Keylor Navas como claro mensaje para frenar una crisis

Ballesteros / EFE

Llegó Zinedine Zidane con ganas de guerra y de un plumazo borró todo el trabajo que habían hecho Julen Lopetegui y Santiago Solari durante esta temporada. El francés tiró del manual de emergencia y, como hiciera en enero del año pasado cuando el equipo encaraba un duro final de temporada, le dio cancha a su guardia pretoriana, a los que le llevaron a tocar el cielo con las manos. Fue un movimiento certero y directo, sin concesiones. El único jugador de los 14 que llegaron a vestirse de corto ante el Celta de Vigo que Zizou no conocía fue Álvaro Odriozola, y se presupone que de haber estado sano Dani Carvajal el donostiarra podría incluso haber acabado en la grada.

El francés puso en el once a Marcelo, Isco, Bale y Asensio, poco menos que apartados por Solari en sus tres meses largos en el puesto, pero también colocó en la portería a Keylor Navas. Este fue, sin dudas, el jaque mate de Zidane desde el inicio. Los otros cambios prácticamente podían entenderse y hasta verse venir (sobre todo los de Isco y Asensio), pero el de la portería no era un órdago contra los anteriores entrenadores, era un órdago contra el mismísimo Florentino Pérez.

Thibaut Courtois fue un fichaje de club. Se entendía que Keylor Navas, con 31 años, necesitaba un relevo generacional y la oportunidad de mercado que se presentaba al poder fichar a Courtois –a sus 26 años– por 50 millones euros tras coronarse el Guante de Oro del pasado Mundial era demasiado golosa. De ahí que de manera directa o inderacta, tanto Lopetegui como Solari supieron que el belga tenía que jugar. El vasco decidió ser justo e intercalar las actuaciones de ambos, el argentino relegó a Navas a la Copa y dio el rango de titular a Courtois.

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Zidane se había opuesto en enero pasado a la llegada de Kepa Arrizabalaga desde el Athletic de Bilbao por 20 millones de euros espetando en rueda de prensa un “Keylor es mi portero”. No sabemos que hubiera ocurrido si el técnico francés hubiera sido el encargado del banquillo desde el principio de esta temporada, pero no le tembló el pulso en su vuelta al volver a confiar en “su portero”.

Con esta decisión, el flamante entrenador blanco mandó un mensaje muy claro a navegantes: Ha vuelto como máximo responsable y no se piensa acomodar a las sugerencias de nadie.

El Zidane que llegó en febrero de 2016 a la primera plantilla era un grandísimo jugador de fútbol con escasa experiencia en los banquillos. Subía del filial, con mucho por probar y con los críticos de colmillo largo dispuestos a clamar contra él a las primeras de cambio. Ahora, vuelve como el único entrenador de la historia capaz de ganar tres Champions Leagues seguidas; en dos años y medio solamente, para hacer la situación si cabe más impresionante.

La elección de Navas como portero titular no dejó a nadie indiferente. Tras el encuentro Zidane declaró que contará con Courtois de aquí a final de temporada –y quizás incluso con su hijo Luca, tercer portero de la plantilla–, pero el golpe de efecto ya estaba dado. Zidane eligió a Navas nada más llegar y demostró así que el jefe del vestuario es él.

La plantilla ya sabe a que atenerse. No habrá más protecciones desde arriba ni se podrá jugar por amiguismos. Jugarán los que estén bien y los que dejen todo en el campo. Zizou ha vuelto con mando en plaza y quiere frenar la crisis de golpe.

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