La final más espectacular de todos los tiempos

Hinchadas de Boca Juniors y River Plate. | Foto: Getty
Hinchadas de Boca Juniors y River Plate. | Foto: Getty

Voy a utilizar lo que no suelo hacer: hablar en primera persona. Lo pongo en práctica sólo en situaciones especiales. Y esta es una.

Desde que el miércoles a la noche el árbitro pitó el final del partido Palmeiras-Boca, se inició la cuenta regresiva a lo que será la mejor final futbolística de todos los tiempos.

¿Qué no estamos nerviosos los de un lado y los del otro? Ja, ja, ja… A contarla de otra manera. La impaciencia, la ansiedad, el desvelo, la tensión, la espera. Todo confluye en una misma sensación, en un sentimiento que sólo comprende quien ama al fútbol desde lo más profundo de su ser, quien nació con esa pasión formando parte del alma.

¡Qué me van a venir a mí con que un Barcelona-Real Madrid sería la final ideal! ¡O un Manchester United-Manchester City! ¡O un Inter-Milan! ¡No me hagan reír! El que sostenga esa ridícula teoría jamás vio, vivió, sintió, experimentó lo que es un Boca-River, River-Boca, pónganlo en el orden que deseen.

Más que nunca la teoría del “orden de los factores no altera el producto” aplica de manera perfecta. La atmósfera, la tensión y la exposición son incomparables. No por nada se lo denominó siempre como el “Súper Clásico”. Y creo que se quedaron cortos.

Más allá del alto grado de fanatismo que pueda existir en el fútbol europeo, ni por asomo se le acerca a la ebullición que provoca la más grande rivalidad en el mundo: Bosteros y Gallinas. Xeneizes y Millonarios. Boca y River.

El país ya está paralizado. ¿Será el miércoles, será el otro sábado? ¡Hasta en eso la espera se hace insoportable! [Ahora se conoce: FECHA Y HORA DE LOS PARTIDOS DE LA FINAL]

Hasta el momento sólo en dos ocasiones disputaron un partido definitorio. Los dos en situaciones diferentes. La primera fue en 1976. La final del Campeonato Nacional y la ganó Boca 1 a 0.

La otra fue la Supercopa Argentina, el pasado mes de marzo. Ganó River 2 a 0. ¿Se pueden comparar con esta? Jamás. Esta es la Copa Libertadores. La más amada, la más deseada, la novia con la que uno soñó siempre y que le aceptó sin excusas el primer beso.

Estas semanas en Argentina se olvidarán del dólar, de la crisis económica, de los problemas sociales. ¡Eso es capaz de provocar esta final!

¿Estamos preparados para que todo salga dentro de lo normal en los parámetros de la seguridad? Esa es la única duda que tengo. Habrá que tomar medidas extremas por más que tanto en La Bombonera como en el Monumental (donde se coronará el campeón), sólo se permitirán hinchas locales. El control será fundamental.

“Somos rivales, no enemigos”. Una frase que aplica en la teoría y que debería ser respetada. ¿Se respeta? Jamás. No seamos hipócritas como tampoco quiero que se me mal interprete.

Así como los de Boca están agazapados para pegar el zarpazo en caso de ganar, así están los de River. Todos lo aceptan, es una verdad insoslayable: el que gana toca la gloria, el cielo. El que pierde deberá, como mínimo, encerrarse por un largo tiempo en un hueco subterráneo o, en su defecto, exiliarse en Siberia.

Eso genera esta Final. Y no me mal interpreten: esto no es incitar a la violencia. Es ser honesto. Nada de recurrir a métodos agresivos en cuanto a lo físico. Eso es indiscutible e innegociable.

Lo único cierto es que las horas no se pasan más. ¡Queremos saber ya mismo el día y la hora del pitazo inicial!

Boca-River. River-Boca. La final soñada por muchos, esperada por décadas. Hoy es una realidad. A cuidar el corazón. A intentar recurrir a la calma.

Soy demasiado exigente…es imposible…Las palpitaciones estarán a mil. Es inevitable. Es Boca-River en la final de la Copa Libertadores. Única. Incomparable. El Clásico de los Clásicos por excelencia.

Punto final…a esperar el comienzo… ¡¿Cuándo comienzaaaaaaaaaa?!

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