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Los vecinos de Kiev se solidarizan con los hinchas ante los abusos de los hoteles

Trofeo de la Liga de Campeones que se jugarán Real Madrid y Liverpool. EFE/Jean-Christophe Bott
Trofeo de la Liga de Campeones que se jugarán Real Madrid y Liverpool. EFE/Jean-Christophe Bott

Nunca falla. Cuando hay un acontecimiento importante en una ciudad y es previsible que asista mucha gente de fuera, las tarifas de los alojamientos se disparan hasta situarse muy por encima de lo habitual. Es normal y hasta comprensible: los hoteles no dejan de ser un negocio y si hay una subida repentina de la demanda sin que haya posibilidad de que aumente la cantidad de oferta, la lógica económica dice que el precio sube.

Pero en Kiev quizás se les haya ido de las manos. La capital de Ucrania será la sede, el próximo 26 de mayo, de la final de la Liga de Campeones, en la que participan el Real Madrid español y el Liverpool inglés. Se prevé una afluencia masiva de seguidores de ambos equipos a una ciudad que, aunque es grande (su área metropolitana suma casi tres millones y medio de habitantes), no está en los circuitos turísticos habituales. Por ese motivo, los alojamientos están solicitando importes disparatados: navegando por páginas de reservas se pueden ver establecimientos que reclaman hasta 4.000 euros por dos noches, cuando en condiciones normales la misma habitación no costaría más de 80 euros.

Por si fuera poco, hay clientes que están denunciando que en su momento contrataron una cama a precios altos pero más razonables… y que ahora están viendo cómo les anulan sus reservas por los motivos más peregrinos. Sospechosos “cortes de electricidad y agua”, el repentino “ataque de un virus”, o simplemente cancelaciones sin previo aviso, sin motivo justificado y devolviendo el dinero pagado en su momento, son casos reales que se están encontrando los aficionados, que luego ven cómo los mismos hoteles vuelven a sacar al mercado las habitaciones por cantidades muy superiores.

Era de esperar que la situación enfureciera a los visitantes, pero sorprende más que los ciudadanos de Kiev también se hayan indignado por la mala imagen que tales prácticas transmiten de su país. Por eso, los kievitas se están organizando para ofrecer alojamiento gratuito en sus propias casas a los aficionados que no tengan dónde quedarse y no puedan permitirse pagar lo que piden en los hoteles. Existen ya grupos de Facebook y listas en las que apuntarse para ponerse en contacto directamente con anfitriones potenciales y pactar la estancia. Muchos dicen que no piden dinero: les basta una botella de vino y un rato de conversación.

La posibilidad habla muy bien del carácter generoso y altruista del pueblo eslavo y, además de un ahorro significativo, da a quien la quiera aprovechar la posibilidad de no solo disfrutar de toda una final europea, sino también de integrarse y conocer la cultura local, y quién sabe si hacer amigos a largo plazo. Otra opción que algunos han sugerido es la de ir sin hotel y, en lugar de dormir, pasarse toda la noche después de la final de fiesta por los bares de Kiev. Puede servir tanto para celebrar la victoria como para ahogar las penas en caso de derrota, pero hay que tener en cuenta que seguirle el ritmo a los europeos orientales con vodka de por medio no es tarea sencilla.

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