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El arma nuclear que Trump asegura tener y "nadie ha visto nunca": ¿realmente existe?

Entre las revelaciones que el presidente Donald Trump hizo en entrevistas con el periodista Bob Woodward –además de aquella en la que reconoce que minimizó deliberadamente y con conocimiento la amenaza letal de la pandemia de covid-19– figura una que, es de suponer, se originó en la intención de Trump de ostentarse como el líder máximo en materia de armamento a escala global.

Estados Unidos ciertamente es la mayor potencia militar del mundo, pero recientemente desarrollos de Rusia y China, por ejemplo en el campo de las armas hipersónicas, le han recortado terreno a la supremacía estadounidense y podrían implicarle retos importantes en caso de desatarse conflictos.

Un misil Trident II D5 es lanzado en un ejercicio desde el submarino estadounidense USS Nebraska. Ese misil puede portar ojivas nucleares estratégicas W76, de enorme poder destructivo, o las menos poderosas W76-2, una variante táctica de esa arma atómica. (Reuters)
Un misil Trident II D5 es lanzado en un ejercicio desde el submarino estadounidense USS Nebraska. Ese misil puede portar ojivas nucleares estratégicas W76, de enorme poder destructivo, o las menos poderosas W76-2, una variante táctica de esa arma atómica. (Reuters)

En ese contexto, Trump le dijo a Woodward con petulancia que él –en realidad el Pentágono– ha creado una arma nuclear inusitada.

“Yo he construido un sistema de armas nucleares que nunca nadie ha visto antes en este país. Tenemos cosas que nunca has visto, de las que no has oído hablar. Tenemos cosas de las que Putin o Xi [los presidentes de Rusia y China] nunca han escuchado antes. No hay nadie… lo que tenemos es increíble”, dijo Trump de acuerdo a The Washington Post, que publicó extractos de esas entrevistas que son parte del libro ‘Rage’ (Ira) de Woodward.

Pero, ¿qué arma nuclear sería esa a la que alude Trump? ¿Realmente existe y es algo radicalmente nuevo?

Como se comenta en Popular Mechanics, el desarrollo de una nueva arma nuclear es un proceso que dura años y por ello es altamente improbable que eso pueda ser conseguido desde cero en el periodo que lleva Trump en la presidencia.

Eso con el añadido de que el gobierno federal, se indica, no ha anunciado que esté desarrollando, ni siquiera que haya solicitado presupuesto al respecto, para una nueva arma nuclear.

Por ello, se afirma, lo que menciona Trump como “su arma” es presumiblemente la adaptación de la cabeza nuclear W76 en una versión de menor poder atómico, conocida como la W76-2.

Las cabezas nucleares W-76 fueron inicialmente desarrolladas por Estados Unidos en la década de 1970 para ser colocadas en misiles Trident a bordo de submarinos. De acuerdo a Popular Mechanics, la W76 tiene una potencia explosiva de 100 kilotones y cada misil Trident porta cuatro o cinco cabezas nucleares, por lo que un solo misil puede producir una devastación equivalente a 30 veces el poder destructivo de la bomba atómica que destruyó Hiroshima.

Y si se considera que EEUU cuenta, de acuerdo a la citada revista, con una flota de 12 submarinos nucleares equipados cada uno con 20 misiles Trident provistos de cabezas W76, la capacidad destructiva de ese arsenal es inmensa y aterradora. En caso de un conflicto nuclear, un solo submarino podría arrasar decenas de ciudades y barrer naciones enteras.

Todo ello en el contexto de la doctrina de disuasión nuclear, que plantea que una potencia posea un arsenal tan devastador que eso prevenga de tajo el estallido de un conflicto armado ante la realidad de que este, si es nuclear, implicaría la aniquilación. En ello se basó el tenso y terrible equilibrio durante la Guerra Fría.

Con todo, desde el derrumbe de la URSS, la geopolítica se ha modificado y los arsenales nucleares estratégicos, al menos los de EEUU, siguen basados en el sistema, poderoso y confiable, creado décadas atrás y actualizado a lo largo del tiempo.

Pero en ello habría, se afirma, un rezago: las armas nucleares tácticas de EEUU estaban limitadas a bombas que son transportadas y lanzadas desde aviones, lo que implica que su despliegue podría llegar a demorar horas, un tiempo crítico en caso de conflicto, e incluso que nunca llegasen a penetrar lo suficiente en el espacio aéreo y resultasen neutralizadas por las defensas enemigas.

Las armas nucleares tácticas son aquellas que en lugar de buscar la devastación total de amplias áreas o de países enteros tiene como objetivo destruir objetivos específicos y limitados en su extensión, por ejemplo para destruir formaciones enemigas en el campo de batalla y apoyar a las propias fuerzas desplegadas no lejos del objetivo. Por ello, el poder destructivo de estas armas tácticas es mucho menor que la de las ojivas nucleares estratégicas.

Para contar con un arsenal nuclear táctico más efectivo y poder responder a armas similares de Rusia u otras potencias, EEUU emprendió hacia 2018 la modificación de su cabeza nuclear W76 y le redujo su poder destructivo a unos 5 o 7 kilotones. Se creó así la W76-2 que puede ser colocada en un misil y con ello ser desplegada con rapidez en el campo de batalla.

Así, si bien se trata de una adición relevante e inquietante al arsenal nuclear estadounidense, que le ofrece a sus fuerzas armadas una dimensión adicional en el plano táctico, no se trataría de un sistema nuclear totalmente nuevo, ni tampoco algo de lo que no se hubiese escuchado antes de que Trump le hablara al respecto a Woodward.

En realidad, en 2017 se comenzó a hablar del interés del gobierno por dinamizar su arsenal de armas nucleares tácticas, desde 2018 el Pentágono se anunció el plan de adaptación de la W76 en la W76-2, el proyecto fue objetivo de debate y oposición en el Congreso en 2019 (y ha sido muy controversial desde el principio) pero siguió adelante hasta que, a principios de 2020, se anuncio que las primeras ojivas nucleares W76-2 fueron desplegadas a finales de 2019 en misiles a bordo del submarino nuclear estadounidense USS Tennessee.

En ese sentido, mucho se había ya hablado de la ojiva W76-2 con anterioridad a la declaración que Trump hizo al respecto a Woodward. Claro está, si a eso se refería Trump y no a otra clase de armamento aún secreto y del que, en efecto, no se conozcan aún públicamente sus detalles.

En todo caso, muchas otras voces señalan que más que la adaptación, ampliación o creación de más armas de destrucción masiva, lo que se requiere es la reducción de los arsenales nucleares y el control de esos armamentos en sus diferentes modalidades y a escala internacional.

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