A Joao Felix, la supervivencia en el Atleti se le "hace bola"

PAMPLONA, SPAIN - JUNE 17: (L-R) Joao Felix of Atletico Madrid, coach Diego Simeone of Atletico Madrid during the La Liga Santander  match between Osasuna v Atletico Madrid at the El Sadar stadium on June 17, 2020 in Pamplona Spain (Photo by David S. Bustamante/Soccrates/Getty Images)
Photo by David S. Bustamante/Soccrates/Getty Images

La vida de la estrella en un equipo coral es complicada. Mucho más en un equipo coral cuya gran figura ya está en el banquillo y centra toda la atención. El Atlético de Madrid de la última década nunca ha sido "El Atleti de Griezmann" ni "El Atleti de Diego Costa" ni "El Atleti de Radamel Falcao"... No, el Atleti es y será hasta que la cosa se tuerza, "el Atleti de Simeone" y eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes, claro. Por ejemplo, pierdes el partido de ida de los octavos de final de la Champions League y absolutamente todo el debate se centra en el entrenador. ¿Demasiado cobarde, demasiado contemporizador, incapaz de cambiar de guion según las necesidades del equipo en cada momento? Simeone es un paraguas tan grande para sus jugadores que a estos no les moja ni una gota de lluvia en plena tormenta.

Hay quien lo ha llevado mejor y quien lo ha llevado peor. Pongamos el caso de Antoine Griezmann. Griezmann llega de la Real Sociedad como talentoso media punta, difícil de encasillar. Aunque Álvaro Benito insista mucho en las retransmisiones en que Griezmann destaca por su llegada, yo no lo tengo tan claro. No recuerdo números especialmente brillantes del francés cara a puerta. Para mí, Griezmann destacó en el Atlético de Madrid, dio un campeonato del Mundo a la selección francesa y se afana en hacer carrera en el Barcelona por su sentido de la supervivencia. Simeone y el Atleti le enseñaron a sobrevivir, a colocarse donde se le pudiera encontrar y a la vez el rival no pudiera detectarle, a buscarse la vida del estrellato sabiendo que el equipo no iba a girar a su alrededor, que nadie se lo iba a poner fácil.

Griezmann llegó al Atleti siendo un gran jugador y salió siendo una superestrella. Simeone a menudo lo comenta con orgullo en las ruedas de prensa. Ahora bien, no todo el mundo es Antoine Griezmann. Por ejemplo, a Joao Felix esto de la supervivencia se le está haciendo bola. El portugués tiene la suerte de que el paraguas aún le protege, incluso en exceso. Si juega mal, se comenta de pasada. Si juega bien y le cambian, otra vez la culpa es del entrenador. Ahora bien, a Joao Felix, como en su momento a Griezmann, se le fichó para marcar diferencias. No para poner un equipo a su disposición, porque eso jamás va a pasar con Simeone en el banquillo y eso habría que tenerlo ya bien interiorizado, sino para hallar la manera de ser diferencial sin que nadie se lo explique. Va un año y medio y el aficionado colchonero cada vez se pone más nervioso. Con razón.

De Joao Felix sabemos que es un chico con un talento impresionante. Un chico muy joven, de apenas 21 años, y que viene de ser el niño mimado de la afición del Benfica. Su fichaje se cifró en 120 millones de euros más financiaciones e historias. Un fichaje que colocaba al Atlético de Madrid al nivel de los grandes clubes derrochadores de Europa, el último escalón competitivo que le quedaba. A veces, nos preguntamos exactamente qué estaban fichando y por qué. Se dice a menudo que Joao "no corre". Eso es una tontería. También se dice ahora de Griezmann en el Barça. Joao corre más de lo que debería, más de lo que correrá cuando encuentre su sitio, su jugada y su momento. Mientras, se nota demasiado que está buscando todo eso con urgencia.

Se puede culpar a Simeone de que no le dé pistas, pero Simeone siempre parece ocupado en alguna empresa más grande que el destino de un solo jugador. Tiene sentido. Cuando uno ejerce de pararrayos hace bien en tener el cielo totalmente controlado. Que Joao saldrá del Atleti mejor jugador de lo que llegó y que será un delantero con una carrera relevante no se le escapa a nadie. El asunto es saber en qué beneficia eso al aficionado madrileño. ¿Llegarán a ver esa versión mejorada en el Metropolitano? ¿Se emocionarán con una actuación perfecta, redonda, propia de un fichaje de 120 millones como la que vimos contra el Salzburgo a principios de temporada o estas actuaciones serán cosa puntual, esporádica, casi accidental?

A todos nos gustaría que Joao se echara el equipo encima, pero no está muy claro qué quiere decir eso. ¿Cómo se va a echar encima un equipo que no es suyo? Requeriría de mucho más tiempo mediático del que el propio Simeone puede ofrecerle. No, no parece que Joao Felix vaya a ser ese jugador exuberante, ese líder referente. Tampoco parece que ese sea el objetivo. Marcar diferencias en un equipo tan solvente, tan bien organizado como es este Atlético de Madrid, consiste simplemente en hacer lo que debes cuando debes. ¿Por ejemplo en el partido del Chelsea? Sí, por ejemplo. No pedimos cuatro regates y gol por la escuadra, porque para conseguir hacer eso una vez necesitas intentarlo cinco, a lo Messi en el Barça, y el Atleti no juega a eso. Sí pedimos sensación de peligro, de que aportas algo que el otro equipo no puede descodificar, que eres un jugador especial, distinto, una "amenaza constante", que se decía antes.

Joao Felix no lo es. Tiene todo el tiempo del mundo para serlo pero ojo con el tiempo en el deporte profesional y mucho más en el fútbol. Lo que no puede permitirse en ningún caso es acomodarse en el desaliento y a veces hay un punto triste en su juego, funcionarial, de brazos caídos y cara de "a mí me piden que haga esto y lo hago". Esos gestos de resignación cada vez que es sustituido. Si al talento natural le unes la exigencia de un entrenador que además va a salir ante la prensa a llevarse todos los palos cada vez que las cosas salgan mal, no puedes tardar mucho en convertirte en un jugador importante. Quizá no un jugador de YouTube, quizá no un candidato a no sé qué premio espectacular, pero sí un jugador que gana partidos. Porque al final te gastas ese dinero para ganar más partidos. Porque crees que Joao te los va a ganar y no otro. Hay que encajar las piezas, solo eso, pero también hay que intentar encajarlas y no desfallecer. De la capacidad de Joao (y de la afición del Atleti) para no rendirse dependerá su futuro a corto plazo. A medio, yo no tengo duda ninguna.

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