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Se mete directo ‘en la boca del lobo’ al robar en una playa de policías

En Catania (Sicilia) hay una playa que lleva por nombre ‘Lido del Carabiniere’. La elección de referirse a este espacio de arena frente al mar de esta manera y no cualquier otra no es casual. Se trata de una zona de la costa siciliana frecuentada habitualmente por miembros de este cuerpo policial italiano. Algo que no debió tener muy en cuenta el detenido hace unos días en el lugar tras intentar robar una mochila dejada allí por un bañista. La rápida intervención de un agente acabó y un amigo con él en la comandancia dando explicaciones.

Se cuela en una playa de Catania (Sicilia) a robar y resulta que había elegido la de los carabinieri: le pillaron. (Foto: Fabrizio Villa/Getty Images)
Se cuela en una playa de Catania (Sicilia) a robar y resulta que había elegido la de los carabinieri: le pillaron. (Foto: Fabrizio Villa/Getty Images)

En Il Corriere della Sera el cronista de tan singular intento de robo fantasea con la posibilidad de que la historia podría parecer sacada de una novela de Andrea Camilleri –quién sabe si de estar vivo el escritor no habría acabado usando este suceso para una nueva novela de su comisario Salvo Montalbano–. Sin embargo, y aunque pueda parecerlo, no es ficción, sino algo que ha ocurrido en el mundo real.

El protagonista es Massimiliano Longhitano, un hombre de 39 años que hace unos días entró en la mencionada playa con un claro objetivo: robar. Estudió el terreno y localizó a su víctima. Allí divisó, entre sombrillas y tumbonas, la mochila aparcada de un bañista que probablemente estaba en el agua refrescándose y decidió atacar.

Su problema es que, rodeado como estaba de carabinieri en traje de baño, no se percató de que se había metido él solo en la boca del loco y su acción delictiva tenía todas las papeletas para naufragar. Así fue. Uno de de los bañistas de profesión agente del mencionado cuerpo se dio cuenta de sus intenciones y lo interceptó con la rapidez de reacción que da el oficio. Hay que añadir que no lo detuvo solo, sino que le ayudó un amigo miembro de la Guardia Costera.

Atrapado el ladrón, llamaron a la patrulla policial encargada de la zona y el detenido fue llevado a comisaría. Allí esperó en el calabozo hasta que le comunicaron que lo suyo sería un juicio rápido. Acusado de ‘intento de robo agravado’, el juez de la audiencia estipuló que su castigo debía ser el de acudir dos veces al día la sede de los Carabinieri, en el barrio de Catania conocido como Librino.

Durante un tiempo que no ha sido aclarado por Il Corriere della Sera, Longhitano debe personarse en el lugar estipulado dos veces cada día para reportarse y firmar ante los carabinieri.

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