Guabirá - Independiente: con un hat-trick de Herrera, el Rojo ganó en su debut en la Copa Sudamericana en Bolivia

Jonathan Herrera, autor de tres goles para Independiente
Twitter @Independiente

El debut en la Sudamericana le entregó a Independiente el partido más cómodo de los últimos tiempos. Guabirá de Bolivia nunca fue rival, y el Rojo obtuvo un 3-1 inobjetable, que incluso se quedó corto en las cifras finales.

El Rojo es un equipo que se va armando como puede, en función de contagios y lesiones, que en estos tiempos determinan las alineaciones mucho más que los resultados o los rendimientos. La consecuencia es que también juega como puede, o como lo dejan.

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En su excursión al este boliviano encontró un rival que lo dejó como ninguno antes. Le bastó un tiempo a Guabirá para exponer de manera evidente por qué el fútbol boliviano se encuentra desde hace tiempo en el escalón más bajo del continente. Algo sospecharía de antemano el cuerpo técnico del Rey de Copas, porque se animó a experimentar desde la propia alineación. Y el desarrollo del partido le fue dando la razón.

El golazo de Herrera para el 1 a 0 de Independiente

A los 7, Bustos buscó a Herrera en un pase recto, y el delantero, pese a estar apurado por Ibáñez, sacó un remate imprevisto que, breve roce en el defensor mediante, dejó sin reacción al arquero.

Con la ventaja prematura en el bolsillo y una vez comprobado que, salvo cuando Supayabe y Peredo se encontraban por derecha y le complicaban la vida a Ortega, el adversario tenía muchas limitaciones con la pelota, el Rojo se dedicó a disfrutar de una noche tranquila.

Herrera se quedó con el rebote y puso el 2 a 0

La ocasión fue entonces ideal para jugar y mostrarse. Nadie, por supuesto, la aprovechó mejor que Herrera. Se equivocó en algunas contras por apresurado -o quizás pecó de egoísmo-, mostró ciertas torpezas en el traslado, pero no hay argumento posible ante el oportunismo y la contundencia demostrada para sumar tres goles en su primer encuentro como titular.

También Alan Velasco sumó unos porotos para su cuenta. El prometedor juvenil, que no había vuelto a parecerse a sí mismo después de padecer el Covid, ofreció toda su gama de gambetas y su electrizante velocidad para superar con facilidad a cuanto jugador local se le pusiera delante. Guabirá nunca lo encontró cuando bajaba a recibir por detrás de los volantes y nadie pudo frenar sus desbordes si iba por afuera. Armó una gran jugada en la previa al 2-0 (el palo devolvió su remate), rondó varias veces el gol y se reivindicó como alternativa importante.

El tercero de Herrera para el 3-0 de Independiente

El colombiano Roa, por su parte, fue fiel a sí mismo. Capaz de lo mejor y lo peor, ofreció tantas ráfagas de su indudable talento como de su empeño por pasar por donde no se puede y hacer una o incluso dos de más cuando la jugada pide una resolución diferente.

El descuento para Guabirá

Fue más difícil saber cuán fiables son los chicos que formaron la zaga central. Ostachuk, el más inexperto, demoró un buen rato en acomodarse; Barreto y Costa aguantaron con firmeza al fornido Mina, pero la prueba, en sus casos, quedó para cuando lleguen exigencias mayores.

El Rojo pasó con comodidad por Bolivia, experimentó y arrancó a todo tren la Sudamericana. No es poco para un equipo que se arma y juega como puede.