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Gastón Ávila: el desafío de ser central titular en Boca, la chance que no tuvieron Komar ni Balerdi

"La zaga es el puesto que más tranquilo me tiene", era la frase que tanto repetía Miguel Ángel Russo antes de ser campeón con Boca en la Superliga. Cuando Junior Alonso comunicó que no seguiría debido a "problemas personales graves", el consejo de fútbol, liderado por el vicepresidente segundo Juan Román Riquelme, se agarró la cabeza al perder a uno de los jugadores clave. Y también el propio DT, que tenía la confianza de contar con cuatro centrales de gran rendimiento. Además, el DT proyectaba a Alonso como titular para encarar los futuros objetivos, por eso no sorprende que ahora haya pedido un refuerzo de experiencia para la Copa Libertadores.

Sin embargo, hay un jugador que el entrenador conoce más que nadie y que tiene la personalidad para ocupar ese vacío que quedó: Gastón Ávila, que además puede desempeñarse como lateral izquierdo. El futbolista de 18 años tendrá el desafío de ganarse un puesto en Boca, un club que no suele esperar demasiado a las promesas, que necesita "resultados ya", y quizás por eso no tuvieron sus chances centrales como Juan Cruz Komar (Talleres de Córdoba) y Leonardo Balerdi (Borussia Dortmund), ellos sí surgidos de la cantera xeneize.

Ábila es oriundo de Empalme Graneros, un barrio humilde de Rosario en el que se crio junto a nueve hermanos en medio de caminos que podían arrastrarlos a la delincuencia o la droga. Él, al igual que Ezequiel, más conocido como Chimy (jugador de Osasuna, de España), apostaron a que la pelota los desvíe hacia un futuro de éxitos con los que crecer y ayudar a su gran familia. Incrédulo, se emocionó cuando a principios de 2019 el xeneize compró su pase a modo de apuesta a trabajar desde la reserva: en Rosario Central no había debutado en primera.

Según lo detallado por Nicolás Burdisso, director deportivo durante el último año de gestión de Daniel Angelici, la adquisición fue por dos millones de dólares a cambio del 60% del pase. Los trascendidos indicaron que Walter Samuel, ayudante de campo de Lionel Scaloni en la selección argentina, se lo habría recomendado: si bien el Muro no estuvo cerca de las divisiones menores del seleccionado, Scaloni sí lo había citado, por ejemplo, para el torneo de L'Alcudia que ganaron con el Sub 20 nacional en 2018.

Las buenas referencias estaban sobre la mesa y el chico no tardó en mostrar sus credenciales en el equipo que por entonces dirigía Rolando Schiavi: contabilizó tres goles en sus primeros siete encuentros con la Reserva. No era algo casual. En 2018 se transformó en el defensor más goleador de la historia de las juveniles de Rosario Central en los torneos de AFA, superando los 32 goles en alrededor de 100 partidos entre 9na y 6ta. Pateador de penales y tiros libres, su 1m82 no le impiden imponerse con cabezazos en las dos áreas. De hecho, su primer grito con la camiseta azul y oro fue a través de esa vía.

Jugar el preliminar en la Bombonera a fines de marzo del año pasado, ante Banfield, serviría para que los hinchas vieran en acción al rosarino del que tan bien se hablaba. No obstante, las cosas salieron al revés: Boca goleó, pero él se retiró de la cancha con rotura del ligamento cruzado anterior, lesión en el ligamento colateral medial y ruptura meniscal externa en la rodilla derecha. Un viaje de la ilusión a la frustración.

Para reaparecer debió esperar hasta 2020, cuando Sebastián Battaglia ya era su nuevo entrenador y en medio de un proceso de cambios que lo reencontró con un viejo conocido: Miguel Russo, padre de Ignacio, uno de los amigos que Ávila dejó en la cantera rosarina, ya lo tenía visto y lo sumó rápido a los entrenamientos del plantel profesional.

"Si me preguntás quién me sorprendió, te digo que fue Gastón Ávila", reveló Russo en el amanecer de su ciclo, haciendo un mini balance de sus primeras prácticas en Boca. Y tenía para elegir entre varios jugadores de calidad. Porque si bien siguió su crecimiento en juveniles, no tenía una imagen tan reciente. Y ahí notó el potencial a explotar: además de la capacidad goleadora, vio a ese defensor ágil, con una gran percepción para anticipar y una importante personalidad y calidad para producir una salida limpia desde el fondo. Encima, con perfil zurdo, algo que Russo perdió con la salida de Alonso, teniendo en cuenta que Carlos Izquierdoz, Lisandro López y el peruano Carlos Zambrano, los tres zagueros que le quedaron, son diestros aunque pueden adaptarse al perfil cambiado y jugar como segundos centrales. "Tiene características para ser un crack, por eso lo fuimos a buscar, era una buena oportunidad para Boca", sentenció Burdisso, un conocedor del puesto y de lo que pesa la camiseta azul y oro.

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Una publicación compartida por GASTON AVILA [R] (@gastonavila.14) el 25 de Abr de 2020 a las 8:11 PDT

El Gato, como lo apodan, dejó a la vista justamente eso último cuando Miguel, en su segundo partido dirigido, lo hizo debutar en primera. El compromiso frente a Talleres, en Córdoba, estaba caliente y Boca sufría por la ventaja de un gol que debía sostener sobre el epílogo. Tras el descuento del local, Frank Fabra acusó una fatiga muscular y Ávila entró a disputar los últimos ocho minutos como lateral izquierdo. Ese tiempo alcanzó para mostrar una velocidad y fortaleza física que impidieron que algún atacante cordobés se metiera en el área. Además de la pierna firme que tanto agrada al hincha.

Pareciera ser el momento de sumarlo como uno de los cuatro zagueros, por más que Russo y su cuerpo técnico pretenden reforzar el puesto con otro futbolista de jerarquía. ¿Quién es su referente? Otro defensor goleador y uno de los mejores del mundo. "Yo admiro y veo mucho a Sergio Ramos (central español de Real Madrid). La verdad es que intento copiarlo siempre", contó apenas firmó en el xeneize. Fijó la mirada en otro central que demuestra personalidad y también hace goles.

Será un desafío para Gastón Ávila. Es que en los últimos años, las inferiores y la primera de Boca no fueron de la mano. Especialmente en su puesto, en la que ante las repentinas ofertas los chicos se fueron vendidos. De hecho, su arribo a la Ribera se produjo también a raíz de que una de las grandes promesas xeneizes se fue de esa manera: Leonardo Balerdi, con sólo cinco partidos oficiales, fue transferido a Borussia Dortmund, de Alemania, por 18 millones de dólares.

Por otro lado, Juan Cruz Komar contabilizó la misma cantidad de encuentros disputados (convirtió un gol en la Copa Libertadores) antes de partir a préstamo a Talleres, en 2016. Y para que Emanuel Reynoso fuera refuerzo de Boca, terminaron entregándole a los cordobeses el 50% de su pase para abaratar los costos por Bebelo.

Está claro que la de ahora es otra gestión con respecto a la que negoció a aquellos juveniles, pero para Gastón Ávila será la oportunidad de ver si los jóvenes valores podrán tomar un firme protagonismo en esta nueva era.