Garbiñe Muguruza, la tenista a la moda
Que Muguruza está en boca de todos no es noticia, como tampoco lo es señalar que con su impresionante figura le encanta lucir como las “tops models”. Desde luego, no añadimos nada nuevo al decir que ha pasado a la historia de las jóvenes deportistas españolas al conquistar dos Grand Slams y colocarse en la segunda posición en la clasificación mundial de la WTA (ahora está en la cuarta). Sin embargo, su juventud, su belleza, su desparpajo, y su talento nos invitan a profundizar un poco más en ella, para traerte los aspectos de su persona más desconocidos.
Garbiñe, de raíces vascas y venezolanas, reúne el tesón y la sensualidad de sus dos tierras. Por parte de padre, Muguruza no solo luce el apellido, también la determinación, el coraje, la visión firme y clara de quien sabe lo que quiere, y por supuesto, la experiencia de estar en la lucha desde siempre, lucha desde que cogió una raqueta con tres años para competir con sus hermanos mayores y lucha por que se respete la Ñ de su nombre. Por parte de madre, ha heredado la pasión, el gusto por la moda y el lucir bien, la alegría, el amor por su familia y la fortaleza de una mujer que se ha plantado para decir: yo escribo mi propia historia.
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Este poderoso cóctel la ha llevado a destacar en su profesión: es la única española en ganar el Roland Garros (2016) y Wimbledon (2017) y en derrotar a las todopoderosas hermanas Williams en dos finales de Grand Slam. Pero también es la campeona fuera de la pista, brillando con los diseños de los grandes gurús de la moda: si no fuera por la marca de los calcetines por encima de los tobillos, nadie diría que la joven de 23 años es tenista y no modelo.
Una publicación compartida de Garbiñe Muguruza (@garbimuguruza) el 19 de Sep de 2016 a la(s) 10:23 PDT
“La gran Mugurusa”, la llama su primer entrenador en Venezuela, René Fajardo, el “Killer”, del que aún conserva su derecha, su revés y su desplazamiento por la pista, pista de tierra o hierba, ya nada se le interpone a esta joven de 1,82 cms.
La tenista, que siempre tuvo claro que quería llegar lejos, no dudó en seguir a sus hermanos a la escuela de Sergi Bruguera en Barcelona, como tampoco dudó, años después, en rechazar una lucrativa oferta del presidente Maduro para representar a Venezuela, o en sustituir a su entrenador Alejo Mancisinor por el francés Sam Sumyk, ya que este había saboreado lo que era el top ten.
Una publicación compartida de Garbiñe Muguruza (@garbimuguruza) el 2 de Jun de 2017 a la(s) 11:22 PDT
“Si no me viese en el top ten, apaga y vámonos”, dijo Muguruza hace 4 años. Ahora, ya no busca estar entre las diez primeras, ahora, Garbiñe con Ñ, quiere ser la número uno. Y su afición a ambos lados del charco no lo duda, Garbiñe llegará allí donde la lleve su raqueta de fuego y pasión.
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Una publicación compartida de Garbiñe Muguruza (@garbimuguruza) el 6 de Abr de 2017 a la(s) 11:03 PDT
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