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No era el día para que Fernando Alonso se pegase un tiro en el pie

Alpine's Spanish driver Fernando Alonso drives during the Spanish Formula One Grand Prix race at the Circuit de Catalunya on May 9, 2021 in Montmelo on the outskirts of Barcelona. (Photo by JAVIER SORIANO / AFP) (Photo by JAVIER SORIANO/AFP via Getty Images)
Fernando Alonso durante el GP de España en el Circuito de Cataluña. (Foto:JAVIER SORIANO/AFP vía Getty Images)

Gran Premio de España, Montmeló. En abierto, por Telecinco. Una voz conocida dice aquello de: “Si parpadean se lo van a perder, porque esto es la Fórmula 1 en estado puro”. Fernando Alonso está en la parrilla de salida, vestido de azul. En el mono pone Alpine, pero no deja de ser el equipo Renault que tanto nos hizo soñar. La tarde lo tenía todo para ser un baño de nostalgia. Para recordar aquellos días en los que las carreras llenaban los bares y las conversaciones del día a día versaban sobre la estrategia a seguir el fin de semana, neumáticos y chicanes.

Pero aunque lo pudo parecer en algún momento, no estamos en 2005. El Alpine no es el R25 y, por qué no decirlo, Alonso no es aquel Alonso ya. El asturiano lo intentó, pero naufragó estrepitosamente. Quizá en la próxima edición de Drive to survive, en Netflix, podamos saber quién fue el encargado de diseñar la estrategia, el ir a una parada cuando la mayoría de escuderías, con mejor tino, hicieron dos. Pero la cosa no pudo salir peor. El asturiano terminó decimoséptimo, solo por delante de los Haas. Un batacazo televisado en abierto para toda España. Toda una oportunidad perdida de enganchar al aficionado casual que tenía en el piloto ovetense una cara conocida para asomarse al Gran Circo.

Pierde Alpine y pierde la F1. Con el GP de España en el aire, todavía no ha renovado para la próxima temporada, el grueso de la afición española corre el riesgo de mirar para otro lado. “Fin de semana positivo respecto a las prestaciones del coche, pero nos falta trabajo por hacer y en mi caso aún más. Todo a su tiempo”, dijo Alonso al término de la carrera. ¿Le dará el gran público la paciencia que demanda?

Sabemos que, en su mente, está la próxima temporada. El cambio de reglas, sobre el papel, le beneficia y, con un coche competitivo, sueña en estar en posición de disputar el Mundial. En esa dirección van muchas de las pruebas que realiza en las sesiones libres de cada Gran Premio. Pero tomar este año por garantizado no es buena idea. Como ya se demostró en los años que precedieron a sus temporadas en Ferrari, la gente como viene se va. Hay una base evidente de aficionados que siguen el Mundial, que vibran con el Verstappen - Hamilton. Que siguen con interés la progresión de Carlos Sainz Jr. en Ferrari. Pero el público de masas, el que lleva a la oficina la discusión sobre el KERS y celebra que Hamilton se enganche en una curva como si fuese un gol, no espera. Ve al asturiano en antepenúltima posición y cambia de canal.

“Ha sido una estrategia suicida”, dijo Alonso para explicar el planteamiento de carrera. Lo cierto es que el análisis no puede ser más certero, porque los planes suicidas terminan siempre con el perecimiento del protagonista. Pero, incluso, si tomamos la decimoséptima posición como algo testimonial, el terminar tan lejos de su compañero -noveno-, que con el mismo (mal) plan de carrera sí consiguió terminar en los puntos, la supuesta valentía del planteamiento tampoco sirve de consuelo.

La debacle de Fernando ha llegado en el momento más inoportuno. El piloto es uno de los tres últimos iconos populares que ha generado el deporte español: Rafa Nadal, Paul Gasol y él. Por eso, en su caso, la diferencia entre ser 11º y 17º cuenta, aunque no sume puntos. Especialmente en un día que empezó recordándonos a 2005.

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