La última mofa de Khabib a McGregor en el combate del morbo interminable

Para bien o para mal, la historia del deporte brinda episodios que engrandecen o afean a las leyendas. Cuando esos episodios no pasan desapercibidos, sus protagonistas se convierten en vox populi de manera irremediable. El combate entre Khabib Nurmagomedov y Conor McGregor está condenado a formar parte de la memoria colectiva durante décadas porque hubo un ingrediente tan criticable -y sancionable- como cautivador: el morbo.

Morbo porque cuando las aguas deberían haber vuelto a su cauce, el ruso volvió a recordar a McGregor quien fue el vencedor.

Khabib Nurmagomedov y Conor McGregor inmortalizaron un combate para la historia. Getty Images.
Khabib Nurmagomedov y Conor McGregor inmortalizaron un combate para la historia. Getty Images.

Y lo hizo portando la mofa por bandera a pesar de no haber cobrado el dinero que le corresponde por el combate (2 millones de dólares) por comenzar una batalla campal.

Morbo por el pesaje, momento en que el todopoderoso Dana White, el presidente de la UFC, disfrutó como un niño.

Por el cruce de declaraciones previo al compromiso, donde ‘The Notorious’ no se escondió tras la botella de whisky que le patrocina tras afirmar que el padre y entrenador del actual campeón mundial del peso ligero de la UFC, Abdulmanap Nurmagomedov, es un “cobarde tembloroso” por no acabar con la vida de Ramzan Kadyrov, líder de la República de Chechenia y antiguo enemigo en el campo de batalla. El ahora político es un ferviente admirador de Khabib y coincidió con Abdulmanap en varias ocasiones.

Khabib Nurmagomedov celebra su victoria en Makhachkala, República de Daguestán, Rusia. Foto: Getty Images.
Khabib Nurmagomedov celebra su victoria en Makhachkala, República de Daguestán, Rusia. Foto: Getty Images.

A muchos les pareció osado aquel comentario dirigido a un padre que además de ser exmilitar de la Unión Soviética, fue capaz de poner a su hijo a luchar contra un oso a los nueve años de edad. A Khabib, más que osado, aquello le pareció una falta de respeto.

“Éste es un deporte de respeto. No es un deporte para hablar basura… no quiero que la gente hable basura de sus oponentes, de su padre, de su religión. No puedes hablar de religión. No puedes hablar de nación”, señaló Khabib en la corta conferencia de prensa tras la morbosa rendición del gigante irlandés en Las Vegas. Fiel a su estilo, el archiduque de la palabrería por antonomasia calentó la cita y eso la dotó de más quilates todavía. Morbo total.

Momento en que Conor McGregor sucumbe ante Khabib Nurmagomedov. Getty Images.
Momento en que Conor McGregor sucumbe ante Khabib Nurmagomedov. Getty Images.

Y tras la defensa de su título, Khabib pecó de macho de la estepa rusa antes incluso de volver a abrazar el cinturón que le pertenece, saltó del octógono para arremeter contra miembros del equipo de McGregor y volaron los puñetazos. La batalla campal dio la vuelta al mundo, y la gente de a pié todavía está digiriendo el morbo gastrointestinal de este episodio que cambió la excelencia del deporte por una riña de gallos de barrio.

Cuando todos pensamos que ya no había lugar para más morbos apareció de nuevo Khabib, el mismo que quería cambiar el deporte, el que pretendía que reinara el respeto siempre que se estuviera fuera del octógono, el que perdió los papeles y podría ser sancionado; el que recibió una reprimenda anunciada: la de su padre. Escuchar a semejante animal de las artes marciales mixtas decir que su progenitor le iba a pegar por el lío en la tribuna es surrealista. Pero al artífice de la creación de este luchador hasta ahora invencible, su propio hijo se le va de las manos.

Abdulmanap Nurmagomedov, padre y entrenador de Khabib durante una rueda de prensa. Getty Images.
Abdulmanap Nurmagomedov, padre y entrenador de Khabib durante una rueda de prensa. Getty Images.

“Creo que para Khabib las mayores sanciones serán de mi parte. Voy a darle una reprimenda severa. Le avisé. Para mí lo más importante es la disciplina. Puedes hacer lo que quieras en el octágono, pero ahí hay una barrera que les separa de los civiles, de lo niños, de las mujeres. Fuera del octágono debe reinar la paz”, señaló Abdulmanap en una entrevista en el canal de televisión ruso, Ruptly, después de que no pudiera viajar para ver el combate por problemas con el visado.

Parece que el primer campeón ruso en ganar un título de la UFC todavía no se cruzó con su padre porque sigue avivando el fuego como si ya estuviera pensando en los millones de la revancha. Se trata del morbo post combate en las redes sociales. El día después de la resaca de su victoria, publicó en Instagram tres fotos en las que aparecía sonriente y donde volvió a señalar a McGregor.

“Te dije que el 6 de octubre yo diría todo. ¿O pensaste que no te iba a ganar?

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We lost the match but won the battle. The war goes on.

A post shared by Conor McGregor Official (@thenotoriousmma) on Oct 8, 2018 at 5:38am PDT

Es entonces cuando vimos a un ‘The Notorious’ desconocido, con ansias de venganza pero con una foto que evidenció su desánimo.

“Perdimos la contienda pero ganamos la batalla. La guerra continúa”.

Como también continúan las consecuencias por la pérdida de los cabales de Khabib. Los dos millones de dólares que debería haber cobrado se encuentran requisados hasta que se determine cuál será su sanción económica. También podría sufrir una larga sanción que le impida pelear durante un tiempo.

No te pierdas a Khabib Nurmagomedov luchando contra un oso: