Juan Carlos I y el Código de Conducta de la Casa Real, ¿un matrimonio imposible?

El rey Juan Carlos (izquierda) y el príncipe Felipe asisten a una ceremonia militar en San Lorenzo de El Escorial, en las afueras de Madrid, el martes 3 de junio de 2014. (Foto AP/Andres Kudacki)
El rey Juan Carlos (izquierda) y el príncipe Felipe asisten a una ceremonia militar en San Lorenzo de El Escorial, en las afueras de Madrid, el martes 3 de junio de 2014. (Foto AP/Andres Kudacki)

Desde 2011, diversas informaciones sobre la figura del Juan Carlos I han ido salpicando la prensa tanto española como internacional. En su última entrevista, Corinna Larsen, presunta amante del rey emérito, relataba a la BBC que es una estrategia de filtración impulsada desde dentro de la familia real ante la negativa en dicho año del propio Juan Carlos de abdicar en pos de una renovación de la imagen de la monarquía en el país.

La cacería en Botsuana abrió una veda de comportamientos discutibles en torno al monarca. Es una brecha en la Zarzuela que no parece cerrarse, más bien todo lo contrario. La cantidad de información sobre los negocios, las relaciones extramatrimoniales y todo lo que tiene que ver con su vida se está convirtiendo en una pandemia, pero de la que desconocemos si hemos llegado ya al pico.

Unos le atacan duramente y le piden responsabilidades, otros le defienden basándose en la presunción de inocencia, pero pocos son los que se han puesto a pensar si las actividades de Juan Carlos I casan con lo que establece el Código de Conducta de la Casa Real, aprobado por Felipe VI poco después de acceder al trono, aunque redactado en el reinado aún de su padre.

Concretamente, se impulsó este documento con el objetivo de transmitir transparencia y hacer público el nivel de honestidad que se exige a los empleados de la Casa Real en diciembre de 2014; es decir, apenas medio año después de la abdicación de don Juan Carlos (18 de junio de 2014).

Este Código de Conducta del Personal de la Casa de S.M. el Rey cuenta con una veintena de puntos a respetar.

En total, los apartados susceptibles de chocar con los comportamientos de Juan Carlos I son once, más de la mitad. Esto dice el segundo:

Su actuación se fundamentará en consideraciones objetivas basadas en criterios profesionales y orientadas hacia la imparcialidad y la consecución de los objetivos de la Casa, al margen de cualquier otro factor que exprese posiciones personales, familiares, corporativas, o cualesquiera otras que puedan colisionar con este principio.

Tan solo con las donaciones de amistades influyentes a sus sociedades en paraísos fiscales, incluyendo a su propio hijo como beneficiario en un principio, postura de la que Felipe VI se desmarcó, queda en duda poder dejar al margen al emérito de lo establecido en este apartado.

El tercer punto del documento posiblemente sea menos discutible por la mancha en el historial de la monarquía española que están dejando todas las informaciones surgidas desde distintas partes del mundo.

Ejercerá sus funciones con dedicación al servicio de la Casa de Su Majestad el Rey, absteniéndose no solo de conductas contrarias al mismo, sino también de cualesquiera otras que puedan afectar negativamente a la imagen y prestigio de la Casa.

Otra casilla con la que podría no estar en concordancia es la quinta, puesto que está siendo investigado por la Fiscalía del Tribunal Supremo por presunto cobro de comisiones ilegales y otros posibles delitos derivados como fraude a la Hacienda Pública o blanqueo de capitales.

Cumplirá con diligencia los cometidos de su puesto de trabajo, fomentará la calidad en la prestación de su servicio y desempeñará sus obligaciones de manera ejemplar. Esta ejemplaridad deberá practicarla igualmente en el cumplimiento de las obligaciones que, como ciudadano, le exigen las leyes.

Pasa algo por el estilo con el noveno punto, sumándole a ello el supuesto cobro de comisiones que está siendo estudiado en otra investigación a raíz de la documentación remitida por las autoridades suizas.

Se abstendrá en aquellos asuntos en los que tenga un interés personal, así como de toda actividad privada o interés que pueda suponer un riesgo de plantear conflictos de intereses con su puesto en la Casa de Su Majestad el Rey.

Los siguientes puntos siguen patrones similares con los que las donaciones recibidas, el ejercicio en dos fundaciones de Panamá, con cuentas también en otros países, los presuntos regalos a Corinna en forma de millones, las comisiones por las obras del AVE a la Meca y demás cuestiones investigadas escaparían de cumplir. Se trata de los apartados que van del décimo al décimo sexto.

Los puntos del 10 al 16 del Código de Conducta del Personal de la Casa de S.M. el Rey (Fuente: web de la Casa Real)

El ‘Código de Conducta’ afecta a todas las distintas divisiones del personal de la Zarzuela, desde la Jefatura a la Guardia Real, pasando por la Secretaría General.

Juan Carlos se encuentra fuera de España pasando el duelo de los últimos acontecimientos, incluida la presión por parte de la Casa Real para abandonar la Zarzuela, intentado desmarcarse de los escándalos filtrados del antiguo Jefe del Estado.

Más historias que te pueden interesar: