INVENCIBLES. EEUU, un equipo perfecto de mujeres campeón del Mundial de Futbol

Invencibles. No hay otro calificativo para describir al equipo de futbol de Estados Unidos en el Mundial Femenino que por cuarta ocasión se corona como campeón al vencer a Holanda por 2 goles a cero.

Con una total autoridad en el terreno de juego, el equipo comandado por Megan Rapinoe venció a las campeonas de Europa con un gol de penal de la misma capitana del conjunto estadounidense y uno más de Rose Lavelle con un disparo cruzado que sentenció el encuentro en la segunda mitad.

Durante 90 minutos, las ahora tetracampeonas bombardearon la portería de Sari van Veenendaal que frustró en varias ocasiones los intentos de abrir el marcador durante todo el primer tiempo y al mismo tiempo evitó un marcador más abultado por parte de las estadounidenses. Por esta razón, la arquera holandesa se hizo merecedora al Guante de Oro de este Mundial 2019.

En ese mismo orden, Megan Rapinoe se llevó el Balón de Oro como la mejor jugadora de la FIFA.

Holanda tuvo algunas oportunidades de contraataque que no fueron aprovechadas por una falta de definición y ante una defensa de EEUU que recuperaba balones con mucha velocidad.

La estadística final es muestra de ello. De un total de 11 claros tiros al arco, 10 fueron por parte de Estados Unidos y apenas 1 de Holanda, en un juego donde la escuadra de las barras y las estrellas jugó prácticamente como local con un estadio de Lyon donde una mancha naranja apenas rompía la uniformidad de los colores azul, rojo y blanco de los aficionados estadounidenses.

La velocidad de los desbordes por la banda derecha de Tobin Heath, el reparto de juego de Julie Ertz, la defensa de Crystal Dunn y Kelley O’Hara, así como el descontrol y atracción de marca por parte de Alex Morgan (sobre quien recayó la falta que terminó en el penalty), no hicieron más que demostrar que en el futbol femenil, no hay equipo más orquestado que EEUU. Simplemente, son las mejores del mundo.

La goleada 13-0 que le propinó a Tailandia en su primer encuentro del Mundial era apenas el preludio de lo que veríamos en la final. Un equipo que superó a todos sus rivales y cuyo único objetivo era ese, ganar el más preciado título, a tal grado, que la discusión llegó a los planos políticos cuando Megan Rapinoe sentenció que no iría a la Casa Blanca por estar en desacuerdo con la presente administración de su país. Donald Trump le reviró que primero tenía que ganar la Copa del Mundo. Y así lo hicieron. Parece que el presidente no tenía la mínima referencia de que si un equipo podría lograrlo era justo el de su país.

Porque a lo largo de todo un mes la pregunta no era si EEUU podía ganar el Mundial por cuarta ocasión (imponiendo un récord como máximas ganadoras de la historia en la rama femenil), sino si algún otro conjunto podía dar la sorpresa y quitarle la corona.

Y justo por eso este trayecto dejó actos heroicos que demostraron que hay países con una consolidación futbolística que están para jugarle al tú por tú a las estadounidenses. Era un examen de titulación, una prueba de fuego. Y así vimos a una Francia que se atrevió a desafiar esa autoridad; a una España que con corazón y arrojo nunca bajó los brazos; a una Inglaterra que le pegó un susto y apenas sucumbió por la mínima diferencia.

Estados Unidos está en el Olimpo y la palabra justicia queda chica ante la exhibición que dio de su calidad. Larga vida a estas mujeres que han inspirado y emocionado a todos. Porque marcaron la pauta y dan un aviso que en el futbol femenil, lo mejor está por venir.