Javier García y Boca: una incorporación incómoda para el vestuario

Javier García tiene 33 años y atajó 14 partidos en las últimas tres temporadas. Este jueves firmó un contrato con Boca hasta diciembre de 2022. Dos años y medio de vínculo, con un acuerdo económico irreprochable. Libre de Racing, García llega casi gratis.

El hombre tiene experiencia, tanto en el club de la Ribera como en el fútbol argentino. Dentro de tres días se cumplirán 12 años de su debut oficial (2-1 a Lanús, defendiendo la valla xeneize).

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Con un puñado de meses, fue campeón. Aquel triangular que definió el Apertura 2008 con Tigre y San Lorenzo no pudo celebrarlo en el campo de juego. Después de una mala salida aérea que derivó en el gol del Matador (Leandro Lázzaro), pidió el cambio por una lesión que le impedía moverse con soltura. Dejó la cancha llorando de dolor y tres días después fue operado de pubalgia. Antes y después de eso alternó buenas y malas, pero exhibió personalidad para sostener un puesto pesado, al que le costaba encontrar un dueño estable, sobre todo a comienzos de 2010, tras la salida de Abbondanzieri.

García tuvo la responsabilidad de defender el arco de Boca cuando todavía no estaba maduro

Emigró a mediados de 2011, cuando Julio Falcioni lo relegó otra vez al banco. Después de seis temporadas en Tigre y las últimas tres en Racing, donde casi siempre fue suplente, García vuelve a Boca.

Se repite: desde lo económico, más aun en tiempos de crisis, su contratación es irreprochable. Sin embargo, su manifiesta amistad con Juan Román Riquelme enciende las alarmas: ¿el arquero llega por sus cualidades o por su vínculo afectivo con el máximo responsable del Departamento de Fútbol de Boca? Solo ellos dos lo saben. También será todo un asunto el vínculo con el plantel. La presencia de alguien tan cercano al vicepresidente segundo dentro del vestuario puede cercenar ciertas libertades.

Su arribo también le abre la puerta a una venta en esa zona de la cancha. El club de la Ribera no se quedará con tres arqueros titulares. Emigrará Andrada o se irá Agustín Rossi. También limita la capacidad de proyección de Manuel Roffo, que siendo titular del seleccionado argentino juvenil se ilusionaba con tener más chances. Un hombre de 33 años le pone freno a la proyección de un chico de 20 por el cual Boca invirtió mucho en su formación y al que todos sus entrenadores de las inferiores siempre destacaron.

Posiblemente Javier García tenga condiciones, sea un buen refuerzo y hasta tenga actuaciones destacadas de aquí a diciembre de 2022. También puede ocurrir que no juegue ni un segundo, y desde el banco de suplentes jamás exija o presione con la titularidad. Como ocurrió con Carlos Lampe.

Lo que sí sucede es que su arribo estará, desde ahora, vinculado a esa relación extrafutbolística con Riquelme, que comenzó justamente en aquel Apertura de 2008. Y será una carta que guardarán los que no simpatizan con esta conducción xeneize, para sacar a su debido tiempo, en caso de que los resultados no acompañen. Más allá de sus condiciones, no deja de ser una incorporación incómoda.