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Karim Benzema: una leyenda a la que no le entendía ni su padre

Karim Benzema celebra un gol con el Real Madrid (Foto: GABRIEL BOUYS / AFP)
Karim Benzema celebra un gol con el Real Madrid (Foto: GABRIEL BOUYS / AFP)

A Universo Valdano no va cualquiera, suelen asomar por el programa numerosas leyendas del fútbol, y como tal hay que considerar ya a Karim Benzema en el Real Madrid. Un hombre que será recordado como uno de los grandes jugadores de la historia del club. Jugador, que no nueve, conviene aclarar, y ese es el gran problema que ha tenido en estos once años en los que ha tenido críticos feroces pero que, la mayoría de ellos, han acabado por rendirse a su enorme talento.

A Benzema antes no le entendía ni su padre. Es algo literal, que el propio Karim cuenta en una entrevista en el que él trata de reivindicar su figura más allá del gol, lo que se le exige a los delanteros y que él no siempre ha sabido dar a la altura de lo que se le exige al nueve titular en un club con la exigencia más alta del mundo. Su padre le pedía goles, el camino más corto para el éxito, y él nunca ha sido eso, o al menos no solo eso.

Es curioso como de la famosa BBC, el que más dudas dejó en su apogeo mientras caían una Champions detrás de otra era el galo, siempre daba la sensación de ser la pieza más débil de ese brutal tridente. Cristiano se hinchaba a meter goles, Bale siempre aparecía en el momento que el equipo más le necesitaba y Benzema era el eterno sospechoso, la pieza que parecía que se podía mejorar en ese engranaje.

Karim desvela cómo tuvo que adaptar su juego, cómo pasó de ser el máximo goleador de la liga francesa a convertirse en el socio perfecto para que Cristiano se hinchara a marcar goles. Lo cierto es que se le fichó por su parecido con Ronaldo Nazario y poco o nada tiene que ver con el jugador brasileño, algo que le ha costado entender a una parte de la afición.

Su jugada más inolvidable, la que quedara en el recuerdo de todos para siempre, no es un gol. Ni tampoco una asistencia. Hablamos, por supuesto de aquella ante el Atlético pegado a la línea de fondo en el Calderón. Qué perfecta definición de lo que ha significado el francés, una acción que la estadística no refleja en ningún lado y que valió el pase a una final de Champions que, por supuesto, luego se ganó.

Benzema ha cambiado algo su juego desde la salida de Cristiano Ronaldo, pero no tanto, y se ha vuelto mejor jugador, mucho mejor. Él mismo se obliga a meter más goles, una función a la que nunca debió renunciar pese a la presencia a su lado de un depredador como el luso. Meter cinco tantos en una Liga en la que jugó 32 partidos, en la temporada 2017/18, fue indigno, se mire por donde se mire. Y señalarle era una obligación, independientemente de las filias y fobias que siempre ha despertado.

Ahora tenemos a un nuevo Karim. Líder en el campo, canalizador del juego ofensivo y por encima de la veintena de goles desde que es la referencia ofensiva, lo que siempre debió ofrecer. No se le puede pedir nada más. Otro debate distinto, por supuesto, es si tiene que jugar con un delantero puro al lado o si el problema lo tienen los actuales extremos y su alarmante falta de gol. Mientras Zidane encuentra su equipo ideal, Benzema sostiene al equipo. Una leyenda que es, a sus 32 años, el jugador más importante del actual Real Madrid, con permiso de Sergio Ramos.

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