João Félix y la amenaza de apagarse antes de empezar a brillar

SEVILLE, SPAIN - JUNE 27: Joao Felix of Portugal looks dejected following defeat in the UEFA Euro 2020 Championship Round of 16 match between Belgium and Portugal at Estadio La Cartuja on June 27, 2021 in Seville, Spain. (Photo by Fran Santiago - UEFA/UEFA via Getty Images)
Fran Santiago - UEFA/UEFA via Getty Images.

Cristiano se acabará. Más pronto que tarde, porque con Ronaldo nunca se sabe. Pero la sensación de que Fernando Santos ha desperdiciado la última oportunidad de potenciar a CR de la mano de una de las oleadas de jugadores más talentosos de los últimos años en Portugal es inevitable.

La última generación de jóvenes estrellas portuguesas no ha podido ser con Cristiano y a duras penas podrá ser sin él. Ni contigo ni sin ti. Porque Cristiano es el alfa y el omega. Es un patrimonio que todo aficionado de este deporte siente tan suyo como el propio juego. El fútbol contemporáneo no se entiende sin Cristiano Ronaldo. La cruz del escudo. Para João Félix, Bruno Fernandes, Bernardo Silva o Diogo Jota habrá más Eurocopas... pero no habrá más Eurocopas con Cristiano Ronaldo al lado.

Hasta certificar su eliminación ante la Bélgica de Roberto Martínez en octavos de la Eurocopa, la vigente campeona se aferraba a la tacañería de su seleccionador para administrar el talento del combinado luso respetando las jerarquías bajo sus preceptos competitivos. Los escasos 35 minutos disputados por João Félix a lo largo de los cuatro partidos disputados por Portugal durante el torneo encierran un conflicto mucho más profundo que lo dictan las decisiones de Santos.

La forma de entender la competición de Fernando Santos, que además acreditan sus éxitos y triunfos, prioriza unos conceptos que no son precisamente los que hacían de la convocatoria de Portugal una de las más temibles por su capacidad técnica casi ilimitada. Y João no cabe en esos conceptos. Igual que no ha tenido lugar de una forma sostenida, ni mucho menos vertebral, en la gran obra del 'Cholo' Simeone.

SEVILLE, SPAIN - JUNE 27: Joao Felix of Portugal reacts during the UEFA Euro 2020 Championship Round of 16 match between Belgium and Portugal at Estadio La Cartuja on June 27, 2021 in Seville, Spain. (Photo by Diego Souto/Quality Sport Images/Getty Images)
Diego Souto/Quality Sport Images/Getty Images.

Mira, Roy, no "es un impostor". En realidad, João es buenísimo. Pero de los buenos, buenos. Ahí está el problema. Para las ideas que hierven por la sangre de su seleccionador y de su entrenador, João supone una grave amenaza. Las contradice, las pone en jaque, las cuestiona. Invertir en João Félix supone que entrenadores que han tocado el oro del fútbol élite abrazados a sus ideas tengan que matizar su concepción sobre la marcha. No es plan.

Porque João tampoco te lo da todo hecho. No es Haaland ni Mbappé. Hay que cuidarle, mimarle, rodearle, entenderle y esperarle. Acompasarse a su juego y a su ritmo. Además de aceptar sus marcados déficits físicos y defensivos. Y, claro, por ahí sí que no.

En burbuja de Lisboa ante el RB Leipzig de 2020, Simeone nos hizo saber que João dura 60 minutos. Por lo que agotarle en el fútbol de vanguardia europea, de presiones, duelos, esfuerzos, movimientos sin balón e intensidad carece de sentido. Para él y para el equipo. Pero, tal vez, desde el banquillo podría ser una baza con la que reventar el partido. Tal y como ocurrió.

Aunque el 'Cholo' abrió la mente para moldear su idea alrededor de sus jugadores, João Félix tampoco cabía. Es un talento superior, sí, pero sufre defendiendo con el equipo replegado, no puede facilitarle ataques a los suyos a 50 metros de la portería rival, es nulo a la hora de trabajar en la presión... Por más que Simeone pone de su parte, João todavía tiene demasiados peros para el día a día.

Imagínate tú, querido lector, qué debe pensar Fernando Santos, que ni siquiera trató de entenderle, a la hora de planificar un torneo de un mes de duración repleto de partidos a vida o muerte cada tres días. João es poco menos que un grito a la desesperación.

Y así es como un talento superior vive en una constante incomprensión. Atormentado por si no llega, no explota. Por si no vale lo costó o no cumple lo que prometía. Porque Cristiano se acaba y él no pudo hacer nada.

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