"Homo ludens": saber a qué juegan los Pumas

El filósofo e historiador Johan Huizinga (1872-1945), quien nació y murió en los Países Bajos, escribió un soberbio y fundamental ensayo sobre la importancia del juego en el desarrollo humano titulado "Homo ludens", que acaba de ser reeditado en la Argentina en una versión comentada y corregida por la editorial Espíritu Guerrero. Huizinga sostiene que "la cultura humana brota del juego y en él se desarrolla", asevera que "el juego es una lucha por algo o una representación por algo, entendiendo representación como la presentación de algo que ya está dado" y considera que una persona "no debe ser separada de sus tres funciones vitales: homo sapiens (pensante), homo faber (hacedor) y homo ludens (jugador)".

La referencia a Huizinga viene a cuento porque el rugby argentino vuelve a tener al juego en el horizonte. Detenida y con cambios de planes obligados por la pandemia, la actividad se asoma con el seleccionado ya instalado en Australia para afrontar dentro de un mes el Rugby Championship y con Argentina XV en Montevideo para disputar un 4 Naciones sudamericano. En el caso de los Pumas, colocar el foco en el juego es una necesidad que permite un abanico de análisis.

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Los Pumas llegarán a este torneo -inusual en su desarrollo; en un solo país y con lógicas restricciones sanitarias- con un déficit importante en el rubro de la competencia. Tendrá tres rivales que ya habrán jugado sus propios Super Rugby: primero Nueva Zelanda, luego Australia y este fin de semana arranca Sudáfrica. A esa desventaja previa hay que sumarle el pasado: el seleccionado argentino tiene el cuerpo herido en el juego y en los resultados. En el período 2016-2019 sobran los dedos de una mano para rescatar 80 minutos a gran nivel y hubo abundancia de derrotas. La rápida eliminación en la Copa del Mundo de Japón (última escala del equipo) fue una consecuencia de ese camino.

Fuente: LA NACION - Crédito: Rodrigo Néspolo
Fuente: LA NACION - Crédito: Rodrigo Néspolo

Por eso, si bien es verdad que las victorias ayudan a fortalecer el espíritu y la mente, lo primordial en esta nueva etapa es encontrarle la punta al hilo del juego, para desde ahí rearmar a la tropa. Gonzalo Quesada lo consiguió en Jaguares el año pasado. Ahora, sin Jaguares, Mario Ledesma y su equipo de trabajo tendrán que devolver la identidad que se perdió en estos años por errores propios y ajenos. Al fin, saber a qué juegan los Pumas.

Si esa idea de juego aparece y se milita, no importará si los resultados siguen sin llegar. No hay urgencias. La World Rugby, en una decisión ridícula, que no sólo afecta a la Argentina como gritan algunos para la tribuna, sino también a Escocia, ya cerró las bandas para el sorteo del Mundial ¡de 2023!, por lo cual otra vez, como en Japón, los Pumas tendrán en Francia a dos duros rivales en la primera ronda. Por eso, en estos tres años y monedas hay que ir gestando el estilo y, también, el equipo. En ese sentido, sin Super Rugby al menos por 2021, y con un grupo numeroso de jugadores en Europa, impera otra lógica para el armado del plantel.

Es de esperar, por último, que haya sido una señal de prioridad hacia el juego la convocatoria de Juan Imhoff, quien pese a ser el back argentino más desequilibrante en los últimos años, con títulos y cartel internacional, y con dos Mundiales encima, no era citado desde noviembre de 2015. Un despropósito sumado a jubilar en el seleccionado antes de tiempo a jugadores como Juan Fernández Lobbe, Marcelo Bosch y Marcos Ayerza, o dejar afuera a otros por motivos ajenos al juego. Soldar esas piezas sostendrá a unos Pumas que cuentan con muy buenos jugadores y con un staff capacitado como para emprender esta que ya era una nueva etapa como toda posterior a un Mundial, pero a la que se le sumó la incertidumbre y la destrucción producto de la pandemia. Como escribe Huizinga en "Homo ludens", "al comienzo de todas las competiciones se halla el juego".