La rebelión de las japonesas contra el tacón obligatorio en el trabajo salta de Twitter al Ministerio de Trabajo

La lucha feminista en Japón ha dado un paso más después de que varias activistas lograsen reunirse con miembros del Ministerio de Trabajo nipón para hacerles llegar su petición de que se deje de exigir a las mujeres llevar tacones altos en sus puestos de trabajo. Una iniciativa que cuenta con miles de apoyos y que ha dado el salto desde las redes sociales al Gobierno.

El #KuToo, el movimiento contra la obligatoriedad de los tacones altos en el trabajo en Japón, ha llegado al Ministerio de Trabajo. (Foto: Getty Images)
El #KuToo, el movimiento contra la obligatoriedad de los tacones altos en el trabajo en Japón, ha llegado al Ministerio de Trabajo. (Foto: Getty Images)

Todo comenzó con la protesta de la actriz y escritora Yumi Ishikawa, quien a principios de año se quejó en Twitter de esta tiranía del tacón tras ser consciente de que era algo que se les exigía a las empleadas de hotel y darse cuenta de que no era la única profesión en el que era un requisito incuestionable para las mujeres.

Ha sido ella quien ha lanzado una campaña a través de dicha red social que cada vez cuenta con más seguidores y denunciantes agrupados bajo un hashtag #KuToo, que responde a un juego de palabras y hace referencia al #MeToo, como señalan en la BBC. El movimiento juega con dos términos en japonés. Por un lado, kutsu, que significa zapatos. Por otro, kutsuu, palabra usada para referirse al dolor. La asociación es evidente.

La iniciativa ha tenido una buena acogida en Japón hasta el punto de que han hecho tanto ruido que han logrado llegar hasta el Gobierno a través del Ministerio de Trabajo. Tras la reunión, que ha tenido lugar esta semana, Ishikawa declaró a los medios presentes que, efectivamente, se había producido y en ella habían presentado “una solicitud para que se prohíba, por considerar discriminación y acoso sexual que los empleadores obliguen a las mujeres a usar tacones”.

Sobre el encuentro, la actriz lo valoró positivamente ya que su interlocutora fue una mujer y “simpatizaba con nuestra petición”. Sobre las posibilidades que puede tener su iniciativa, asegura que la persona con la que se vieron les dijo que “era la primera vez que una solicitud de este tipo llegaba al Ministerio; es el primer paso”.

Pero Japón no es el único lugar del mundo en el que esto ocurre. A comienzos de esta semana en Yahoo nos hacíamos eco del acto de rebeldía de una joven de Barcelona que se negó a acudir con zapatos a su graduación y cómo hace unas semanas, en Cannes, una periodista era interceptada por no llevar tacones. Por raro que parezca en pleno siglo XXI, sigue ocurriendo.

En eldiario.es recuerdan el caso no tan lejano de Nicola Thorp, en el Reino Unido, que en mayo de 2016 fue enviada a casa tras acudir a su primer día de trabajo como recepcionista con un zapato que no cumplía con el requisito de tener un tacón de entre cinco y diez centímetros. Lo ocurrido, tras el apoyo que recibió con la recogida de 150.000 firmas, llegó a servir para crear una comisión de diputados. Descubrieron que el de recepcionista no era el único puesto en el que se requerían los tacones, pero no cambiaron la legislación.