Bayern Munich, campeón: ni Klopp, ni Guardiola, ni Zidane, ni Simeone; Hansi Flick, el ganador de la Champions que nadie vio venir

Así como a principios de año nadie vio venir la pandemia de covid-19 que envolvió al planeta, un par de meses antes, en noviembre, salvo en el microcosmos de Bayern Munich, nadie reparaba en Hans-Dieter Flick. Cuando este director técnico de mirada escrutadora y racionalidad extrema pasó de ayudante del despedido Niko Kovac a primer entrenador del gigante alemán, la Champions League tenía los ojos en dirección a entrenadores de más cartel y pergaminos, como Jürguen Klopp, Pep Guardiola, Zinedine Zidane, Diego Simeone y Ernesto Valverde, hasta que lo destituyeron en enero.

Es momento para que el planeta fútbol ponga los focos en esté conductor de 55 años, alejado de las estridencias, al que no le dio vértigo la alta exposición de un banco caliente y muy exigente. En sus ocho años de analista y asistente de Jürgen Klinsmann y Joachim Löw en el seleccionado de Alemania se fue incubando un director técnico capaz de dar un paso al frente cuando se diera la circunstancia. "Hansi siempre fue subestimado. Él no levanta la voz, sus acciones hablan por él", expresó a la revista Kicker el exzaguero central Per Mertesacker, campeón mundial en Brasil 2014. Le llegó la hora de ser valorado y reconocido.

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En estas horas de gloria, Flick recibe los elogios de quien era su jefe en el seleccionado. "No me sorprende esto. Hansi tiene una increíble aceptación entre los jugadores, es muy empático, de la misma que es duro y disciplinado para defender sus convicciones. Puede formar, dirigir y desarrollar un equipo. El hecho de que los éxitos llegaran fue una consecuencia lógica para mí", expresó Low.

Fue un partido de ritmo alto y con llegadas a los dos arcos. Tenemos al mejor arquero del mundo; Neuer nos mantuvo en partido en ciertos momentos. Fue genial cómo jugó el equipoHansi Flick

A Flick no se lo verá montando un show ni cediendo a ataques de histrionismo en la zona técnica del banco de los suplentes. Apenas finalizado el partido, antepuso el saludo respetuoso al cuerpo técnico de PSG a la euforia. "El fútbol no es un espectáculo de un solo hombre", suele decir Flick, que hizo del abúlico Bayern que dirigía Kovac una máquina de jugar, atacar y golear.

Hizo algún retoque, como correr a David Alaba al centro de la defensa y poner en el lateral izquierdo al joven canadiense Alphonse Davies, que pasa al ataque con la velocidad de un corredor de 100 metros llanos. El cambio más importante lo ejecutó sobre la mentalidad del equipo, le devolvió el entusiasmo por el fútbol. "Hansi sabe cómo tratar a las personas y generar unión entre los jugadores de un plantel. Esa capacidad yo no la experimenté con ningún otro entrenador. Hansi es sinónimo de unión y empatía. En resumen: poco ego y mucho espíritu de equipo", fue otra alabanza de Mertesacker.

Los números de Flick desde que asumió en noviembre: 36 partidos, 32 triunfos, un empate, dos derrotas; 116 goles marcados, 26 recibidos; tres títulos: Bundesliga, Copa de Alemania, Champions League.

Tras el despido de Kovac, las autoridades de Bayern pensaron en un primer momento en el técnico que este domingo estuvo en la vereda de enfrente: Thomas Tuchel. Desistieron de la idea en cuanto Flick le empezó a insuflar un nuevo aire al equipo, que vuela en la cancha. Tenía en claro las correcciones que debía hacer: una defensa estática y demasiado replegada conspiraba contra su pretensión de la presión adelantada. Los jugadores asimilaron enseguida la propuesta más arriesgada. "Juntos", suele repetir Flick, síntesis del compromiso colectivo y cooperación que pregona.

Aunque por su personalidad no saldrá a proclamarlo a los cuatro vientos, este entrenador nacido en Heidelberg siente internamente que se tomó una revancha. Hansi conoce la idiosincrasia del gigante teutón desde su época de discreto volante, entre 1985 y 1990, con 104 partidos, entre los que está la final de la Copa de Europa de 1987 que Bayern perdió 2-1 ante Oporto. Las fotos de esa definición retratan a Flick sobre la línea del arco, sin poder evitar el golazo de taco del argelino Madjer.

Fue una actuación completa. Cuando piensas en cómo trabajamos defensivamente hasta el minuto 95, con Lewandowski persiguiendo la pelota. Fue algo increíbleHansi Flick

El exdelantero Miroslav Klose se convirtió en el máximo goleador de la historia de lo mundiales -superó al brasileño Ronaldo- cuando Flick integraba el staff del seleccionado. Ahora se cruzan en las instalaciones de Säbener Strasse, donde Klose está a cargo del Sub 17 de Bayern. "Hansi saber crear un clima de camaradería en el trabajo. Le gusta compartir la sobremesa con sus jugadores para conversar sobre sus familias u otros temas que no sean de fútbol. Mantiene una buena comunicación, sin dejar de ser el jefe y ejercer su autoridad", lo describió Klose, autor de dos goles en el 4-0 de Alemania a la Argentina en el Mundial 2014.

Bayern es un club de tradiciones y fuertes dinastías, de una cultura que se transmite de una generación a otra. Manuel Neuer y Robert Lewandowski le encuentran a Flick puntos en contacto con el técnico ganador del anterior triplete. "Flick sabe hacer grupo. Continúa lo que hizo Jupp Heynckes", expresó el arquero. "Se respira un ambiente de confianza, como cuando estaba Heynckes", agregó el delantero.

Flick fue moldeando su temperamento como cabeza de grupo. De su etapa como DT de Hoffenheim, entre 2000 y 2005, el futbolista Christian Möckel recuerda una anécdota: "El día previo a un partido vino a mi habitación y me encontró tomando una cerveza. Se enojó mucho y me gritó: '¡Mañana no jugás! Al día siguiente tuvimos otra conversación, jugué y metí dos goles en un 4-1. Solía ser demasiado obstinado y tenso, cuestionaba todo. Hoy lo veo más suelto, relajado. Tiene ideas claras y sabe cómo transmitirlas. No le encuentro aspectos negativos".

Fue una Champions atípica por donde se la mire. Desde las tribunas vacías hasta un formato mundialista a partir de los cuartos de final. A Lisboa no llegaron ni Zidane ni Klopp. Guardiola y Simeone, así como pusieron un pie en la capital portuguesa, debieron apoyar el otro para pegar una rápida vuelta. En un tal Hans-Dieter Flick estaba guardada la mayor de las sorpresas.