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Final feliz: le regalaron una pileta al nadador hipoacúsico para que entrene

El nadador Sebastián Galleguillo, el nadador cuya historia fue revelada por LA NACIÓN el 16 de junio pasado, tiene ahora una pileta para poder entrenar.

"Cuando la bajamos teníamos una emoción, una energía. Es como un resplandor. Me llenó de luz y energía. Me dio más ganas de seguir haciendo lo que hago. Como me ayudó, espero por que lo puedan usar mis compañeros", dijo el joven deportista en una entrevista con Infobae.

El mensaje de José Meolans al nadador hipoacúsico que construyó una pileta en plena cuarentena

La piscina, de 12 metros de largo, 3,40 de ancho y 1,60 de profundidad, le fue regalada por un fabricante de piletas que se vio conmovido por el relato de Galleguillo en los medios.

Sebastián Oviedo, dueño de la empresa Placer Urbano, decidió hacerle el regalo porque la historia le llegó al corazón. "Por eso no lo dudé. Me largué a llorar y dije: A este pibe hay que ayudarlo", contó.

Seba Galleguillo practica la natación desde los 10 años. A los 13, comenzó a representar al Polideportivo La Patriada en los diferentes campeonatos. Además, se coronó campeón de los Juegos Nacionales Evita.

Desde 2019, y a partir de sus buenos resultados, este luchador se federó. Su buen desempeño deportivo llamó la atención de Marcela Belviso, la técnica nacional de natación de la Confederación Argentina Deportiva de Sordos.

La pileta "casera"

Al igual que sus colegas, durante la cuarentena, Sebastián no pudo seguir entrenando en el agua. En la búsqueda de una solución provisoria, sus padres, a base de esfuerzo y amor, le construyeron una pileta con maderas, troncos y ramas de árboles.

Guillermo Nobre, su entrenador, guió y aconsejó a el y su familia para construirla. Según contó en su momento, la piscina estaba "en condiciones para poder entrenar y volver a ganar ritmo de a poco".