Los entretelones del amistoso entre Argentina-Israel

A días de la final con el Sevilla, el 10 descansa ante el Celta; repasamos cómo dosificó su físico antes de las tres Copas del Mundo que disputó.
A días de la final con el Sevilla, el 10 descansa ante el Celta; repasamos cómo dosificó su físico antes de las tres Copas del Mundo que disputó.

Cuenta la historia que en las semanas previas al inicio del Mundial México 1986, la selección argentina vivía una crisis de identidad tan profunda que se especulaba día tras día, hora tras hora, que su técnico Carlos Salvador Bilardo iba a ser destituido. Es más, estando ya en tierras aztecas se daba por hecho que el “golpe de estado” era inminente.

Días antes, la Albiceleste, había estado en Israel donde goleó al seleccionado local por 7 a 2. Ese hecho fue tomado como una cábala que se extendió a las previas de los mundiales sucesivos, teniendo en cuenta que finalmente Argentina levantó el título de campeón del mencionado Mundial. Luego fueron en la previa de Italia 90, USA 94 y la última vez fue antes de Francia 98.

Trazando un cuadro similar con el momento actual, teniendo en cuenta la poca confianza que reina en el país respecto a lo que pueda suceder en Rusia, los dirigidos por Sampaoli van por la misma “cábala” en la previa del arribo a Rusia.

Argentina volverá a la Tierra Santa para enfrentar a Israel. Pero lo que podría tomarse como una cuestión normal (todas las selecciones participantes disputarán de aquí al inicio del Mundial partidos de preparación), se mediatiza debido a los pormenores de la organización.

El empresario israelí Danny Benaim, de estrecha relación con Jorge Messi, padre del capitán albiceleste (lo conoció en 2013 cuando el Barcelona viajó a Israel como parte de una gira organizada por el Centro Shimon Péres para la Paz), es quien se hace cargo del espectáculo que se llevará a cabo en el estadio Sammy Ofer de la bella ciudad norteña de Haifa, dejando de lado el habitual estadio de Ramat Gan (el más grande del país) e inclusive el Teddy Ollek, donde hace las veces de local Beitar Jerusalén, propuesto por el primer ministro Benjamín Netanyahu como parte de los festejos del 70 aniversario de la creación del Estado de Israel.

A partir de ahí surgió una relación que incluyó un pedido del padre del futbolista al empresario para que pueda visitar el Muro de los Lamentos de manera privada. La respuesta de Benaim fue directa: “La única manera de que Messi pase desapercibido sería si se hace una cirugía estética”.

¿Pero cuáles son los particulares entretelones del acuerdo? La selección argentina contará con un cura propio que les ofrecerá una misa en la ciudad de Jerusalén.

La Asociación del Fútbol Argentino cobrará 2 millones de dólares, entre 80 a 90 habitaciones en un hotel de lujo, lugar de entrenamiento privado y un chárter que los lleve desde Barcelona a Israel y de ahí directo a Rusia.

Un negocio redondo para todos, porque no cabe duda de que la sola presencia de Messi y su selección provocará que no sólo los propios israelíes sino también la enorme mayoría de argentinos que viven en el país se movilicen masivamente para ver el partido, sumado a las empresas que seguramente lucharán por ser parte del auspicio del evento.

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