intelectual y 8 o 9 facilitadores. Al primer Mundial, en 2015, en Inglaterra, concurrió un reducido grupo de argentinos que no llegaron a formar un equipo y, entonces, jugaron para Italia. Tras ese viaje, nació Pumpas XV, que es una mezcla de Pumas y Pampas, el equipo que agrupó los primeros pasos del alto rendimiento doméstico.

En 2017, Pumpas XV fue con dos equipos (60 personas) al Mundial celebrado en Vitoria, País Vasco. Volvió con la copa del mundo. Ahora, para defender el título entre el 7 y 12 de junio en Cork, Irlanda, la idea es llevar, además de Pumpas, a otros dos equipos: Maguilas XV (por Mixed Ability y Águilas, que es el seleccionado de Buenos Aires) y MARAS XV (por Mixed Ability Rugby Argentino), que estará compuesto por jugadores de ocho provincias. La delegación se estima que se estirará a 90 personas, de las cuales 60 tienen certificado de discapacidad. El torneo esta vez recibirá a 24 equipos.

Ha sido tan importante el rugby como herramienta de inclusión, que hoy existen en la Argentina 10 equipos: Dinos XV, en San Juan; Cuyis XV, en Mendoza; Inkas XV (también viaja por su cuenta a Cork) y Hualas XV, en Neuquén; Camarones XV, en Pinamar; Nales XV, en Tucumán; Yuchanes XV, en Salta; San Agustín, en Rosario y Del Sur y Casa de Padua, en Buenos Aires. También hay emprendimientos en Ecuador y en Chile.

Tanto movimiento necesitó una organización como ancla. El año pasado se creó la Fundación Argentina de Rugby Inclusivo (FARI), cuyo presidente es Daniel Fernández. También se instauró el premio Pumpa de Oro. En 2017 y 2018 lo ganó Martín Perego, el maravilloso capitán de Pumpas. Este año se lo llevó Matías Viacava, quien además protagonizó otro hecho formidable: recibió el CAP de su club, CUBA. Viacava jugó los dos Mundiales y él, su hermano Gonzalo (también con Síndrome de Down) y su familia son de los precursores del rugby inclusivo. CUBA, por su parte, ha crecido a partir de la experiencia de los Viacava. Marcos Ortiz de Rosas formó Premixed, que es una Intermedia, que también juega los sábados. Y convocó a Nicolás Liper, un chico con cuadriplejia, a entrenar una de las divisiones infantiles. El club, además, instauró el deporte inclusivo.

Pumpas está recaudando dinero para poder viajar al Mundial. También necesitan que desde el Estado les den una mano para excluir el 30% del dólar turista. Mientras, venden vinos y alfajores. Y en su página, www.pumpas.org, habilitaron una ventana para donar dinero online. Su función va más allá del deporte. Mediante acuerdos con establecimientos educativos los chicos realizaron cursos de informática (19 se recibieron) y están en la búsqueda de una carrera de educadores de rugby para personas con discapacidad intelectual que más adelante les permita trabajar.

Desde lo mejor del rugby ha surgido un movimiento inclusivo del cual todavía tenemos mucho por aprender.