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La 'Mano Santa' mexicana que se negó a jugar en la NBA

Arturo ‘Mano Santa’ Guerrero (derecha) como entrenador de México en la FIBA Americas Championship, celebrada em República Dominicana en 2009. (AP Photo/Andres Leighton)
Arturo ‘Mano Santa’ Guerrero (derecha) como entrenador de México en la FIBA Americas Championship, celebrada em República Dominicana en 2009. (AP Photo/Andres Leighton)

Por Pepe Román

En la historia del basquetbol mexicano han existido héroes deportivos, pero pocos se han negado en cinco ocasiones a la NBA y esta es su historia.

Originario de León, Guanajuato, Arturo Guerrero podría ser un nombre que no les suene a las nuevas generaciones del basquetbol mexicano, pero Guerrero fue uno de esos jugadores que hizo historia junto a Manuel Raga y otros jugadores en la considerada generación dorada al final de los 60 y los 70.

Arturo Guerrero como muchas historias de deportistas comenzó en el deporte desde pequeño, y todo por seguir a sus hermanos mayores quienes jugaban basquetbol y de ahí “comenzó su gusto”, o como él mismo dice “su convicción”.

Una convicción que lo llevó a viajar por el mundo, participar en Juegos Centroamericanos, Panamericanos y en dos Juegos Olímpicos (1968 y 1976), eso sin contar que también fue entrenador en ligas internacionales y la Selección Mexicana.

En esa etapa, Arturo “Mano Santa” Guerrero fue pretendido en cinco ocasiones distintas por cinco equipos diferentes de la NBA, entre ellos dos históricos y todos campeones.

“Sí tuve cinco ofrecimientos de equipos de NBA, y dije que no, porqué el reglamento era diferente en esos tiempos, si jugabas un segundo en NBA, automáticamente estabas descalificado para jugar en eventos internacionales con tu país, entonces, afortunadamente no quise dejar de representar a México”, aseguró Guerrero.

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“En aquel entonces, la única liga que estaba considerada como profesional por FIBA era la NBA, yo podía jugar en Europa, en Sudamérica, en Asia, en cualquier otra liga siempre y cuando no fuera la NBA, y pues lógicamente tenía mayor potencial en todos los aspectos del basquetbol mundial”.

Arturo tiene un gran amor por su nación, algo que siempre fue factor en su decisión para no llegar a la NBA, una liga que en esa época no tenía los contratos millonarios que ahora vemos. Aunque cabe mencionar sí pagaba bastante bien para esos tiempos.

“Mira, te quiero decir que en aquel entonces, los contratos no eran tan exagerados como ahora en la cuestión monetaria, entonces lógicamente muchos jugadores querían aspirar a estar en la NBA, pero definitivamente en ese aspecto no me movió lo económico, lo material, ya que lo yo quería era representar a mi país siempre y eso fue lo que yo acepté y decidí. Inclusive tuve el ofrecimiento de otro país para nacionalizarme y tampoco lo acepté”.

Al preguntarle quiénes fueron los equipos de NBA que lo quisieron en sus filas esto respondió:

“En 1970 fueron los Rockets, que no estaban en Houston, sino en San Diego, en 1971, los Cavaliers de Cleveland, en 1972, los Knicks de New York, en 1973, Los Angeles Lakers y en 1979, los Spurs de San Antonio”.

Una lista que si la escuchamos hoy, pensaríamos que es un jugador élite, incluso pensando que pudo haber jugado con históricos del deporte estadounidense.

Su historia como en todas las de los deportistas también tiene un poco de tristeza, ya que cuando fue reclutado por la Universidad de Nebraska tuvo que dejar la oportunidad ya que su madre se enfermó de cáncer y eso lo hizo regresar a México, el desenlace fue el fallecimiento de su ser querido y después llegaron las aventuras en Brasil e Italia, viajes que le dieron un poco más de experiencia a una trayectoria joven, pero con grandes metas realizadas.

Guerrero contó también como surgió ese mítico apodo que ha tenido desde su juventud y que cambió como él lo señala su vida.

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“Ese apodo salió cuando llegué a la Ciudad de México cuando jugué con la Universidad la Salle, nadie me conocía y entonces mi entrenador, el profesor Constancio Córdova, me metió a jugar, llevaba solamente un día con los muchachos y ahí salió el apodo. Ese es el día que cambió mi vida. Ese partido lo estaba narrando Nacho Hernández comentarista que en paz descanse, dijo ‘este flaco que trajo el profesor Córdova tiene una mano santa’, no sabía ni mi nombre, nada más comentó este flaco de dónde lo sacaría, tiene una mano santa y ahí empezó lo de “mano santa” y en ese juego metí 52 puntos”.

El histórico jugador y entrenador por nuestro país sabe que esa generación de olímpicos mexicanos y considerada de “Oro” podría jugar en la NBA actual, sí esa liga que ahora tira más triples y no funciona en torno a un centro dominante, ahora que esas características de jugadores rápidos y “chaparritos” que juegan en espacios abiertos les da la ventaja para tirar en todos los rincones de la duela, algo que seguramente una “Mano Santa” aprovecharía sin duda alguna.