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Lionel Messi se va de Barcelona: "el perfil rebelde", el gran cambio que develó en los últimos años

Gestos de rebeldía pública, de oposición, de rechazo. Hasta el año 2014, a Lionel Messi se le desconocían. De ahí en adelante, el astro del fútbol mundial se vio envuelto en varios focos en los que antes no aparecía ni por asomo. Lo último, seguramente una de las noticias de mayor relevancia del deporte mundial en los últimos años, es la traumática salida de Barcelona que todavía aguarda por un desenlace.

El lunes la entidad culé regresó a los entrenamientos y Messi volvió a ausentarse, tal cual había sucedido el domingo cuando se realizaron los tests de coronavirus. Los rumores indican que Jorge, el padre del futbolista, estaría esta semana en la ciudad condal para reunirse con el presidente Josep Maria Bartomeu, el principal apuntado por el hartazgo del jugador. La expectación es máxima.

Lo cierto es que de un tiempo a esta parte apareció otro Messi, ese que siempre llevó bien en alto la bandera argentina, y si se quiere más 'maradoneano'. Una sucesión de datos llevan a recopilar una serie de momentos que no tenían acostumbrado al público. Se sabe: pocas veces se le había escuchado un reproche ni se le había visto un gesto de fastidio.

El primero de ellos sucedió en 2014, apenas en el comienzo del Mundial que pondría a la Argentina en la final contra Alemania. En la antesala, sorprendió que Alejandro Sabella eligiera un esquema con cinco defensores (5-3-2) para afrontar el debut frente a Bosnia y Herzegovina. En el entretiempo se sugirió una modificación de idea y sonaron algunas voces. La más fuerte, la que más retumbó, fue la de Messi en la conferencia de prensa posterior al éxito 2-1: "Somos Argentina, no tenemos que fijarnos en el rival". El rosarino se mostró firme y con una seguridad gigante en su mirada. A partir de ahí se produjo un cambio sustancial en el equipo.

Ya en junio de 2016, casi siempre ajeno a las polémicas, esa vez sorprendió con un llamativo mensaje que apareció en su cuenta oficial de Instagram (@leomessi). "Una vez más esperando en un avión para intentar salir al destino. ¡Qué desastre son los de AFA por Dios!", publicó al pie de una foto en la que apareció un 'enojado' Sergio Agüero. En viaje a Nueva York, donde la Argentina jugaría la final de la Copa América, Leo no dudó en mostrar su molestia y lanzó un sorprendente dardo contra la AFA.

En la semana en la que celebraba sus 29 años, en la antesala de la final, Messi trató de bajarle los decibeles a su posteo, aunque no ocultó su fastidio. "Hace tiempo que vienen pasando cosas y nunca decimos nada. Me molestó que volviera a pasar lo mismo: el retraso de volver a esperar el avión. No es momento de regalar nada. A pesar de todo llegamos a la final. Pedimos sólo lo mínimo: viajar bien, descansar", dijo.

Tras la caída contra Chile por penales, el crack albiceleste dio un paso al costado. "Lo primero que se me viene a la cabeza, y que pensaba recién en el vestuario, es que ya está, que se terminó para mí la selección. Son cuatro finales, no es para mí. Lo busqué, no se me dio, pero creo que ya está", sostuvo. Finalmente la decisión estuvo más cercana a una pausa, porque Messi volvió a vestir la camiseta del seleccionado.

El cierre de 2016, también, encontró a Messi parado en una sala de prensa en San Juan liderando a los 26 integrantes de un plantel que acababa de superar 3-0 a Colombia. "No vamos a hablar más con la prensa. Recibimos muchas acusaciones, muchas faltas de respeto y nunca dijimos nada, pero lo que le hicieron a Lavezzi es muy grave", dijo. La referencia era por un tweet del periodista Gabriel Anello, de Radio Mitre, que acusaba al delantero de haber cometido un acto de indisciplina dentro de la concentración.

En marzo de 2017, al término de un partido frente a Chile, por las eliminatorias para el Mundial de Rusia, en tiempos de Edgardo Bauza como entrenador, Messi insultó en la cara al árbitro asistente brasileño Emerson Augusto do Carvalho. La FIFA lo sancionó de oficio con cuatro fechas, y luego le quitó la pena.

La Copa América de Brasil 2019 encontró a Messi apuntando contra la Conmebol, los arbitrajes y hasta se trenzó en la cancha con Gary Medel.De tan enojado que estaba, el número 10 ni siquiera asistió a la ceremonia de entrega de premios por el tercer puesto.

Tras la expulsión contra Chile, el capitán argentino subió la apuesta en sus dardos a la Conmebol. Si tras la semifinal ante Brasil había dicho que a través del VAR se "cobraban boludeces", un puñado de horas después apuntó directamente a la integridad de los dirigentes de la Conmebol: "No fui (a la entrega de medallas) por un poco de todo. No quería ser parte de esta corrupción, fue una falta de respeto. Repito lo de la corrupción, no se permite que la gente disfrute del fútbol. Quizá esto fue mandado, me pasaron una factura". Tras eso, la Conmebol lo castigó con tres meses de suspensión y una multa de US$ 50 mil. Una curiosidad que dejó esa Copa América: después de la agresión mutua con Medel, Messi fue expulsado apenas por segunda vez en el seleccionado mayor. En su partido inaugural con la camiseta albiceleste, con Hungría en 2005, la Pulga había visto la tarjeta roja.

En noviembre del año pasado, tras purgar la pena, el capitán argentino mandó a callar al entrenador brasileño Tite en un amistoso. ¿El motivo? Luego de una fuerte infracción de Messi a un futbolista rival, el DT del Scratch salió de su corralito reclamando la tarjeta amarilla para el símbolo albiceleste. Otro entredicho similar tuvo en diciembre de 2019 con Vicente Moreno, por entonces técnico de Mallorca.

Tras ese compromiso contra Brasil, lo que parecía un amistoso entre varios jugadores que siempre se ven las caras en el viejo continente, dejó de serlo en el cierre de los primeros 45 minutos del enfrentamiento entre la Argentina y Uruguay, en Tel Aviv. El argentino se mostró en una actitud desafiante ante Edinson Cavani, previo a un tiro libre a favor del rosarino. Antes de irse a los vestuarios también tuvieron un entrevero. El uruguayo pareció invitar al pelear a Messi y éste no se quedó atrás y le respondió: "Cuando quieras".

Ahora, Messi no seguirá en Barcelona. El desgaste de la estrella con la comisión directiva que preside Bartomeu fue progresivo. El jugador acumuló malestar por una gestión que no daba cumplimiento a su mayor deseo: armar fuertes proyectos futbolísticos para seguir ganando títulos. El hartazgo encontró un límite. Y llegó el famoso burofax.

Messi acumuló cansancio. Tras la eliminación en las semifinales de la Supercopa de España ante Atlético de Madrid, la destitución de Ernesto Valverde tomó por sorpresa al argentino, que se sentía a gusto con el entrenador. Luego no encontró química con Quique Setién. Para agravar la situación, la Pulga tenía rechazo por los modos de Eder Sarabia, ayudante del DT, a quien le hizo un gesto de desplante durante la pausa de refresco en un partido.

Eric Abidal, compañero de Messi en sus primeros tiempos en Barcelona, resultó otro foco de conflicto. El francés regresó a la estructura del club como secretario técnico y la sintonía no fue la misma, sobre todo cuando justificó la salida de Valverde en lo poco que se estaban entrenando los jugadores. El ídolo máximo del club blaugrana lo desafió: "Que dé nombres".

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