Hipocresía en el deporte: porno no, apuestas y alcohol sí

Partido de Liga española. Tiene el balón un jugador del Valladolid, con publicidad de Cuatro Rayas, marca de bebidas alcohólicas. Le vigila un futbolista del Levante anunciando la casa de apuestas Betway. Foto: MB Media/Getty Images.
Partido de Liga española. Tiene el balón un jugador del Valladolid, con publicidad de Cuatro Rayas, marca de bebidas alcohólicas. Le vigila un futbolista del Levante anunciando la casa de apuestas Betway. Foto: MB Media/Getty Images.

Es muy raro que la Pro D2, la segunda división francesa de rugby salte a las páginas de la prensa española. Pero el Carcasona, uno de los equipos que militan en la categoría, lo ha conseguido, aunque no por sus méritos deportivos. Este club, procedente de la ciudad del mismo nombre en el sur del país, se ha hecho famoso porque ha recibido un veto tanto de la Liga como de la Federación nacional de su deporte.

El motivo es la publicidad que querían lucir en sus camisetas, tras llegar a un acuerdo con Jacquie et Michel, una página web de contenido pornográfico del país vecino. El Carcasona pretendía empezar a exhibir el eslogan “Compromiso, poder, fuerza y vigor” como lema publicitario del sitio de internet a partir del próximo 1 de marzo. El objetivo de la iniciativa era “generar entusiasmo” en los aficionados, y de paso ganar repercusión mediática, algo que lograron: cabeceras de todo el mundo se hicieron eco de la noticia. La idea, además, consistía en mostrar el logo correspondiente solo en la camiseta de calentamiento antes de los partidos, no en la equipación de juego.

Hubo quien se lo tomó bien, hubo a quien no le hizo mucha gracia. Sin ir más lejos, el Biarritz, el rival ante el que estaba previsto que se estrenara, se pronunció en contra calificando la campaña de “sórdida” y de fomentar “la explotación de la mujer”. Es un argumento con el que se podrá estar más o menos de acuerdo, pero al menos suena más razonable que la explicación oficial que ha dado la Liga para justificar su negativa: “no es compatible con el público familiar que se desplaza a los estadios”.

Proteger a los niños, dicen. Bien, vale, parece lógico. El problema, no ya en el rugby sino en el mundo del deporte en general, es que los criterios de lo que es dañino para los menores y lo que no parecen muy arbitrarios. Francia, en este sentido, al menos es un poco consecuente, puesto que toda publicidad de alcohol y tabaco está completamente prohibida. En otras latitudes la situación no es igual.

Sin ir más lejos, aquí en España está permitida en los estadios la publicidad de bebidas alcohólicas de menos de 20 grados, incluyendo vino y cerveza. De hecho, más allá de vallas publicitarias y carteles en las gradas, tenemos un ejemplo claro con Estrella Galicia, que adorna las camisetas de varios equipos de su región de origen. Normalmente el producto que promociona es la versión 0,0, aunque no siempre. Por su parte, el Valladolid promociona sin complejos la bodega Cuatro Rayas. Cruzcampo es uno de los promotores oficiales de la selección española, Mahou se ve habitualmente en los estadios del centro de la península… Hacer la lista entera sería una tarea inabarcable.

Pero no solo es el alcohol. Un tema muy controvertido últimamente es el de las casas de apuestas y el repunte que se está viviendo en la ludopatía. Solo en Madrid, según datos del gobierno regional, en los últimos cinco años se han cuadruplicado los casos registrados de adicción a los juegos de azar. Y sin embargo, raro es el club que no tiene un convenio con alguna empresa de este sector o que, directamente, no lleva su nombre estampado en el pecho.

Eso, por no hablar de los anunciantes institucionales internacionales. Al Real Madrid le patrocina Emirates, y al Barça, hasta hace poco, Qatar Airways, ambas líneas aéreas oficiales, estatales, de sus correspondientes países en el golfo Pérsico. El Atlético lució durante mucho tiempo mensajes de promoción turística de Azerbaiyán, o el Sevilla de Malasia. Todas estas naciones son economías florecientes, pero con un respeto por los derechos humanos de su propia población y por las garantías democráticas básicas más bien escaso.

Publicidad tóxica, nociva para los más jóvenes y para la sociedad en general, hay para hartarse. Sin embargo, la pornografía, un sector tan legal y tan regulado como cualquier otro, y con una contribución notable a la economía (sería ingenuo ocultarlo), está totalmente ausente. Pocas veces se ha intentado, pero cuando se ha hecho, la respuesta ha sido similar a la que se ha visto en Francia en estos días: los apóstoles de la ética mal entendida y sobreactuada intentando ponerle puertas al campo.

Tampoco se trata, por supuesto, de llenar los terrenos de juego de promociones eróticas. Pero sí habría que preguntarse a qué se debe esta doble moral que ve inaceptable unas cosas y admite con total naturalidad otras que son, al menos, igual de perjudiciales, si no mucho más, debido precisamente a su omnipresencia en la sociedad y a su calado en públicos vulnerables. En cualquier caso, usar a los niños como excusa para justificar las propias represiones es, como mínimo, muy hipócrita.

Y tú, ¿qué opinas? ¿Autorizarías la publicidad de este equipo francés? ¿Te parecería bien que tu equipo llevara propaganda de una página erótica? ¿Pondrías algún límite a la publicidad en el deporte? ¡Cuéntanos tu punto de vista en los comentarios!

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