Fue penalti

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Fue penalti. Así de claro.

Fue penalti con la mala suerte de que ocurrió en el minuto 93 –justamente– y no en el 85 o en el 72; pero lo fue. Visto en directo, no cabe duda.

Mehdi Benatia mide 1,90 metros (6 pies 2 pulgadas) y pesa 92 kilos (203 libras); Lucas Vázquez mide 1,73 metros (5 pies 8 pulgadas) y pesa 70 kilos (154 lbs). En el minuto 93 de un partido que la Juventus jugó a la perfección, dado el déficit de goles que traía de la ida, y en el cual llegó a empatar la renta que había sacado el Real Madrid en Turín, un balón llovido sobre el área de Gianluigi Buffon lo ganó por alto Cristiano Ronaldo para habilitar a Lucas Vázquez sólo frente al marco del histórico portero italiano. Resulta que el central marroquí, viendo su error en la marca, llegó a toda a prisa a intentar tapar el remate del gallego en boca de gol, pero lo hizo por detrás, tarde y de manera abrupta. Con su corpulencia se llevó por delante a Lucas Vázquez cometiendo un claro penalti que Ronaldo –quien si no– anotaría de forma magistral ante Wojciech Szczęsny, quien había sustituido a Higuaín tras las airadas protestas al árbitro por señalar el penalti de Buffon –lo que le costó la roja directa.

Hasta aquí, la jugada no admite interpretación alguna. Esto es lo que ocurrió en vivo y en directo, sobre el césped, con el árbitro inglés Michael Oliver a escasos metros, y el juez de línea de fondo –el veterano Martin Atkinson– en una posición privilegiada para observar la jugada. A partir de aquí, podemos especular sobre cientos de conjeturas. Podemos repasar todas y cada una de las repeticiones, y en algunas pensaremos que Lucas se tira, en otras que Benatia le empuja, después habrá alguna que nos invite a pensar que Benatia toca el balón, mientras que seguro aparece un ángulo en el cual el esférico rebota claramente en el pecho de Lucas. También sería bueno sacar a colación el nivel de fuerza utilizado por Benatia en el empujón a Vázquez: ¿Mucho? ¿Poco? ¿Lo suficiente para caerse? En fin.

Podríamos incluso discutir –quizás lo más sensato aunque no haya tenido gran repercusión– que por qué Oliver dio tres minutos de alargue. Zinedine Zidane había hecho dos cambios en el descanso y sólo uno en la segunda parte, y hasta la expulsión de Buffon, Allegri no había hecho ningún cambio en los segundos 45 minutos. Quizás un minuto de alargue hubiera sido suficiente, ¿no?

También podemos discutir si la roja a Buffon es justa, si igual con lluvia la Juventus hubiera marcado cinco, o el por qué de la inmensa cantidad de remates a los palos del Real Madrid en los últimos tiempos (5 en los últimos tres partidos).

Podríamos incluso debatir la conveniencia de pitar ese penalti. Era el minuto 93, con el 0-3 nos íbamos a la prórroga, y ante la duda, en una situación tan límite, muchos árbitros no hubieran pitado la pena máxima. Las conocidas de coletillas de “hay contacto pero no lo suficiente para ser penalti” o, mejor aún, la de “eso es falta en el medio del campo, pero no dentro del área”, son siempre comentarios bienvenidos a un debate sano y deportivo, respetuoso, pero no cambian el tema central de esta letanía: Fue penalti. Claro.

Claro como que nada de esto, ni el penalti, ni los abs de Ronaldo en su celebración, ni los malos modos de Buffon en su expulsión, ni las excusas de Zidane, cambiarán el hecho de que el Real Madrid hizo un partido pésimo, que perdía 0-3 en casa en el 93, que demostró que a los hombres de Zidane se le hicieron gelatina las piernas cuando Mandzukic anotó el 0-1 en el minuto dos –el fantasma de Roma rondó el Bernabéu–, y en el cual sólo Cristiano Ronaldo fue capaz de tirar del carro.

Un Real Madrid timorato y fallón no supo nunca como jugarle el partido a una Juve que, sin nada que perder, fue a buscar el resultado y la heroica desde la presión y el juego físico. Apabulló a su rival y en muchos momentos del partido parecía que los de la Juve eran hombres jugando contra adolescentes. El baño táctico fue espectacular en la primera parte, aunque también es cierto que al descanso el marcador decía 0-1 para la Juve, pero el Real Madrid contabilizaba ya un larguero en un remate de Varane, un mano a mano de Isco salvado de maravilla por Buffón y un gol anulado de manera muy justita al propio mago de Arroyo de la Miel.

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No daba la sensación de que la Juventus estuviera bailando al Real Madrid, ni mucho menos, pero los de Allegri sí que eran mucho más quirúrgicos en sus ataques. Se cerraban a la perfección atrás y en ataque sabían exactamente dónde hacer daño a los blancos. Carvajal sufrió en Cardiff 45 minutos contra Mandzukic y luego pudo controlarlo con la ayuda táctica de Modric y Casemiro. En el Bernabéu casi un año después de aquel partido, el croata atormentó al lateral madridista durante todo el partido. Suyos fueron los dos primeros goles, calcados, rematando de cabeza en el segundo palo casi un metro por encima de la humanidad de Carvajal.

Luego está el expediente X de Keylor Navas. Llevaba unos meses espectaculares, tocado por la varita de los dioses, con paradas salvadoras en cada encuentro, y probando que debe ser el portero del Real Madrid en los próximos años. Y de repente (como el resto del equipo) se vino abajo inexplicablemente. En el primer gol no pudo hacer nada, pero en el segundo un remate de cabeza le dobla las manos junto al poste. Luego en en el tercero hizo quizás la mayor pifia de su carrera como madridista. Matuidi no rehuyó el regalo y puso el 0-3 en el marcador con 32 minutos por jugarse. Ni siquiera el propio francés se lo podía creer, mientras la cámara enfocaba a un Keylor Navas completamente sólo, con el rostro desencajado, mascullando quién sabe qué. Maldiciendo su suerte.

REUTERS/Paul Hanna

Y es que fue el propio Keylor con su error quien metió de lleno a la Juve en el partido. Al mediotiempo Zinedine Zidane había dado entrada a Lucas y a Asensio por un inoperante Casemiro y un desaparecido Gareth Bale. El galés fue titular en detrimento de Karim Benzema, y a los 9 minutos pisó área gracias a un pase filtrado de Modric. Tras varios rebotes, remató de violento taconazo al lateral de la red. A partir de ahí, no supimos nada más del galés hasta que el cuarto árbitro levantó el cartelón con el 11 iluminado cuando estaba por arrancar la segunda parte.

La cuestión es que con la entrada de Lucas Vázquez y Asensio, el Real Madrid perdió mordiente en el medio pero ganó estabilidad táctica y manejo del balón. Con Lucas, Asensio, Modric, Kroos e Isco, el Real Madrid mandó claramente en el segundo tiempo, manejando el balón –para lo advenedizos del fútbol de posesión, esto debería sumar puntos– apretando a la Juve en la salida y haciéndole recular hasta su área.

Ese tercer gol tras el error grosero del portero tico dio alas a Juve, pero mientras otros equipos hubieran presionado en busca del tanto que sentenciara el partido, Massimiliano Allegri dio orden de replegarse y el resto del encuentro fue un monólogo de los blancos. Comandados por un gran Isco y con Cristiano Ronaldo en plan capitán general, el Real Madrid lo intentó por tierra, mar y aire, pero para ese momento Buffon ya estaba en plan leyenda y sacó dos manos imposibles en jugadas que el Bernabéu ya contaba como goles. Soy poco dado a la especulación, pero me permitiré un inciso: quizás lo más decisivo en el encuentro fue la expulsión del portero italiano. Me atrevo a asegurar que de haber seguido sobre el terreno de juego, hubiera podido parar el penalti de Ronaldo. El italiano sabía que podía ser su último partido en Champions League y tenía por ello un brillo especial en los ojos. Hizo un partido memorable y, tristemente, no pudo cerrarlo con broche de oro. Una pena.

El Real Madrid, por su parte, salvó un matchball y estará en el bombo del sorteo de semifinales del viernes. Liverpool, Bayern Munich y la milagrosa Roma esperan ya. Zinedine Zidane tiene mucho trabajo por delante, sobre todo sicológico. Sus hombres no son inferiores a nadie y bien podrían estar peleando por la decimotercera Champions League el mes que viene en Kiev, pero si con un 0-3 a favor no supieron tener la sangre fría para mantener la calma y el marcador –como si logró hacer el Liverpool cuando el City le marcó el 1-0 en la vuelta de sus cuartos de final a los dos minutos– mucho tienen que cambiar las cosas para que este equipo aspire al título.

Aunque eso sí, en peores se ha visto muchas veces el Real Madrid y al final ha logrado coronarse campéon. Este final de temporada promete ser interesantísimo.

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