Jorge Ricardo, el jockey voraz que llevó su increíble récord hasta los 13.000 triunfos

Voraz cuando se abren las gateras desde que tiene memoria, el jockey Jorge Ricardo llegó este viernes a los 13.000 triunfos, marcando un nuevo mojón en el récord mundial que ostenta desde febrero de 2018. El brasileño volvió hace tres semanas a su ciudad natal, Río de Janeiro, para transitar estos tiempos rodeado de sus afectos. Es lo que más extrañó el carioca junto a ganar carreras en los más de cinco meses de cuarentena que resistió en soledad en Buenos Aires esperando que abrieran los hipódromos de la Argentina, uno de los pocos países en los que permanecieron cerrados tanto tiempo para la competencia.

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"Aguanté lo más que pude. Estuve todo ese tiempo lejos de mis hijos, de mi madre, de las personas que amo... Tuve que dejar de hacer lo que más quiero en la vida, que es correr... Pero nunca dudé en seguir y estuve deseando que la vida volviera a la normalidad lo más pronto posible", recuerda Ricardinho, que cumplirá los 59 años el 30 de este mes. Fue duro. Se nota en la voz, aunque hoy esté relajado, rodeado de los niños a los que hasta hace poco veía apenas en las videollamadas y amigos que tuvieron acceso al hipódromo como excepción, con remeras estampadas con la cantidad de éxitos que alcanzó.

"Era una situación muy difícil. Podía trabajar en las mañanas, en los entrenamientos, pero después había que quedarse en casa todo el día. En ese contexto, como la mayoría de mis colegas, tuve problemas para mantenerme en peso", describe el jockey a LA NACION. La dieta suele ser estricta. Cuando se reinició la actividad en Palermo a fines de agosto, la decisión estaba tomada, el pasaje ya estaba sacado. Llegó a ganar una antes de viajar, la última vez que salió a la pista en ese hipódromo porteño. No había público en las tribunas para lanzarles los besos que acompañan el festejo de cada uno de sus éxitos. Tampoco hay habitualmente en su tierra, aunque "disminuyeron muchos los casos y nos mantenemos con cuidados, pero las cosas están funcionando casi normalmente, salvo los cines; tenemos restricciones, pero no estamos alarmados. Hasta los restaurantes están abiertos".

Cuando las oportunidades en Buenos Aires se discontinuaron, ya antes de la pandemia el jinete había comenzado a alternar entre las pistas argentinas y las brasileñas, donde nunca se pierde las grandes citas. Este fin de semana estará en la serie internacional más importante de su país. "Tenía muchas ganas de venir a Brasil, de llegar a las 13.000 acá, de correr por un tiempo y después, dependiendo de cómo estén las cosas, ver cuándo regreso a la Argentina", confiesa.

"Yo quería ser un gran jockey como fue mi papá. Ganar una estadística, las pruebas más importantes brasileñas y, si tenía suerte, las sudamericanas", repite siempre, cuando recuerda lo que pasaba por la cabeza de aquel Ricardinho de 15 años. Su primer éxito, en 1976, el día de su debut, fue con Taim, un caballo al que entrenaba su padre, Antonio. Ricardo padre fue su faro en la vida, dentro y fuera de las pistas. Superó largamente esas expectativas, en una cosecha que incluye tres festejos en el Carlos Pellegrini, cinco en el Latinoamericano y dos en el Gran Premio Brasil, los clásicos premium de la región.

Se radicó en la Argentina en 2006, contratado por la caballeriza Rubio B, un vínculo que se rompió al cumplirse una década. Desde entonces, la máquina de ganar carreras estuvo libre de mayores compromisos, excepto un tiempo en el que estuvo corriendo con prioridad a los caballos de Las Monjitas, el stud del polista colombiano Carlos Bautista.

"Quería llegar a las 13.000 como objetivo por ser una marca importante, pero no tenía la misma ansiedad que para lograr el récord. Ahora, cada victoria es un récord. Sigo corriendo por amor a la profesión, por sentirme bien, por estar en condiciones físicas de seguir. Cada triunfo es una emoción distinta, pero a veces me pongo a pensar en lo que logré y es un número increíble. Nunca imaginé que iba a ganar tanto y, por suerte, desde que volví a Brasil gané casi todos los días, fui muy bien recibido y tengo muchas montas", analiza.

En febrero de 2018, Ricardinho se convirtió en el más ganador en toda la historia del turf. Ya había llegado otras dos veces a la cúspide, pero en esa oportunidad no la abandonó más porque el canadiense Russell Baze se había retirado en junio de 2016, a los 57 años, al llegar hasta las 12.844 victorias, casi todas en las pistas norteamericanas. En San Isidro, Jorge superó esa cifra, tras igualarla unos días antes en Gàvea, el hipódromo en el que creció y al que viajó especialmente con esa idea.

Ricardo y Baze se conocieron en 2008 en Inglaterra, cuando fueron parte del mismo equipo en un torneo de jockeys en Ascot. Miraban de reojo sus números a la distancia. Aquella tarde estuvieron cara a cara, y sonrieron por la rivalidad. Volvieron a encontrarse en 2014 en Porto Alegre, cuyo hipódromo armó un campeonato por puntos de cinco pruebas entre ellos. El brasileño dio vuelta el desafío en el último cotejo.

En las primeras dos oportunidades que había llegado a la punta de la clasificación, Ricardinho debió dejar de montar. En una, un linfoma en la sangre lo obligó a hacer quimioterapia en 2009. "Tengo otra carrera por delante que voy a ganar", avisó. Y cumplió. A los cinco meses estaba otra vez en las pistas. En la otra, una caída el último día de agosto de 2013, con fractura de un brazo y el maxilar, lo marginó por igual tiempo.

Desde que logró el récord, le llovieron invitaciones de diversos países y allí fue. Otras, como las pistas nórdicas, quedaron pendientes. Además de la Argentina, todos los hipódromos de Brasil e Inglaterra, ya corrió en Chile, Ecuador, Perú, Uruguay, Francia y los Estados Unidos. Llegó a estar en el Arco de Triunfo de Longchamp en 1994, en las riendas del brasileño Much Better, el mejor caballo que montó en su vida.

El año pasado, el 29 de mayo, fue uno de los cuatro involucrados en una dramática caída en San Isidro. Quedó tendido en el piso, con pérdida de conocimiento. Lo recuperó en el sanatorio, donde quedó internado con múltiples fracturas, incluso en vértebras cervicales y algunas costillas. Pasaron un par de semanas hasta volver a casa. A los cuatro meses, ya sin el collar de filadelfia, comenzó a entrenar en el campo 2 del mismo hipódromo y poco después retomó la competencia y la cuenta regresiva. El manual de la resiliencia tiene su firma.

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En Gàvea soñaban con que lograra las 13.000 en alguna de sus jornadas, como aquel día que igualó la plusmarca de Baze. Las fue a buscar la semana pasada a Cidade Jardim, en San Pablo, adonde voló en la mañana del viernes anterior para participar de las dos fechas semanales. Volvió el domingo con el objetivo todavía en la mira a Río de Janeiro, donde completó la cosecha con Álibi da Serra, el lunes, y Gloriosa Negra, en el inicio de la fecha de este viernes. Ricardinho sigue viviendo por y para las carreras. Es su lugar en el mundo. "No tengo nada pensado para cuando deje. Habría que ver las propuestas, pero hoy sigo pensando solamente en correr y ganar más carreras", sostiene, desde el otro lado del teléfono. Su mente está puesta en dejar el récord lo más fuera del alcance para la eternidad.

Los jockeys más ganadores de la historia

(*) Jorge Ricardo (Brasil), 13.000 victorias.

Russell Baze (Canadá), 12.844.

Pablo Falero (Uruguay), 9.580.

Laffit Pincay Jr. (Panamá), 9.530.

William Shoemaker (EE.UU.), 8.833.

(*) Es el único en actividad. El argentino con más éxitos es Jorge Valdivieso (4630), retirado en 2007.