Hay futbolistas de primera gays y sabemos quiénes son
Sí, hay futbolistas gays.
¿Y qué?
Bueno, la verdad es que importa, y mucho.
¿Os imagináis cómo lo tratarían sus compañeros en los vestuarios, cómo se sentirían al desnudarse ante un homosexual, qué precauciones tendrían en los abrazos y las melés colectivas?
¿Cómo lo trataría la afición? ¿Qué insultos recibiría desde las gradas, en las redes sociales?
Parte del mundo del fútbol sigue en la Edad Media.
¿Exagero?
Que todavía queda mucho por hacer y que el racismo, machismo y la homofobia están muy presentes en el mundo testosterónico del futbol lo demuestra la brutal reacción contra esta imagen. El pasado 3 de junio, el futbolista del Betis Borja Iglesias fue a un entrenamiento de su equipo con las uñas pintadas de negro.
Con las uñas pintadas.
Un hombre.
Un futbolista.
¿Cómo se le ocurre?
El colmo es el aficionado con la bandera arcoiris en su perfil llamando maricón al jugador.
Todos estos insultos, y muchos más, los recopiló el periodista de Onda Cero Raúl Granado.
Así está la cosa. Esto es solo 1 ejemplo para que luego sigamos pensando que ya está todo hecho en la educación y en la lucha contra el racismo y la xenofobia. Sigamos criminalizando a la gente por su color de piel o por quién se acuesten. Nos está quedando una sociedad magnífica
— Raul Granado (@Raul_GranadoOCR) June 3, 2020
Y todo, por unas uñas negras.
¿Os imagináis cómo trataría parte de la afición a cualquier jugador de La Liga que decidiera salir del armario?
Borja Iglesias ha respondido así.
Te lo explico yo, que no hay problema.
Es una forma de concienciarme y luchar desde mi posición contra el racismo, pero creo que también me viene bien contra lo homofobia.
Además tengo que admitirte que me gustan.— Borja Iglesias (@BorjaIglesias9) June 3, 2020
Pues casi demos las gracias porque los partidos se vayan a jugar sin afición durante un tiempo. Imaginad cómo lo tratarían desde las gradas. Imaginad también si fuera homosexual. Y cómo se sienten todos aquellos jugadores de primera que lo son.
Porque los hay. Y no son pocos.
Pero tienen que casarse y tener hijos y disimular como si estuviéramos en la Edad Media.
Este artículo se publicó originalmente el 5 de junio de 2020.