Kolinda Grabar-Kiratovic, la mujer que robó el protagonismo a los campeones del Mundo

(AP Photo/Martin Meissner)
(AP Photo/Martin Meissner)

Ni la segunda estrella conquistada por Francia, ni el VAR, ni tan siquiera Putin… el verdadero protagonismo del Mundial de Rusia 2018 se lo ha llevado una mujer: la presidenta de Croacia Kolinda Grabar-Kiratovic. Con su espontaneidad en las gradas y en el palco presidencial, con sus abrazos a vencedores y vencidos tras la final, con sus lágrimas al ver como Luka Modric era elegido el Mejor Jugador del Torneo y sobre todo con ese atuendo ajedrezado vistiendo la bandera de su país.

Ya desde los primeros encuentros empezó a llamar la atención de sus compatriotas al comprar sus entradas, viajar en clase turista y ver los partidos desde la grada como cualquier otra aficionada más. Cuando por fin fue invitada al palco presidencial solo tuvo una petición especial: que le permitieran lucir su camiseta representando la bandera croata.

Con todo esto, no tardó en empezar a llamar la atención de los aficionados que se preguntaban quién era esa mujer tan espontánea y natural que dio toda una lección de deportividad con sus abrazos a los franceses y hasta al equipo arbitral durante la ceremonia de premiación.

Su popularidad llegó hasta tal punto que empezaron a difundirse por Internet una supuestas fotografías suyas en un minúsculo bikini, aunque al final se acabó demostrando que no era ella la mujer que protagonizaba esas imágenes, sino una modelo estadounidense.

¿Quién hay detrás de esa camiseta ajedrezada?

En el año 2017 la revista Forbes incluyó a Kolinda Grabar-Kiratovic en el puesto 39 de las mujeres más poderosas del mundo. Una posición que se ha ganado gracias a su carrera política, que empezó en el año 1992 como asesora del Departamento de Cooperación Internacional del Ministerio de Ciencia y Tecnología y que culminó en el año 2015 tras ganar las elecciones al por entonces presidente del país Ivo Josipović y convertirse en la primera mujer presidenta de Croacia.

Sin duda, uno de los principales cómplices de este gran éxito es su marido, Jakov Kiratovic, un hombre de negocios con quien se casó en 1996 y que cuando nacieron sus hijos decidió quedarse en casa cuidando de los pequeños para que su mujer se pudiera centrar en su carrera.

Alabada por muchos, su camino en la política no ha estado exento de polémica. Una de las mayores crisis se desató en noviembre de 2016 durante un viaje a Canadá donde la presidenta se fotografió con una bandera ustasha, grupo nacionalista radical que gobernó Croacia entre 1941 y 1945 con los nazis como aliados y a los que se les atribuyen un millón de asesinatos, entre gitanos, judíos, serbios, comunistas y socialistas. Aunque tan solo unos meses antes Grabar-Kiratovic los había calificado de “criminales”, tras la publicación de la imagen desde su gabinete se trató de quitar hierro al asunto recordando que esa bandera se exhibió frente al parlamento croata en 1990.

La permisividad ante los símbolos ustashas en Croacia, que empiezan a ser habituales en los campos de fútbol o en encuentros políticos, está despertando la preocupación de organizaciones que tratan de salvaguardar los derechos humanos.

REUTERS/Damir Sagolj
REUTERS/Damir Sagolj

Amistades peligrosas

Aunque recientemente ha declarado en una entrevista a Associated Press que “los pueblos de todos los países están cansados de las diferencias ideológicas, de regresar al pasado todo el tiempo”, ella es la primera que no duda en rememorar los años de la guerra de independencia croata (1991 – 1995). Sin ir más lejos, en 2017 mostró todo su apoyo a la “importante” labor del excomandante bosnio croata Slobodan Praljak, quien a los pocos días de estas declaraciones se suicidó segundos después de que le ratificaran una condena de 20 años en prisión por los crímenes cometidos en la ciudad de Mostar durante la guerra de Bosnia entre 1992 y 1995.

Los aficionados al fútbol croata reconocerán el nombre de Zdravko Mamic expresidente del Dinamo de Zagreb acusado de haber provocado su equipo pérdidas de 15 millones de euros y de haber evadido 1,5 millones de euros en impuestos. Mamic fue condenado a 6 años y medio de cárcel por malversaciones millonarias relacionadas con el traspaso de jugadores como Luka Modric.

La presidenta nunca ha escondido su amistad con Mamic, quien además es considerado uno de los mayores donantes del partido conservador.

Feminismo, aborto y matrimonio gay

La presidenta de Croacia se declara “no feminista“. En una entrevista a Euro News confesó que ella lucha por conseguir un trato igualitario para todos y que si bien busca impulsar la presencia de la mujer en el mundo de los negocios, eso no implica que quiera “que las mujeres tomen ventaja de cualquier forma”. Incluso ha llegado a manifestar que ella se ve “como una persona, antes que como una mujer”.

Igual de sincera se muestra al hablar sobre el aborto, legal en su país durante las primeras 12 semanas de gestación. En una visita oficial a Argentina concedió una entrevista al diario Clarín donde manifestó que penalizarlo “no traería más que problemas, porque las mujeres continuarían abortando, y de una forma que atentaría contra su salud. Me parece que el modo de avanzar es mejorar la educación, no sólo de las mujeres sino también de los hombres, promoviendo una conducta responsable y cambiando determinadas actitudes, como la mirada sobre la paternidad fuera del matrimonio o las políticas de adopción. Creo que se trata de una cuestión de conciencia y ética de cada persona”.

Más allá de sus convicciones morales tampoco le pondrá freno al matrimonio gay. Aunque en algunos medios afirma que se opone a este tipo de uniones, lo cierto es que apoyó una ley que concedía los mismos derechos a los matrimonios de mismo sexo y a los heterosexuales.

Así es la seguidora número 1 de Croacia, sin duda la revelación para muchos del Mundial 2018.

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