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El GP de la Fórmula 1 en Japón: de la victoria épica de Schumacher a la amenaza por el tifón

Un tifón amenaza el Gran Premio de Japón, una situación que no resulta desconocida para la Fórmula 1 cuando visita el serpenteante circuito de seis kilómetros a orillas de la bahía de Ise. En 2004 y 2010 se tuvo que reprogramar la prueba de clasificación en el autódromo de Suzuka, cuando vientos de entre 180 y 200 km/h y trombas de agua obligaron a los comisarios deportivos a cerrar el trazado. Hagibis puso en alerta a la FIA y provoca que las escuderías, pilotos y organizadores ensayen un seguimiento detallado de los partes meteorológicos. La seguridad es prioritaria para el Gran Circo, que en las oportunidades anteriores aplazó la qualy para el día de la carrera. "Está claro que si llega no habrá forma de conducir", señaló Charles Leclerc, que firmó las cuatro últimas poles; el monegasco resultó perjudicado en la temporada por las órdenes de equipo que ensayó Ferrari. Al inicio, porque Sebastian Vettel era considerada la mejor espada de la Scuderia; en el Gran Premio de Rusia, del reciente 29 de septiembre, el alemán desoyó la estrategia, no devolvió el puesto logrado en un undercut, aunque una falla lo eliminó de la carrera. El desastre fue un tanto mayor, ya que provocó que Lewis Hamilton (Mercedes) y su compañero Valtteri Bottas sellaran un 1-2 que no entraba en la planificación del conjunto que lidera Toto Wolff.

Schumacher, Ferrari, Suzuka y la lluvia

La lluvia es una invitada recurrente en Suzuka y el agua fue una aliada para que Michael Schumacher lograra en ese escenario el primero de los cinco títulos en Ferrari. El 8 de octubre pasado se cumplieron 19 años de aquella victoria con tinte épico, un desahogo para la casa de Maranello, que terminaba con la sequía de campeonatos de sus pilotos. Schumy, con una estructura de lujo y un auto que se diseñó a nuevo, con un motor V10 a 90 grados en lugar de los 80° anteriores, lo que posibilitó bajar el centro de gravedad y prestar mayor atención al desarrollo aerodinámico, estaba en condiciones de calzarse la corona después de cuatro temporadas a la sombra de Williams -Damon Hill, 1996; Jacques Villeneuve, 1997- y McLaren, que con Mika Häkkinen se impuso en 1998 y 1999. El finlandés fue el rival de Schumacher en 2000, aunque el festejo cambió de dueño.

La temporada resultó un duelo entre dos pilotos de excelencia y con Ruben Barrichello y David Coutlhard desarrollando el rol de escuderos en Ferrari y McLaren, respectivamente. La cita japonesa era la anteúltima del calendario, que en aquel tiempo era de 17 Grandes Premios, cinco menos de los que habrá en 2020. Schumacher y Häkkinen se repartían 11 de las 15 victorias, de las cuales siete pertenecían al piloto alemán. Y desde la qualy se observó que Suzuka ofrecería una batalla sin cuartel: 193 milésimas separaron a Schumacher, puntero del campeonato, de su contrincante; en la segunda fila de la grilla, Coutlhard aventajaba a Barrichello.

El Dream Team de Ferrari lo lideraba Schumacher en la pista, pero en el garaje se escondía una porción importante del éxito con Jean Todt -director de equipo- y el director técnico Ross Brawn. Era el cuarto año de una estructura que tenía por delante la oportunidad de ser protagonista de un momento histórico para la Scuderia y para la F.1: ser campeones y romper con el hechizo de 21 años que acumulaban los pilotos del Cavallino Rampante en ser monarcas, después del logro del sudafricano Jody Scheckter en 1979.

La largada del Gran Premio japonés enmudeció a los tifosi: Häkkinen hizo un movimiento perfecto y adelantó a Schumacher, que no lograba incomodar al finlandés, siempre calculador y sin fisuras para conducir, que se enseñaba más veloz y alimentaba una rápida ventaja en los cronómetros. Los 15 mil espectadores que esperaban un mano a mano vibrante debían contentarse con un manejo abrumador del piloto de McLaren. La pista reflejaba el dominio de Häkkinen y el box de Ferrari se enseñaba imperturbable, como si no quisiera descubrir la jugada. Era la carta que había diseñado Brawn, un magnífico estratego.

La primera de las dos detenciones en los pits modificó el escenario. McLaren hizo una tarea perfecta y aunque Ferrari demoró seis décimas más que su rival, ese tiempo sería la llave de la victoria y del campeonato. De regreso a la pista, cuando los que encabezaban el pelotón descubrieron tráfico la diferencia empezó a reducirse y para cuando Häkkinen salió de la segunda parada Schumacher lo aventajaba por casi medio minuto y con la lluvia como aliada. La situación aumentaba el favoritismo del alemán. Ferrari estiró el llamado al box, desató el nudo que se demoraba 21 años e inició un período de dominio sin precedentes, de cinco temporadas, con la fortaleza conductiva de Schumacher y las genialidades que trazaba desde el muro Brawn.

Muy lejos de aquellos años dorados, Ferrari no exhibe un piloto campeón desde 2007, con Kimi Räikkönen. La actual temporada parece sentenciada para que Hamilton se convierta en monarca por sexta ocasión y quede a tiro del registro histórico de Schumacher, y también para que Mercedes celebre entre los Constructores. Entre partes meteorológicos y comentarios, la Scuderia se focaliza en Suzuka y espía el futuro, aventurando que los errores servirán para consolidarse en 2020. "Optimizar el resultado de cada carrera y recién al final de la temporada sacaremos conclusiones: lo ideal sería mejorar lo del año pasado [Ferrari sumó 571 puntos; ahora acumula 409 con seis Grandes Premios por correrse], porque demostraríamos que seguimos avanzando. Sé que tuvimos un flojo comienzo de temporada, pero también creo que arrepentirse ya no tiene sentido", aseguró Mattia Binotto, el director de Ferrari, que en Suzuka observa las pantallas del sistema meteorológico tanto como los indicadores de rendimiento que resaltan los autos de Vettel y Leclerc.

El desafío de Verstappen a Sainz

El tifón Hagibis es el eje de la escena en Suzuka y los pilotos no desconocen que la qualy y los entrenamientos podrían reprogramarse. "Los esfuerzos que se llevan adelante es para minimizar la alteración del programa de la F.1, pero la seguridad de los aficionados, pilotos y equipos es la prioridad", dicta un comunicado de los responsables de la categoría. En la rueda de prensa, lejos de enseñarse temerosos por las desaventuras del clima, Max Verstappen y Carlos Sainz se desafiaron. pero en la PlayStation y al FIFA.

"Si se cancelan los entrenamientos [del sábado] tendría más tiempo libre ese día, pero debería levantarme más temprano el domingo [para la qualy]. Igualmente, algo parecido nos pasó en Austin 2015 [Gran Premio de los Estados Unidos] y no me afectó demasiado", explicaba Verstappen (Red Bull Racing), cuando Sainz (McLaren) lo interrumpió con una frase que dejó pensativo y sonriente al neerlandés: "Más FIFA". "¿Más FIFA? Lo traje, así que si quieres venir y perder otra vez estás invitado", retrucó a pura risa MadMax, un fanático de los videojuegos, al igual que Lando Norris (McLaren).

El español y el neerlandés también se enseñaron serios y analíticos al momento de comentar las dificultades que se presentan con el clima en Suzuka. "Supongo que nos consultarán, aunque va a ser bastante claro saber si se puede correr o no; por el momento, no habría problemas para el día de la carrera. Así que tengo mi lancha en espera", señaló Verstappen, que nunca ocultó su dosis de humor. Por su parte, Sainz especificó: "Confío plenamente en Michael Massi [director de carrera de la F.1] y en su equipo para competir en condiciones de alta seguridad. Lo que sucedió en Hockenheim es un ejemplo, porque en las primeras vueltas el piso estaba muy húmedo y hasta que no se observó lo bastante seguro no se colocó la bandera verde".La frase acompañó los dichos de Leclerc: "Aunque solo llevo un año y medio en la Fórmula 1 siempre se privilegió la seguridad al momento de tomar decisiones. Siempre nos preguntaron sobre las condiciones de pista cuando subimos a los autos".

"En los últimos años, no necesitamos demasiada lluvia para que sea inseguro. Si le agregamos la fuerza del viento creo que todo se complica y mucho. Podemos debatir, pero tendremos que esperar y ver si llega el tifón y cómo llega para tomar la mejor decisión", aseveró Nico Hulkenberg (Renault).