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Los latinos son los más afectados por el coronavirus, según los CDC

A Joe García le toman la temperatura y la frecuencia cardíaca antes de hacerse la prueba del coronavirus en junio, en Austin, Texas. (Sergio Flores/Reuters)
A Joe García le toman la temperatura y la frecuencia cardíaca antes de hacerse la prueba del coronavirus en junio, en Austin, Texas. (Sergio Flores/Reuters)

WASHINGTON - Las personas de color casi siempre sufren un impacto desproporcionadamente alto en las zonas más afectadas por el coronavirus, según reveló un estudio nuevo de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Al analizar 79 condados en 22 estados que cumplieron con las condiciones de punto caliente entre el 5 y el 18 de junio, los CDC encontraron que en el 96,2 % de ellos, los afroamericanos, latinos, nativos americanos y asiático-americanos tenían tasas de infección por coronavirus superiores a la media de la población.

El estudio confirma hallazgos anteriores sobre el vínculo entre la raza y la pandemia, que se ha cobrado la vida de más de 174 000 personas en Estados Unidos. Un estudio realizado en junio descubrió que los afroamericanos y los latinos representaban más de la mitad de todas las infecciones por coronavirus.

Este nuevo estudio indica que los latinos han sido los más afectados, siendo víctimas a tasas dispares en el 74,7 % de los 79 condados que reportaron datos raciales sobre la pandemia durante ese período en junio. En Carolina del Norte, por ejemplo, en los 18 condados que cumplieron con las condiciones de punto caliente de coronavirus durante ese período, los latinos representaron una cantidad desproporcionada de infecciones. De hecho, a finales de junio, los latinos eran casi la mitad de todos los casos de coronavirus en Carolina del Norte.

Vale aclarar que los CDC describen un “punto caliente” como un condado que alcanzó “umbrales algorítmicos respecto al número de casos nuevos y los cambios en la incidencia”, mientras que se consideró la existencia de “disparidades” cuando había una diferencia superior al 5 % entre la proporción de nuevas infecciones y la proporción de la población del condado de un grupo demográfico particular, o también si el ratio entre esas dos proporciones era mayor que 1,5.

Thom Tillis, un republicano que representa a Carolina del Norte en el Senado, dijo en julio que la “población hispana” del estado sufría altas tasas de infección debido a lo que describió como “una adherencia menos constante al distanciamiento social y el uso de mascarilla”. Esos comentarios generaron una gran repulsa. Lo mismo ocurrió con los del gobernador Ron DeSantis de Florida, quien dijo en junio que los trabajadores latinos eran responsables de la propagación porque, según sus propias palabras: “algunas de esas personas acuden a trabajar en autobuses escolares y van como sardinas en lata”.

El senador Thom Tillis, republicano por Carolina del Norte, hablando durante una audiencia del Comité Judicial del Senado en junio. (Erin Schaff/The New York Times vía AP, Pool)
El senador Thom Tillis, republicano por Carolina del Norte, hablando durante una audiencia del Comité Judicial del Senado en junio. (Erin Schaff/The New York Times vía AP, Pool)

Sin embargo, es mucho más probable que se deba a que los latinos trabajan en sectores considerados esenciales, como el procesamiento de alimentos y la construcción. Los latinos también tienen más probabilidades de vivir en hogares multigeneracionales que pueden representar un riesgo potencial para las personas mayores de contraer las infecciones que traen a casa los miembros más jóvenes de la familia.

El nuevo estudio de los CDC reconoce que “la discriminación y las desigualdades sociales de larga data pueden ser factores que aumentan el riesgo de enfermedades graves y muerte, como el acceso limitado a la atención médica, afecciones médicas subyacentes y niveles más elevados de exposición a la contaminación y los peligros ambientales”.

22 de los 79 condados considerados puntos calientes en el análisis de los CDC también reportaron un impacto desproporcionado en los afroamericanos. En esos mismos estados, las poblaciones asiático-americanas y nativas americanas se vieron afectadas con menos frecuencia en un grado desproporcionado. El estudio reconoció que, a pesar de que las tasas de infección han sido altas en las comunidades de color, en realidad podrían ser aún más altas porque “las diferencias en el acceso a las pruebas de COVID-19 podrían llevar a subestimar la prevalencia en algunas poblaciones raciales o étnicas subrepresentadas”.

Durante ese tiempo se clasificaron otros 126 condados como puntos calientes, pero estos no brindaron datos raciales suficientes.

Los legisladores han pedido a los CDC que publiquen datos específicos y detallados sobre el impacto de la pandemia según la raza. Ese esfuerzo se ha visto obstaculizado por la respuesta federal, que con frecuencia ha carecido de dirección. El problema se agrava por los reportes de discrepancias en todo el país. De hecho, al presidente Trump le han llovido las críticas por no centralizar la respuesta al coronavirus en la Casa Blanca.

El zar de las pruebas en la Casa Blanca, el almirante Brett Giroir, describió el problema con franqueza durante su testimonio en junio en el Capitolio. “No podemos desarrollar una estrategia nacional para llegar a los desatendidos, o saber cómo lo estamos haciendo, hasta que no tengamos los datos que nos indiquen si estamos llegando a ellos o no”, dijo en aquel momento.

El almirante Brett Giroir testificando en el Capitolio, en junio. (Kevin Dietsch/Pool vía Reuters)
El almirante Brett Giroir testificando en el Capitolio, en junio. (Kevin Dietsch/Pool vía Reuters)

Días antes, el Departamento de Salud y Servicios Humanos emitió una guía pidiendo a los laboratorios que informaran datos raciales y de otro tipo sobre las personas a las que les realizan la prueba del coronavirus. Sin embargo, la guía entró en vigencia a inicios de agosto, lo que explica en parte por qué los datos sobre los puntos calientes del coronavirus son incompletos.

Otro estudio de los CDC publicado el jueves analiza los “brotes de coronavirus en el lugar de trabajo” en Utah, entre el 6 de marzo y el 5 de junio. Concluye que “las desigualdades sociales sistémicas han dado como resultado la sobrerrepresentación de trabajadores hispanos y no blancos en trabajos de primera línea donde la exposición” al coronavirus “podría ser más alta”. Aconseja “vigilancia adicional” y “estrategias de mitigación”.

Los brotes en las plantas procesadoras de carne en el Medio Oeste también han afectado con frecuencia a los trabajadores latinos. A finales de abril, Trump firmó una orden ejecutiva que ordenaba a las plantas procesadoras de carne permanecer abiertas.

El Caucus Hispano del Congreso pidió a la administración Trump que emitiera e implementara estándares de seguridad para las personas que trabajan en dichas plantas. Muchos de ellos son latinos que viven en el país de manera ilegal y podrían mostrarse reacios a denunciar condiciones laborales inseguras o buscar atención médica. Eso también podría contribuir a que el virus se propague por la comunidad general.

Como expresó un partidario en el momento en que el Caucus Hispano hizo su solicitud, “el virus no pide papeles”.

Sin embargo, parece que como respuesta, la administración Trump ha dado un paso atrás en sus esfuerzos por legislar.

Alexander Nazaryan