Lionel Messi, en su mejor versión de capitán

Que no cantaba el himno. Que no tenía la personalidad para asumir el rol de capitán. Que no gana nada con la selección. Que nunca jugó con la Celeste y Blanca como lo hace en el Barcelona.

Críticas al que es considerado por muchos como el mejor del mundo. ¿Críticas con fundamento? Definitivamente no.

¿Cómo poner en duda a un jugador con casi 700 goles en su carrera, con premios y títulos por doquier?

Pero claro, los exitistas evalúan sus antecedentes en la selección mayor, con la que no pudo ganar nada, pero con la que llegó a dos finales de Copas América y a una del Mundial. ¿Eso es poco? Definitivamente no.

Este martes, en el Mineirao de Belo Horizonte, Lionel Messi demostró que no hay nada para criticarle. La nimiedad de reclamarle cuando no cantaba el himno quedó en el olvido. El coraje que mostró en cada jugada, en cada pelota que trabó y en cada ataque lo redime de cualquier juicio injusto y ridículo en su contra. Esta vez el palo y el gran portero llamado Alisson le negaron el grito de gol.

Messi se graduó de capitán también fuera de la cancha, donde con un análisis crudo y real sacó a relucir su sentimiento de frustración, tanto por la derrota deportiva como la derrota moral por los horrores de la “no participación” del VAR.

Pero no todo queda ahí. Messi habló del orgullo de liderar a esta nueva generación, de su satisfacción de estar junto a ellos y de su disposición para seguir buscando lo que tanto se le niega: alzar un título con su Argentina.

La revancha está cerca, sólo queda un año para la Copa América 2020. Allí estará Lionel Messi luciendo una vez más la cinta de capitán, la que merece, la que honra y de la que se siente muy orgulloso.