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Handball. La vida de Manolo Cadenas, el entrenador de los Gladiadores que admira a Valdano, Simeone y Velasco

El tiempo fue el encargado de darle sus frutos. Cuando habla, sus jugadores lo miran con una especie de devoción. Manolo Cadenas es una enciclopedia abierta de handball. El entrenador de los Gladiadores constantemente pone en práctica todo el aplomo y la sabiduría que lo llevó a convertirse en una referencia de este deporte. Se hizo desde abajo y se nutrió de varios personajes del deporte argentino: Diego Simeone, Jorge Valdano y Julio Velasco aparecen entre sus referentes.

"Ya sea en entrevistas o libros, me empapé mucho acerca de Valdano y Simeone. Jorge es muy claro a la hora de comunicar. Y también he visto en Youtube algunas charlas muy interesantes de Velasco. Me gusta cuando Julio habla de los métodos del entrenador, de adaptarse al momento. En España seguimos mucho el deporte argentino. Y no sólo el fútbol, porque también conocemos a las selecciones míticas de baloncesto, vóleibol, hockey o rugby", detalla el español a LA NACION.

Cadenas (20 de mayo de 1955) se crió en León, España. Curiosamente, el entrenador no sabe explicar por qué llegó a enamorarse del handball. Simplemente, se dio. Y lo que empezó siendo su pasión, al tiempo terminó convertido casi en una obsesión. "Normalmente en los pueblos se juega al fútbol, pero desde pequeño fui un aficionado a los deportes de mano, principalmente al baloncesto y al balonmano. Yo tenía 14 años cuando mis padres se fueron a vivir a Madrid. Comencé a jugar al balonmano y luego quise ser entrenador. Así, arranqué en Leganés en 1986. Y desde los 19 años ya no paré jamás", dice. Atrás quedaba la recomendación de su madre de centrarse en los estudios de Magisterio.

Cuentan quienes más lo conocen que en Leganés, con su gente, salían a buscar posibles jugadores en el medio de la calle. Una especie de evangelización en la que les preguntaban si querían sumarse a entrenar. Un día rastreaban arqueros, al otro jugadores bien altos, al otro jugadores potentes. El trabajo en los juveniles de la entidad madrileña resultó fabuloso, al punto que el pabellón deportivo de Leganés se llama. Manuel Cadenas.

A nivel selecciones, Cadenas fue el entrenador de España de 2013 a 2016. Con el combinado de ese país logró la medalla de plata en el Europeo de Dinamarca 2014 y el subcampeonato en el Europeo de Polonia 2016, además de un cuarto puesto en el Mundial de Qatar 2015. Y fue precisamente en 2013 donde tuvo su primera experiencia dirigiendo en el exterior: Orlen Wisla Plock de Polonia. "En España era impensado salir del país porque teníamos la mejor liga, los mejores jugadores, y conseguíamos grandes títulos. Pero tras la crisis se perdió el poderío económico y eso me llevó a intentar en otros lugares", revela.

Cadenas arribó a la Argentina a mediados de 2017 y reemplazó a Eduardo Dady Gallardo, quien dirigió a los Gladiadores en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y de Rio 2016, y en los Mundiales de Qatar 2015 y Francia 2017. Fueron varios los mentores de un vigoroso proyecto que crece año tras año: hoy se les suman Guillermo Milano, Rodolfo Jung, Rubén Busolin y el preparador físico Guillermo Cazón, entre otros. Personas con ganas de comerse el mundo. Cadenas no vive aquí -también es el entrenador de Ademar León, su segunda casa-, pero se siente a gusto en el país. "Llevo casi 45 años como técnico y nunca había firmado tantos autógrafos como en la Argentina", dice. Sonríe y hace referencia a su visita a San Juan en octubre del año pasado, cuando ganaron el torneo Cuatro Naciones.

El entrenador español piensa en handball las 24 horas. A sabiendas de que la Argentina no es una potencia en este deporte, busca ideas para hacerle frente a los europeos. Diagrama variantes, ensaya sistemas. Y hace una comparación particular. "La de David y Goliat". ¿Cómo es eso? "Es que David tenía sus ventajas.", dice. Y le apunta a mejorar las habilidades individuales en el ataque; a entrenar distintas tácticas para contrarrestar la desventaja en el poderío físico y los lanzamientos exteriores; a recuperar velozmente la pelota y apostar a los contraataques. Herramientas a profundizar de cara a la gran cita en Tokio.

En un grupo de Gladiadores que mezcla experiencia y juventud, todos coinciden en que el papel de Cadenas es vital en el proyecto argentino. Entre sus principales virtudes le destacan la intensidad y la búsqueda permanente de nuevos intérpretes. "Manolo pasó por todos lados y te aporta un montón de cosas. Te da libertad, no deja que te relajes, le importa mucho el rendimiento del equipo más allá del resultado y te exige a que entregues lo máximo. Él vive pensando en handball todo el día", confiesa Gonzalo Carou, el capitán argentino y jugador de Ademar León. "Cadenas tiene muchísimas cosas para enseñarme. Creo que la toma de decisiones es un aspecto en el que me influye bastante. Y otros son los sistemas tácticos, tanto ofensivos como defensivos. Es impresionante lo que sabe", aporta Guillermo Fischer (23 años), una de las caras de la renovación. "Le apasiona trabajar con juveniles, y eso es fundamental", suma Diego Simonet.

Cadenas es uno de los tantos que considera que para potenciar el desarrollo de jugadores aparece en el país una falencia notoria: la ausencia de una liga nacional profesional. "Es un deporte que funciona bien para la mentalidad argentina. Hay muchos practicantes, hay potencial, pero hacen falta medios económicos para moverlo más en el interior. No obstante, muchos chicos se fueron a jugar al exterior y eso ayuda en la renovación del seleccionado. Es algo se puede aprovechar muy bien en los Gladiadores", analiza el técnico.

El español cree la que pasión e implicación condujeron al éxito albiceleste teñido de oro en Lima 2019. La próxima meta serán los Juegos Olímpicos, los terceros de manera consecutiva para los argentinos. "En Perú fuimos muy competitivos y nos adaptamos a todo. Ahora se viene Tokio 2020. Estamos muy lejos de los mejores países, pero apuntamos a mejorar constantemente. Un equipo que se precie de tal tiene que ser capaz de hacerle frente a las grandes potencias. Y ahí está la idea para el viaje a Japón", asegura. Cadenas es la sencillez de un hombre común que se sintió -y se siente- feliz haciendo esta vida.