Las animadoras de la NBA revelan una cultura de “lavado de cerebro”, salarios injustos y trastornos alimenticios durante décadas

Animadoras de la NBA, de izquierda a derecha: Sydney Sorenson, del Utah Jazz; Chenise Johnson, del Orlando Magic; Alanna Sarabia, del San Antonio Spurs; Chenelle Young, del Utah Jazz; Madison Murray, del Phoenix Suns; Kathryn Dunn, del Dallas Mavericks; Ana Ogbueze, del Charlotte Hornets; Lisa Murray, del Golden State Warriors, y Lauren Herington, del Milwaukee Bucks. (Collage: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)

De todos los recuerdos que Lauren Herington conserva sobre su año como animadora en la NBA, la historia del trastero fue la que más le impactó. “Mi entrenadora me hacía sentarme allí antes de los partidos para que reflexionara sobre si estaba haciendo todo lo posible para adelgazar”, recordó Lauren, quien fue animadora de los Milwaukee Bucks desde 2013 hasta 2014, en una entrevista con Yahoo Vida y Estilo. “Básicamente, era como castigar a un niño”.

Cuando su entrenadora pensó que su peso era “cuestionable”, le pidió a la animadora que se pusiera su ajustado uniforme para realizar una “prueba de movimientos” frente al equipo, contó Lauren. “Se acercó y me agarró la carne bajo el trasero y en un costado de mi barriga”, recordó Lauren, de 18 años. “Me dijo: ‘Pierde 2,5 kilos para mañana y estarás bien’”.

Aunque es la primera vez que Lauren se sincera en este medio sobre las diferentes formas de acoso que sufrió a manos de su entrenadora, a pesar de que los Bucks le afirmaron a Yahoo Vida y Estilo que se toman todas las acusaciones “muy en serio” pero que “no encontraron pruebas que demostraran dichas afirmaciones”, la nativa de Illinois ya se había expresado en otros escenarios. En 2015 presentó una demanda colectiva contra los Milwaukee Bucks, alegando que las animadoras, después de cubrir los costos de las rutinas de belleza que se requerían como la manicura y el bronceado, recibían un pago de tan solo 3 o 4 dólares la hora, según una entrevista con su abogado.

Los Bucks, un equipo que generó ese año 87 millones de ingresos, “negaron enérgicamente” los reclamos pero acordaron resolverlos, pagando un total de $250.000 dólares en salarios no remunerados a aproximadamente 40 animadoras. En aquel momento Lauren habló abiertamente con la prensa para explicarles cómo las restricciones de peso la llevaron a “deshidratarse y pasar hambre” para poder usar el uniforme, y cómo tuvo que trabajar de camarera en Ruby Tuesday para poder pagar las facturas.

Su historia, tanto en aquel momento como ahora, representa un marcado contraste con la imagen que muestran las animadoras de la NBA, unas 20 chicas por equipo que parecen derrochar encanto y belleza sin mucho esfuerzo. Estas atletas de élite, por derecho propio, se pavonean durante el descanso en la cancha con el valor y el equilibrio de un conjunto de Broadway. Aparecen en Instagram con lentejuelas y en Facebook elevando sus piernas.

Son fuertes pero refinadas y tienen una sonrisa permanente. Sin embargo, al igual que las demandas que han presentado las animadoras de la NFL en los últimos meses, el relato de Lauren sugiere que detrás de ese entorno alegre podría esconderse algo más oscuro. Las demandas de las animadoras de la NFL, precedidas por varias exposiciones del New York Times sobre el tema, citan reclamos de sueldos injustos, discriminación de género y acoso sexual.

Si bien es demasiado pronto para conocer el impacto que esas demandas tendrán en la NFL, su simple existencia es monumental y señala un cambio cultural importante. Lo mismo ocurre con muchas otras historias contadas a Yahoo Vida y Estilo, que entrevistó a 15 mujeres que han animado los partidos de la NBA, desde 1997 hasta 2018.

Lo que descubrimos a través de estas historias personales, en las que jóvenes talentosas y ambiciosas contaron cómo las obligaban a perder peso, les pagaban por partido menos que lo que costaba una sola entrada y que, en general, se aprovechaban de ellas en una liga que valía cientos de miles de millones de dólares, fue que las reclamaciones de Lauren no eran la excepción.

Eran solo la punta del iceberg.

Foto: Getty Images; Gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo
Foto: Getty Images; Gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo

“Un deporte estadounidense”

Para comprender las historias de estas mujeres, es importante echar un vistazo al gigante deportivo que las emplea. La National Basketball Association, una liga que se remonta a 1949, tiene un poder monumental: con 450 jugadores y 30 equipos, cada uno de ellos valorados en más de 1 mil millones de dólares a partir de 2018, es uno de los imperios deportivos más lucrativos de todos los tiempos.

En parte gracias a superestrellas como LeBron James y Steph Curry, así como a una postura progresista sobre el género y la raza, la liga se ha ganado un círculo de seguidores que crece cada año. Solo en 2017, los más de 1 200 partidos de la liga atrajeron a más de mil millones de televidentes, 21 millón de asistentes y celebridades en primera fila en todo el país. De hecho, el club de fans ha aumentado tanto que los analistas han empezado a predecir que la NBA pronto eclipsará al club de fans de la NFL, quedándose con el codiciado apodo del “deporte estadounidense”.

Y las animadoras de la NBA también desempeñan un rol muy importante, lo reconozca o no la gente.

La llegada de los equipos de animadoras a las canchas a finales de la década de 1970 contribuyó a convertir los partidos de la NBA de meros eventos deportivos a todo un “espectáculo”, un término acuñado por Jerry Buss, el propietario de los Lakers, quien introdujo por primera vez la idea de las animadoras. “Mi padre comprendió desde el inicio que la clave para lograr que los Lakers fueran atractivos era conjugar deporte y entretenimiento”, escribió la hija de Buss, Jeanie, en su libro de 2010, “Laker Girl”. “Después de 31 años, el espectáculo continúa”.

Sin embargo, si eres animadora de la NBA, todo depende de tu perspectiva, la cual se empieza a formar en el momento en el que haces una audición para obtener un codiciado puesto en algún equipo.

Aunque los detalles varían, los componentes principales son los mismos: una prueba completa de varios días con rutinas de baile coreografiadas, entrevistas en persona y una evaluación de la condición física, que es un elemento vital en la decisión sobre la entrada de una animadora al equipo. De ahí el atuendo de la audición: trajes muy ajustados que a menudo parecen bikinis.

La escena de la audición, que se puede vislumbrar en fotos y vídeos desde hace una década hasta los más recientes de este año, es impresionante, con cientos de mujeres bailando en perfecta armonía mientras los jueces observan y toman notas.

Las que están en el equipo pero no tienen la “apariencia” que buscan, son descartadas de inmediato.

Madison Murray fue animadora de los Phoenix Suns desde 2012 hasta 2015. (Imagen: Cortesía de Madison Murray; Gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)
Madison Murray fue animadora de los Phoenix Suns desde 2012 hasta 2015. (Imagen: Cortesía de Madison Murray; Gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)

“La noche en la que entré al equipo, la dirección me llamó a un lado para decirme que les preocupaba mi peso”, contó Alanna Sarabia, quien fue animadora de los San Antonio Spurs desde 2011 hasta 2012, el año en que los Spurs decidieron disolver su equipo de animación, optando por una alternativa más “familiar”. “Nos dieron cajas de uniformes del año anterior, y si yo usaba una talla 6, pero la chica anterior llevaba una talla 2 o una 4, ese era tu uniforme, así que buena suerte”.

Madison Murray, quien fue animadora de los Phoenix Suns desde 2012 hasta 2015, compartió una historia similar. “Justo después de que entré al equipo me dijeron que tenía que perder 4,5 kilos”, comentó. “Probablemente era más débil de lo que debía haber sido, pero aun así te consume. Nunca me sentí bien del todo”.

En aquel momento, hacía poco tiempo que Madison estaba en Phoenix, después de haber reservado un vuelo de ida desde Salt Lake City, donde había sido animadora del Utah Jazz. Allí su peso había sido un problema constante y esperaba tener una experiencia diferente con los Suns, dijo. En cambio, descubrió que la fijación con el peso entre los equipos de animación de la NBA era la norma.

Fue mi sueño durante 15 años, así que lo tenía en un pedestal”, comentó Madison sobre ser animadora de la NBA. “Sabía que requeriría mucho trabajo duro, y eso nunca me asustó, pero nunca supe cuánto me costaría en términos de confianza. Eso fue muy difícil. Una vez que tienes un puesto, quieres hacer todo lo posible para mantenerlo. Pero todo tiene un costo, fue una etapa difícil”.

“Definitivamente, diría que tuve un trastorno alimenticio”

Por supuesto, todas las mujeres que entrevistamos no estaban marcadas por haber tenido problemas con su cuerpo apenas entraron a los equipos.

Teníamos controles de peso, el entrenador nos evaluaba y repasaba todo, desde el cabello hasta el maquillaje y el contorno del cuerpo, nos miraba de arriba y abajo”, contó Ana Ogbueze, quien fue animadora de los Charlotte Hornets, antes Charlotte Bobcats, desde 2004 hasta 2008. “Porque a menudo, el contorno del cuerpo que tienes en la audición es el que tienes que conservar”.

Ana, quien se había motivado a probar suerte inspirada en Paula Abdul, una de las Laker Girls originales, presentada por Jerry Buss, reconoce que se sintió confundida por los requisitos, incluidos los registros obligatorios de alimentos. “Yo decía, ‘Maldición, ¿tengo que escribir todo lo que como?’”, recordó. “Pensaba, ‘no quiero escribir esto porque no quiero que piensen que me alimento mal’”. Sin embargo, Ana contó que su entrenador le explicó que era simplemente para que fuera consciente de lo que comía, para que pudiese mejorar si era necesario. “Nunca sentí la necesidad de morirme de hambre”, dijo Ana.

Muchas mujeres coincidieron en que la vergüenza que sentían de su cuerpo dependía de su entrenador, lo que significa que algunas tuvieron suerte si solo contaban con reglas para adelgazar.

“Sé que algunas de mis compañeras hacían dietas, pero era más por ellas mismas, nuestros entrenadores nos apoyaban”, comentó Michelle Caputo, quien fue animadora de los New York Knicks desde 2005 hasta 2011, y ahora es propietaria de un estudio de danza que colabora con el equipo de los Knicks. Una animadora actual de los Detroit Pistons coincide con esta idea: “Mi entrenador no nos presiona así”, dijo la animadora, quien no quiso revelar su nombre. Chenise Johnson, animadora del Orlando Magic desde 2017 hasta 2018, también comparte ese criterio: “Dicen que si estás dentro del peso, está bien. Solo quieren asegurarse de que luzcas lo mejor posible”.

Sin embargo, aquellas animadoras que nunca se sintieron presionadas por ser más delgadas o que nunca presenciaron este tipo de presión con sus compañeras, fueron la excepción entre las mujeres que entrevistó Yahoo Vida y Estilo. La gran mayoría se enfrentó a controles de peso regulares, evaluaciones de grasa corporal o ambos procesos. Nueve mujeres mencionaron una práctica llamada “período de prueba de peso corporal” o “advertencia de peso”, en la que sentaban a las animadoras en la banca si aparentaban tener unos cuantos kilos por encima de su “peso objetivo”. Esto, en particular, llevó a varias animadoras a recurrir a métodos peligrosos.

Sydney Sorenson fue animadora en el Utah Jazz desde 2009 hasta 2012. (Imagen: Cortesía de Sydney Sorenson; Gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)
Sydney Sorenson fue animadora en el Utah Jazz desde 2009 hasta 2012. (Imagen: Cortesía de Sydney Sorenson; Gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)

“Nos pesaban cada mes, eso es lo que más me molestaba”, contó Sydney Sorenson, quien fue animadora del Utah Jazz desde 2009 hasta 2012. “Así que la semana del control de peso, recurría a diversos métodos para adelgazar, como no comer nada sólido en una semana. Un año nos pesaron después del Día de Acción de Gracias, y una joven aumentó de peso y no pudo actuar”, recordó. “Sin dudas, diría que tuve un trastorno de la alimentación, sobre todo el año pasado”. Madison, de los Suns, confirmó que también desarrolló un trastorno alimenticio.

Mis compañeras de equipo tomaban laxantes con regularidad antes de las presentaciones para poder comer con normalidad y seguir teniendo la imagen que les exigían”, le contó a Yahoo Vida y Estilo una animadora de Los Ángeles Clippers desde 2011 hasta 2012, quien prefirió que no se revelase su nombre debido a su trabajo. “Lo hice varias veces porque era común, lo cual es muy triste. Pero parecía muy normal”.

Kathryn Dunn, quien fue animadora de los Dallas Mavericks desde 2013 hasta 2016, recuerda un incidente particularmente inquietante que involucró a una novata que “entró con otra chica del equipo y se desmayó en el baño porque había vomitado la comida”.

“¿Quién decide que las mujeres con una talla normal no pueden animar un partido?”

Varias mujeres afirmaron que la obsesión con la imagen corporal en la NBA las motivó a elegir una carrera como entrenadora o nutricionista, con el objetivo de detener la perpetuación de esa imagen corporal insana. “Uno de mis principales objetivos es empoderar a las mujeres sobre su cuerpo”, dijo Chenelle Young, quien fue animadora del Utah Jazz desde 2010 hasta 2013 y desde entonces ha estado dirigiendo el equipo internacional de la NBA, que viaja a los partidos en Europa. “No creo que todos piensen que una mujer que pese 40 kilos es sexy. Así que no entiendo por qué la NBA cree que todas deben ser así”.

Lisa Murray, quien fue animadora de los Golden State Warriors desde 2010 hasta 2014, y después ayudó a elaborar una legislación en California para garantizar el salario mínimo de las animadoras, cree que enfocarse en la imagen es “incómodo” y está pasado de moda. “¿Por qué al pasar del mundo universitario al baile profesional tenemos que usar trajes de baño y someternos a audiciones ‘estilo desfile’?”, se pregunta Lisa. “¿Quién decide que las mujeres con una talla normal no pueden animar un partido? Esta fue idea de un hombre y se ha mantenido activa porque los hombres están en una posición de poder”.

Sin embargo, varias mujeres consideraron que las restricciones corporales eran comunes en el mundo del baile. “Para mí, es la naturaleza del juego”, dijo Kierra Douglas, quien fue animadora de los Atlanta Hawks desde 2011 hasta 2012. “Sabes, estás en bikini frente a miles de fanáticos y de cierta forma eres la cara de la organización. Tú los representas a ellos y a la marca y, obviamente, quieres lucir lo mejor posible”.

De los 14 equipos a los que contactó Yahoo Vida y Estilo, 13 no quisieron hacer comentarios sobre las limitaciones corporales estrictas que mencionan las animadoras.

Un portavoz de los Dallas Mavericks, un equipo en el que una investigación interna reveló en septiembre que existe acoso sexual “desde hace casi 20 años”, aprovechó la oportunidad y le comentó a Yahoo Vida y Estilo que “hace varios años”, el equipo eliminó las “prácticas obsoletas de la industria de la imagen” con respecto al peso. “En una versión anterior de nuestro contrato se incluía una cláusula que mencionaba una política de peso. Esta política estipulaba que las animadoras debían permanecer dentro de un límite de 2,5 kilos más o menos de su peso ideal”, decía la declaración. “Conceptos de imagen como este prevalecían y eran antiguamente aceptados en la industria; pero en los Mavs ya no se aplican”.

La declaración también explica que el equipo intenta “dar el ejemplo” mediante la modernización de sus estándares. “Esa política es inconsistente con nuestros valores fundamentales y la eliminamos de nuestros contratos”, decía la declaración. “Si la ‘apariencia’ de la industria era importante en el pasado, hemos cambiado esa concepción para mejor. La apariencia ahora versa sobre la diversidad, el arte del baile y la habilidad y el rendimiento de las animadoras”.

“El salario era para echar gasolina, si alcanzaba”

Si bien las tácticas para avergonzar a las mujeres por su cuerpo que al parecer usan muchos equipos de animadoras de la NBA son preocupantes, las historias de las bailarinas sugieren que la compensación es aún peor. Tres mujeres recordaron que les pagaron 50 dólares por juego; una de ellas dijo que se llevó a casa 65 dólares. Otras tres dijeron que ganaban solo 25 dólares por práctica y una afirmó que ella y sus compañeras de equipo no recibían ningún pago por las prácticas. Para analizar la situación en perspectiva, basta saber que el precio medio de un solo billete de entrada a los partidos de la NBA durante la temporada 2012-2013, el primer año en que se mencionó este salario, fue de 50 dólares; el precio medio de un billete durante la temporada 2018-2019 ha subido a 78 dólares. Y un estadio tiene como promedio unos 18.966 asientos.

Además de la baja remuneración, más de la mitad de las mujeres dijeron haber visto o leído la siguiente frase en su contrato: “Es un trabajo a media jornada con dedicación a tiempo completo”. Aunque ese concepto podría normalizarse, lo que describe, al menos en ciertos casos, podría considerarse ilegal. Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, los empleados deben recibir al menos el salario mínimo por “todas las horas trabajadas”, lo que para las bailarinas profesionales significa incluso calentamientos, prácticas y actuaciones en eventos de caridad. Ninguno de los 14 equipos que Yahoo Vida y Estilo contactó brindó información sobre los salarios de las animadoras, pero varios portavoces afirmaron que ellos “tratan a sus empleados con respeto y en conformidad con la ley”, palabras del portavoz de Bucks, Barry Baum.

“Cuando dicen un compromiso a tiempo completo con un salario a tiempo parcial, lo están diciendo en serio”, apuntó Ana Ogbueze de los Hornets, quien compaginó su carrera universitaria con la animación. Stephanie Hettchen, quien fue animadora del Miami Heat de 2010 a 2014, no lo consideró un problema. “Estaba reflejado en nuestro contrato: era un trabajo a tiempo parcial con un compromiso a tiempo completo. Sabías que ese era tu sueño, y que ganar visibilidad no significaba ganar más dinero”, explicó. “Es una oportunidad para abrirte puertas, sobre todo en Miami”.

Ana Ogbueze fue animadora de los Charlotte Hornets desde 2004 hasta 2008. (Imagen: Cortesía de Ana Ogbueze; gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)
Ana Ogbueze fue animadora de los Charlotte Hornets desde 2004 hasta 2008. (Imagen: Cortesía de Ana Ogbueze; gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)

Solo una de las 15 mujeres entrevistadas, Kierra Douglas, en aquel momento comprometida y ahora casada con el jugador de la NFL Harry Douglas, dijo que el salario era suficiente para vivir. Tres animadoras se rieron abiertamente de la idea de que podrían sobrevivir únicamente con lo que les pagaba la NBA, y dos describieron el salario como “dinero para echar gasolina”. Cinco dijeron que entendían que el salario era proporcional al trabajo, una contó que en muchos casos habían estado entrenando durante décadas para vencer a cientos de candidatas en lo que resultó ser solo un “pasatiempo”. Todas, excepto una, tenían al menos dos trabajos; aunque en algunos casos incluso tres.

Quizá la persona más indicada para hablar sobre el salario de las animadoras es Lauren Herington, la única bailarina que ha interpuesto una demanda para que la NBA le pague más. Pero incluso así, es probable que el acuerdo de $250.000 dólares dividido entre aproximadamente 40 animadoras no fuera suficiente para compensar lo que invirtieron en su trabajo en el equipo.

Según el libro de reglas de los Milwaukee Bucks, que Lauren compartió con Yahoo Vida y Estilo, las animadoras “deben cumplir con todos los estándares de imagen establecidos por el entrenador”. Según Lauren, eso podría significar que a una mujer de cabello corto se le exija ponerse extensiones, y, según el libro de reglas, que visite la “peluquería exclusiva MBD”. Según Mane Society, un centro de estilistas, las extensiones de cabello pueden costar entre $200 y $3.000 dólares.

Había una chica con la que practicaba que tenía que ponerse extensiones, le costaban unos $600 dólares y había veces que decía: ‘No tengo dinero para ir al supermercado, literalmente’”, contó Lauren. “Las requerían, y hubo un par de veces en las que solo le quedaban una o dos en la cabeza, algo horrible, y ni siquiera nos reíamos porque sabíamos que no podía permitirse el lujo de ponerse unas nuevas… Después de las horas dedicadas al bronceado, el cabello y las uñas… nuestro salario se reduce a unos 3 o 4 dólares por hora”.

Aunque los Bucks son el único equipo sobre el que se ha hablado públicamente respecto al tema del salario, en realidad no es el único equipo que han mencionado las animadoras que paga por debajo del salario mínimo.

“¿Fue suficiente para llegar a fin de mes? Ni por asomo”, contó Madison Murray sobre el tiempo que pasó con los Phoenix Suns. “Esa fue una de las partes más difíciles. Si las chicas estaban bien, era porque sus padres las financiaban. Yo me autofinanciaba, así que tenía tres trabajos. Me levantaba a las 4 de la mañana y trabajaba hasta las 11:30 de la noche”.

Chenise Johnson, quien fue animadora de los Orlando Magic el año pasado, dice que los novatos comienzan cobrando 10 dólares por hora y luego obtienen un aumento de 1 dólar cada año. Solo para hacernos una idea, The Magic obtuvo en 2018 unos ingresos de 211 millones de dólares. “Si esperas el brillo y el glamur y piensas: ‘Están a punto de pagarme’, te sentirás muy decepcionada”, afirmó Chenise. “Las chicas que se quedan, lo hacen porque lo aman. El salario, obviamente, no es muy alto”.

Algunas de las bailarinas que se han incorporado hace poco, como Chenise, parecen más dispuestas a aceptar esos salarios bajos, a pesar de que la NBA ha recaudado millones mientras ellas representaban a esos equipos. Una animadora actual de los Detroit Pistons confesó a condición de que no se revelara su nombre, que estaba complacida con el salario, aunque mencionó que para mantenerse en el equipo tenía otro trabajo a tiempo completo.

En realidad creo que nos pagan bastante bien, 15 dólares por hora”, afirmó la bailarina. “Creo que es suficiente porque no lo hacemos solo por dinero. Lo estamos haciendo por la experiencia y la visibilidad, para poder ampliar nuestros horizontes y hacer cosas diferentes”. En la actualidad los Pistons están valorados en unos $1.100 millones de dólares y el año pasado generaron unos ingresos de $221 millones.

Lauren Herington fue animadora en los Milwaukee Bucks de 2013 a 2014. (Foto: Cortesía de Lauren Herington; Gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)
Lauren Herington fue animadora en los Milwaukee Bucks de 2013 a 2014. (Foto: Cortesía de Lauren Herington; Gráfico: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)

Además de lo que dijeron las animadoras sobre los salarios inquietantemente bajos, tres describieron un libro de reglas que les exigía que actuaran de forma gratuita en eventos de caridad durante todo el año. Una de ellas fue Kathryn Dunn, de los Dallas Mavericks.

En respuesta, los Mavericks enviaron una declaración a Yahoo Vida y Estilo en la que negaron la idea de que era obligatorio actuar de forma gratuita, pero reconocieron que a veces no pagaban a las animadoras. En el comunicado se puede leer: “ahora se paga a las animadoras por todo el tiempo que trabajan. Es posible que antes las bailarinas no hubieran recibido compensación por las apariciones o ensayos voluntarios para el juego, pero hoy les pagamos todos los ensayos obligatorios, el tiempo de preparación y para vestirse antes de cada aparición asignada, las apariciones en el juego y en otros eventos, incluidos los de beneficencia, las entrevistas aprobadas y ciertos viajes fuera del área metropolitana de Dallas-Fort Worth. Además, a las animadoras se les ofrece comida gratis antes del juego”.

Ninguno de los 14 equipos que contactamos negaron las reclamaciones salariales de las bailarinas; muchos ofrecieron una declaración que describía la estructura de pago como legal. (Puedes leer las declaraciones completas de los equipos aquí).

Los directivos de la NBA se negaron a realizar comentarios sobre el tema de los salarios, pero enviaron la siguiente declaración a través del portavoz de la NBA, Mike Bass: “Las animadoras del equipo son miembros valiosos de la familia de la NBA. Trabajamos con nuestros equipos para asegurarnos de que cumplan con las leyes sobre salarios y condiciones de trabajo para todos los empleados, y que se les proporcione espacios de trabajo seguros, respetuosos y acogedores”.

“Te han lavado el cerebro para hacerte creer que has alcanzado la cima del éxito”

Entonces, ¿por qué las mujeres decidieron quedarse y no luchar por cambiar sus condiciones de trabajo? Es mucho más complicado de lo que parece y sienta sus raíces en un fenómeno denominado “segregación ocupacional”, según explicó Yasemin Besen-Cassino, autora de El costo de ser una niña: Trabajadoras adolescentes y el origen de la brecha salarial de género, sorprendentemente evidente cuando se comparan los ingresos de los jugadores masculinos de la NBA, “una ocupación típicamente masculina” y las bailarinas de la NBA, “una ocupación femenina”, apuntó.

“Cuando un empleo ha sido catalogado como ‘femenino’, se paga menos. Este tipo de ocupación de género es uno de los factores más importantes que contribuyen a la brecha salarial”, le explicó Besen-Cassino a Yahoo Vida y Estilo. “Para comprender por qué las mujeres aceptan empleos de baja remuneración, es importante reconocer que durante mucho tiempo trasladamos la carga de este problema a las propias víctimas”. Además, “las investigaciones anteriores demuestran que es probable que cuando las mujeres negocien, no tengan éxito y luego afecten sus evaluaciones: es menos probable que las perciban como jugadores del equipo o profesionales valiosos. Ese sesgo suele hacer que sea menos probable que pidan un aumento”.

Muchas de las animadoras hicieron referencia a que se pasaron décadas soñando en conseguir ese trabajo y entrenaron desde que tenían 5 años. Casi todas hablaron sobre los cientos de mujeres o incluso más que se presentaban en las audiciones y sabían que la cantidad de bailarinas que compiten por ese trabajo podía ser usado en su contra.

Más de una mujer mencionó sentirse engañada, y dijo que los entrenadores persuadieron a las animadoras a aceptar las malas condiciones con el pretexto de que tenían suerte de estar allí. “Todo comienza desde cuando eres una niña. Realmente quieres ser animadora y ser una mujer exitosa, pero cuando finalmente lo consigues, descubres que eres fácilmente reemplazable”, contó Kathryn Dunn, animadora de los Dallas Mavericks. “Te piden que hagas apariciones gratuitas y te pagan 15 dólares por las prácticas, pero lo explican diciendo: ‘Si no quieres hacerlo, tenemos cientos de chicas dispuestas a ocupar tu lugar. Así que estas jóvenes se quedan atrapadas pensando: ‘Si no bailo, ¿qué más voy a hacer?’ Te lavan el cerebro para hacerte creer que has alcanzado la cima del éxito”.

Kathryn no fue la única que calificó las tácticas que usa la NBA como manipulación.

“Básicamente, sentimos que son nuestros propietarios”, dijo Sydney Sorenson, animadora de los Utah Jazz, quien afirma que la obligaron a abandonar el equipo porque pasó demasiado tiempo en otras audiciones. “Presenté mi solicitud de desempleo porque se suponía que debía terminar la temporada y necesitaba el dinero para estudiar. No tenía problemas con que me hubieran echado porque necesitaba reparar muchas cosas, necesitaba reparar mi cuerpo y estaba en un lugar extraño. Esa era mi identidad, así que me sentí sobrepasada y me estrellé. Necesitaba reconstruirme, aunque pueda parecer tonto, pero tuvo un gran efecto en mí”.

Casi todas las animadoras, ya fueran felices o no durante el tiempo que pasaron en el equipo, hicieron alusión a las amistades que habían entablado. “Todavía sigo en contacto con muchas de las chicas… acudí a algunas de sus bodas”, contó Alanna Sarabia, quien fue animadora de los San Antonio Spurs. “Serán los mejores recuerdos de mi vida”, afirmó Stephanie Hettchen, quien bailó para el Miami Heat. “Una de las chicas fue dama de honor en mi boda”, agregó Kierra Douglas, animadora de los Atlanta Hawks. “Es como una hermandad, una hermandad de mujeres. Construyes amistades que duran para siempre”.

Kierra Douglas fue animadora de los Atlanta Hawks de 2011 a 2012. (Foto: Cortesía de Kierra Douglas; Gráficos: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)
Kierra Douglas fue animadora de los Atlanta Hawks de 2011 a 2012. (Foto: Cortesía de Kierra Douglas; Gráficos: Quinn Lemmers para Yahoo Vida y Estilo)

Lisa Murray, quien fue animadora de los Golden State Warriors, considera que estas afirmaciones son irrelevantes. “Es maravilloso que las personas hayan entablado relaciones duraderas, pero eso no niega el hecho de que a las mujeres se les debe pagar un salario digno”, afirmó. “Este es un ejemplo perfecto de cómo las mujeres socavan su valor en el puesto de trabajo. Si realmente fuera una hermandad, no estaríamos dándole la espalda a las mujeres que se han levantado y han hablado sobre cómo las avergonzaron, discriminaron o pagaron injustamente… A las mujeres se les ha lavado el cerebro para que piensen que esta [cultura] es apropiada. Es exasperante”.

Para Lauren Herington, quien dejó de bailar por completo, no es difícil entender por qué las mujeres se quedan. “Es como una relación de violencia doméstica, te da un poco de vergüenza”, explicó. “Realmente no quieres hablar de eso, y también piensas que es una situación normal”.

¿Hay bailarinas que no creen que las cosas deben cambiar? Por supuesto. Pero es probable que en la época en que vivimos esas voces sean acalladas por otras voces más fuertes, voces de personas como Lisa Murray, que están hartas de lo que sucede y no quieren quedarse tranquilas hasta que las cosas cambien.

Te pagan como a un trabajador poco calificado, pero realizas un trabajo de alto estatus”, dijo Lisa. “¿Cuándo se les ha pagado a los embajadores de una organización el salario mínimo de un trabajador?” Ella espera que algún día las animadoras formen un sindicato que les permita luchar por sus derechos. A raíz de las múltiples demandas de las animadoras de la NFL este año, no es difícil imaginar que el cambio se encuentra a la vuelta de la esquina. “Las cosas podrían mejorar, de seguro”, concluyó Chenelle Young, quien fue animadora del Utah Jazz. “Es 2018, es hora de que salgamos a la luz”.

Abby Haglage

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