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Las lágrimas de Lucas, las lágrimas de todos

Lucas Moura celebra uno de sus tres goles en el triunfo de Tottenahm ante Ajax. (Photo by Erwin Spek/Soccrates/Getty Images)
Lucas Moura celebra uno de sus tres goles en el triunfo de Tottenahm ante Ajax. (Photo by Erwin Spek/Soccrates/Getty Images)

Acabamos de vivir una semana histórica. Tal vez parezca una frase hecha, de esas que hemos leído y escuchado por doquier. Pero es la realidad, no hay que buscarle palabritas difíciles ni ahondar en un análisis que se caen de maduro. Lo que nos ofrecieron Liverpool, Barcelona, Ajax y Tottenham quedará grabado a fuego en la memoria de quienes amamos este bendito deporte llamado fútbol.

Hay dos finalistas, dos ganadores. Hay otros dos que quedaron en el camino. Y utilizando otra de las expresiones populares, ganaron todos, por más que tanto en Amsterdam como en Barcelona el clima no sea precisamente de fiesta.

El fútbol nos ofrece esto: diversión, emoción, pasión, adrenalina, fanatismo, alegrías y tristezas, lágrimas y sonrisas casi en la misma proporción.

Pero el fútbol también ofrece un condimento (que sin caer en facilismo de la mala utilización del término ni que mucho menos se tome como una ofensa o pecado) llamado “revancha”.

Eso sucedió con Lucas Moura, el futbolista brasileño que llegó al Tottenham en busca de encontrar la suya y que ayer se convirtió en una leyenda viva del club londinense.

Moura hizo historia, Moura fue el protagonista de otra hazaña imborrable, Moura le dio al mismo tiempo vida a un sueño que parecía imposible de transformarse en realidad por parte del Tottenham y sepultura al gran anhelo de los fanáticos del Ajax que estaban a punto de pegar el grito triunfal.

Moura vivió “su” noche y no escondió su emoción cuando en la zona mixta del estadio uno de los periodistas presentes tuvo la fantástica idea de mostrarle los goles en su teléfono celular.

Tottenham está en la final de la Champions League en un gran porcentaje gracias a sus tres goles y gracias al tesón, perseverancia y convencimiento de un equipo que jamás bajó los brazos y que tuvo su merecido premio.

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