La sensibilidad colchonera con el Real Madrid que no existe al revés, como evidencia Marcos Llorente

Soccer Football - Club World Cup - Final - Real Madrid v Al Ain - Zayed Sports City Stadium, Abu Dhabi, United Arab Emirates - December 22, 2018  Real Madrid's Marcos Llorente celebrates scoring their second goal with Dani Carvajal         REUTERS/Suhaib Salem
REUTERS/Suhaib Salem

Marcos Llorente está a horas de convertirse en jugador del Atlético de Madrid. 40 millones tendrán la culpa, lo que le convertirá en el traspaso más caro de un equipo al otro jamás realizado. Hasta este verano, era el traspaso de Theo Hernández, por 24 millones de euros, el que tenía ese honor, un fichaje que rompió el pacto de no agresión entre los dos clubes de la capital española, que en realidad parece que sólo tenía validez en una dirección.

Y es que la afición colchonera siempre se ha mostrado muy sentida con todo jugador que hubiera pasado por sus filas y acabara —o pretendiera acabar— en las del Real Madrid. Ya no hablamos de un traspaso entre clubes, para lo cual —hasta el de Theo— tenemos que remontarnos al año 2000, cuando Santiago Solari fichó por los blancos tras el descenso del Atlético de Madrid a segunda división. Sino de jugadores que, tras años fuera de la entidad rojiblanca, decidieron dirigir sus carreras al Santiago Bernabéu.

El caso de Thibaut Courtois este año es el más latente. El belga, tras cuatro temporadas en el Chelsea, decidió fichar por el Real Madrid tras ser nombrado mejor jugador del Mundial de Rusia. En el Wanda Metropolitano armaron poco menos que un motín. Se entendió la decisión de Courtois como una traición en toda regla, incluso más aún porque el exportero colchonero es uno de los agraciados con una estrella en el paseo de la fama del nuevo estadio —pues disputó más de 100 partidos con la camiseta del equipo, único criterio necesario para conseguir ese honor. Huelga decir que en su regreso al Metropolitano, con el escudo blanco en el pecho, se le insultó como quizás nunca se le había insultado en su vida sobre un campo de fútbol.

Soccer Football - Champions League - Round of 16 Second Leg - Real Madrid v Ajax Amsterdam - Santiago Bernabeu, Madrid, Spain - March 5, 2019  Real Madrid's Thibaut Courtois reacts  REUTERS/Susana Vera
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Antes fueron los casos de Theo o del propio Solari los que dieron que hablar, por no remontarnos al de Hugo Sánchez en 1985, que tuvo que utilizar a los Pumas de la UNAM como club puente pues el Atlético de Madrid se negó a negociar con el Real Madrid directamente.

Esa rabia contenida, ese apego a sus jugadores, que ha limitado en varios casos las carreras de los propios futbolistas —el Kun Agüero o Falcao tuvieron que buscar otras metas ante la imposibilidad de fichar por el Real Madrid tras destacar en el Manzanares—, es algo que en el Real Madrid simplemente no existe.

Llorente, canterano de pro, de familia más madridista que el color blanco, vestirá la camiseta rojiblanca durante el próximo lustro, y seguramente habrá muy pocos madridistas que le piten cuando juegue en el Bernabéu el año que viene.

Lo mismo ocurrió antes con el trágicamente desaparecido José Antonio Reyes, que tras un año feliz en el Real Madrid, fichó por el Atlético. O con Juanfran, canterano blanco que pasar por Osasuna se convirtió a la fé colchonera para acabar siendo uno de sus héroes, o con José Manuel Jurado, otro talentoso canterano blanco que se fue a brillar al antiguo Vicente Calderón.

Ni que decir del caso de Álvaro Morata, que dejó la Casa Blanca para triunfar en el Chelsea, y hastiado de Londres volvió a Madrid 18 meses, pero al eterno rival.

Ninguno de estos jugadores son considerados persona non-grata en el Real Madrid, al contrario, a la mayoría se le recuerda con mucho cariño, como se pudo comprobar con el gesto que tuvo Florentino Pérez tras el fallecimiento de Reyes, al fichar a su hijo mayor para que pasara a formar parte de la cantera madridista.

VALENCIA, SPAIN - MAY 18: Rodrigo Hernandez (L) of Atletico de Madrid competes for the ball with Raphael Dwamena of Levante UD during the La Liga match between Levante UD and Club Atletico de Madrid at Ciutat de Valencia on May 18, 2019 in Valencia, Spain. (Photo by David Aliaga/MB Media/Getty Images)
David Aliaga/MB Media/Getty Images

A buen seguro, el recibimiento de Marcos Llorente en el Bernabéu el año que viene será parecido al de estos otros casos, algo que sería totalmente diferente si el Real Madrid hubiera querido intentar los fichajes de digamos Rodrigo Hernández o Antoine Griezmann.

De haberse dado uno de esos casos, los jugadores hubieran sido tachados de proscritos en el club colchonero, vilipendiados cada vez que hubieran pisado el Wanda Metropolitano, y su historia en el club hubiera sido borrada de cuajo.

El inminente traspaso de Marcos Llorente al club colchonero es prueba irrefutable que ese odio intrínseco que se profesa desde el club colchonero al club merengue, no es para nada recíproco, y que los jugadores blancos siempre podrán continuar sus carreras en el Atlético de Madrid —siempre y cuando las condiciones del traspaso se den de manera beneficiosa para todas las partes, claro está.

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