Golf. La furia de un campeón con un búnker, cómo le fue al aficionado argentino y los tiros mágicos en el arranque

Jordan Spieth y Bryson DeChambeau, casi en una coreo sobre el green
British Open

La tradición. La historia. El magnetismo. Decir “The Open” es hablar de uno de los torneos más emblemáticos del golf. Que rota sus escenarios y va del mítico St. Andrews o Carnoustie, en Escocia, al Royal St. George’s, en la bahía de Sandwich, al este de Londres y sobre el Canal de la Mancha. Típico link, esas canchas sin árboles, sin defensas para el viento que proviene del mar, con espesos roughs de los que sacar la pelota requiere muñeca firme y fuerza. Y bunkers que no son precisamente una instancia de tránsito en el juego, sino auténticas trampas de arena que pueden sacar de foco al más encumbrado. Suelen decir risuena y exageradamente los aficionados de fin de semana que “para salir de esos búnkers a veces es necesario un abogado”.

El español Jon Rahm no la pasó bien con un búnker en Royal St. George's
British Open


El español Jon Rahm no la pasó bien con un búnker en Royal St. George's (British Open/)

La cancha de 7200 yardas de par 70 (35-35), remodelada con la ubicación de búnkers para contrarrestar (o tratar) la potencia de los jugadores de estos tiempos, es intimidante desde su hoyo 1. Las caras de los protagonistas se transforman cuando con su driver o hierro, desde el tee, le marcan a la gente que la pelota va desviada sobre los costados de los fairways. Síntoma elocuente de que ya saben las dificutades que afrontarán con el segundo tiro. Por eso, lo esencial es no desviarse del carril central. Royal St. George’s, como tantos links semejantes, no perdona los errores. Aunque a decir verdad, el viento no pareció molestar a quienes salieron por la mañana (hay una diferencia de cuatro horas con la Argentina) y hubo bastantes buenos scores. Quizá la lluvia de los días previos ayudó para la recepción de los tiros y ofició como alivio.

Claro que no todo salió como lo imaginaron, inclusive, campeones de Majors, como el español Jon Rahm, reciente ganador del US Open en Torrey Pines, ex número 1 del mundo y quien llegó a este British Open con muchas ilusiones de otro gran logro, para superar, incluso, a la leyenda ibérica Severiano Ballesteros, que conquistó cuatro Majors (3 de ellos, en el British), pero nunca dos en una temporada. Y así se lo vio el fornido español luchando contra la cancha, abundando de pares en su tarjeta de los primeros 18 hoyos, pero mostrando su contrariedad y fastidio cuando uno de los búnkers le tendió una celada. Es común la incomodidad y los tiros desde la arena que no cobran la altura debida, pegan en los bordes... y la pelotita regresa al lugar de partida. O uno peor.

Búnkers para enloquecer hasta a un campeón

Finalmente, Rahm cerró su vuelta con un birdie en el 18 que le brindó una tenue sonrisa para concretar un score de 71 (+1). Fueron dos birdies, un bogey y un doble bogey (el par 4 del 9), precisamente el del búnker que lo desarticuló, lo que marcaron su paso por la primera vuelta.

Abelito Gallegos, el amateur argentino que está viviendo su primer British
British Open


Abelito Gallegos, el amateur argentino que está viviendo su primer British (British Open/)

Un Abierto Británico que también tiene a dos argentinos en la carrera. Uno de ellos, el aficionado Abel Gallegos, que ya vivió el año pasado la experiencia de jugar el Masters de Augusta y tenía pendiente su participación en The Open, cancelado en 2020 por la pandemia. El día tan esperado para este chico, de 19 años, bonaerense de 25 de Mayo, llegó y no lo olvidará jamás. “En Augusta me cruzaba con Koepka, con las grandes figuras del circuito a quienes veía por primera vez, y me distraía un poco. Ahora ya los conozco y me puedo focalizar más en el juego”, le contó a LA NACION antes de su debut en el British.

Y en rigor, tuvo una actuación muy razonable: una tarjeta de 73 golpes (+3), producto de un mejor desempeño en la ida, donde se fue con un par 35 (bogey en el 6 y birdie en el 7). En el trayecto de regreso, Gallegos cometió bogey en el par 4 del 10 y doble bogey en el par 5 del 14. Quedó momentáneamente fuera de los 100 primeros y deberá esmerarse a fondo en los segundos 18 hoyos para tener la chance de superar el corte y disfrutar también del fin de semana.

El otro argentino, de mayor experiencia, es el chaqueño Emiliano Grillo, quien sale en el turno tarde.

Louis Oosthuizen se lució con seis birdies para tomar el liderazgo
British Open


Louis Oosthuizen se lució con seis birdies para tomar el liderazgo (British Open/)

Entre los que se lucieron en el arranque del torneo, hubo dos que dominaron la mañana. El sudafricano Louis Oosthuizen redondeó una tarjeta perfecta de 64 (33-31) (-6), con seis birdies y 12 pares. Demostrando que el impacto por perder el US Open en los últimos 18 hoyos con Jon Rahm no lo abatió ni mucho menos: quiere revancha rápida. Y dio su primera señal. El otro es el estadounidense Jordan Spieth, el hombre que impactó a los 21 años en 2015 con un doblete en Majors (Augusta y US Open), dos temporadas más tarde se impuso en el British y luego ha tenido oscilaciones. Pero como se sabe en el golf, cuando un campeón de Majors se para en el tee del 1 nunca hay que descartarlo como uno de los candidatos: ya sabe lo que son las presiones y cómo ganar los torneos que desviven a los profesionales. Como Oosthuizen, y ya con más maduros 27, Spieth también concretó 6 birdies, aunque pagó el bogey en el par 3 del hoyo 3 y terminó con 65 (-5). Una tarjeta que también presentó su compatriota Brian Harman (31-34), con 7 birdies y dos bogeys.

No fue el mejor comienzo para el irlandés Shane Lowry, defensor del título, que concluyó con 71 (+1), con cuatro birdies y cinco bogeys. Aunque mostró sus manos con un tiro espléndido desde el rough que cautivó a todos. Fue el segundo impacto en el par 4 del hoyo 12, dejó la pelota casi dada y bajó el par.

El tiro mágico del defensor del título

¿Cómo le fue a Bryson DeChambeau, el pegador que ha revolucionado el golf en los últimos tiempos y que entregó la postal de la primera jornada con una coreo sobre el green con Spieth? Similar a lo realizado por Lowry: cuatro birdies y cinco bogeys, para un score de 71 (+1) y posicionarse temporariamente entre los mejores 75 del torneo. Como dijo Oosthuizen para tratar de explicar su tarjeta de 64, “lo esencial en Royal St. George’s es no perder la paciencia”. Y ese factor no es, precisamente, uno de los aliados de DeChambeau. Habrá que ver cómo lo domina. En ese sentido, mejor le ha ido de arranque a su compatriota y “enemigo mediático” Brooks Koepka, con tres birdies y dos bogeys, para sellar un 69 (-1) y quedar por ahora entre los 25 primeros, expectante.

La perla de Snedeker

La joya de la mañana en la Argentina fue la del estadounidense Brandt Snedeker. Estaba uno arriba en el tee del 16, con un birdie y dos bogeys. Y de pronto, se alinearon los planetas. Birdie en ese 16 (de par 3) y un águila en el par 4 del 17. De esa manera, terminó con 68 (-2), entre los 15 primeros y a cuatro de Oosthuizen.