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La intimidad de la selección argentina: el asado “a solas” que hicieron los jugadores y potenció al grupo antes de la Copa América

El cumpleaños de Lionel Messi, uno de los asados y momentos de intimidad y unión del grupo durante la burbuja de la Copa América
Instagram Messi

Después de 28 años de frustraciones, derrotas angustiantes y finales dolorosas, la Argentina encontró el título en el lugar menos pensado, en el Maracaná, en la Copa América de Brasil. El triunfo ante Brasil por 1 a 0 en el Maracaná fue el desenlace triunfal de un ciclo que impuso una marcada renovación en la selección nacional y que se forjó desde la unión un grupo de futbolistas.

Aunque el buen clima interno de la selección quedó a la vista en la cancha y en decenas de expresiones que los mismos futbolistas ofrecieron en las redes sociales, fue el entrenador argentino Lionel Scaloni el que permitió entender un poco más en detalle esa cohesión. En charla con Alejandro Fantino, capaz de generar climas distendidos y que desatan a los protagonistas, el DT contó detalles de cómo se fue formando el grupo durante toda la convivencia. Y puso como punto clave de esa unidad un acto tan sencillo como un asado. Una comida en la que los jugadores le pidieron al cuerpo técnico estar solos. Una reunión de la que se filtró algún video con una premonición.

Lionel Scaloni, en un entrenamiento de la selección, en Ezeiza.
Prensa AFA


Lionel Scaloni, en un entrenamiento de la selección, en Ezeiza. (Prensa AFA/)

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En primer lugar, Scaloni aclaró que no fue él quien permitió esa unión grupal. Destacó, en ese aspecto, la importancia de los más grandes. Nicolás Otamendi, Ángel Di María, Sergio Agüero y Lionel Messi. A ellos -a los jugadores-, les gusta decir que también de ese grupo forma parte Nicolás Tagliafico, que desde el Mundial 2018 se sumó como pieza importante.

“Un entrenador tiene que hacer lo justo y necesario, lo que haga falta en ese momento. Es todo de ellos. Hicieron un grupo. Mérito de los más veteranos y de los más jóvenes. Todos se alinearon, y de manera natural”, analizó Scaloni.

Sobre la importancia de la unidad entre todos los integrantes del plantel, Scaloni se refirió a algo que considera muy importante, como lo es la disposición de las mesas en cada una de las comidas: “Nosotros hacemos una mesa rectangular o redonda según como sea el lugar. Que todos se miren. Son 28 jugadores. Desde el primer día dijimos que no queríamos mesas separadas. Porque creemos que está bueno y además, nos vemos todos”.

Otra de las intimidades que contó fue el expreso pedido que le hicieron los futbolistas a él y su cuerpo técnico antes del comienzo de la Copa América: “Ellos nos pidieron hacer un asado solos, para conocerse y mezclarse en los lugares que estaban sentados. Y la pasaron mejor que nunca“. Además, durante esa reunión Rodrigo De Paul grabó un mensaje (con evidencia gestual que indica que no sólo se bebió agua en ese asado), que más tarde fue publicado en la redes sociales de algunos futbolistas: “Lo digo hoy, 10 de junio: nosotros, vamos a ganar la Copa América en Brasil y vamos a quedar en la historia”.

Durante la burbuja dispuesta por la AFA para los futbolistas, los jugadores de la selección también festejaron el cumpleaños de su capitán, Lionel Messi. Ese 24 de junio, con el equipo ya clasificado para los cuartos de final, varios jugadores mostraron la intimidad de la celebración a través de sus cuentas de Instagram donde se pudo observar el buen momento que vivía el grupo durante la competencia. Con Nicolás Otamendi como asador y con una alegría que permitió observar que el disfrute del torneo iba mucho más allá de los resultados deportivos.

Alguna vez los jugadores de la selección campeona en México 86 contaron que ciertas reuniones puntuales fueron muy importantes para identificar el objetivo común y enfocarse en el torneo. Jorge Valdano reconoció que aquel fue el ejercicio de transformación más grande al que asistió en su vida. Que permitió que un plantel desarticulado se convirtiera en un grupo inviolable en cuestión de días.

Naturalmente los problemas que tenía aquel conjunto poco tienen que ver con los actuales. La selección de México tenía varias grietas internas que se fueron cerrando con el transcurrir de los días (y de las reuniones). Una enorme cantidad de líderes de alto perfil, empezando por Diego Maradona y Daniel Passarella, algunos problemas de disciplina y la división entre bilardistas y antibilardistas.

Curiosamente, en el momento de mayor crisis, ya en la concentración del Club América, a horas de comenzar el Mundial, aquellos jugadores le pidieron a Carlos Bilardo algo parecido a los que estos futbolistas hicieron: que los dejaran reunirse solos, sin el cuerpo técnico. Resolver los problemas en un ejercicio de autosanación.

Bilardo, con su particular estilo, alguna vez comentó en una entrevista con LA NACION cómo reaccionó al pedido de una reunión en soledad de los jugadores. “Los dejé sólos, sí, sí. Los dejé. Pero no mucho, ¿eh? Mirá... Diez minutos, veinte minutos. Miraba el reloj. Y pum. Después me metí. No los podía dejar solos, porque no sabés lo que puede pasar. No podés.”

En México 86, Bilardo junto a Passarella, Mariani, Madero, Clausen y Pumpido, antes de un partido. Más atrás, Signorini, el PF de Maradona.
En México 86, Bilardo junto a Passarella, Mariani, Madero, Clausen y Pumpido, antes de un partido. Más atrás, Signorini, el PF de Maradona.


En México 86, Bilardo junto a Passarella, Mariani, Madero, Clausen y Pumpido, antes de un partido. Más atrás, Signorini, el PF de Maradona.

Este no fue el caso. Como se dijo, el inconveniente de este plantel fue otro. Messi, Agüero, Otamendi y Di María siguen siendo los líderes de esta selección. Desde hace muchos años. Los años del dolor, los años sin alegría. El tiempo en el que figuras internacionales fueron tratados por su propio pueblo como perdedores o fracasados. Tal vez la curación, esta vez, pasaba por ese lado. Aunque el “núcleo antiguo” sigue siendo muy determinante, los nuevos son mayoría. Necesitaban otra perspectiva. “Viejos” y jóvenes debían alejarse de aquella pesadumbre. Compartir objetivos comunes. Incluso, hasta ver el nacimiento de amistades.

No necesariamente un equipo deportivo debe componerse de amigos. Pero sí de individuos que sepan convivir y encontrar razones de un desafío común más allá de las diferencias. La pandemia los obligó a meterse en una burbuja. Y allí quedaron frente a frente, cara a cara, 28 jugadores. Con sus coincidencias, con sus diferencias. Pero con un juramento común: el de cambiar la historia.

Cristian Romero, Rodrigo De Paul, Ángel Di María, Nicolás Tagliafico y Agustín Marchesín, felices después de haber ganado un mini partido en la concentración de Ezeiza.
Cristian Romero, Rodrigo De Paul, Ángel Di María, Nicolás Tagliafico y Agustín Marchesín, felices después de haber ganado un mini partido en la concentración de Ezeiza.


Cristian Romero, Rodrigo De Paul, Ángel Di María, Nicolás Tagliafico y Agustín Marchesín, felices después de haber ganado un mini partido en la concentración de Ezeiza.