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Fernanda Russo, en Tokio 2020: de la fiesta de 15 que no fue a una aguda reflexión sobre su disciplina

Russo se prepara para su segundo Juego Olímpico y se afianza como una de las grandes promesas del deporte amateur argentino
Russo se prepara para su segundo Juego Olímpico y se afianza como una de las grandes promesas del deporte amateur argentino

Se entrenó mucho en Buenos Aires y se codeó con deportistas de todos los confines del país. Por eso es que la tiradora Fernanda Russo habla con ese acento riojano casi desvanecido. En sus escasos tiempos libres fuera del polígono, esta atleta olímpica a punto de debutar en Tokio 2020 descomprime sus presiones con el sosiego de una buena historia plasmada en las hojas de un libro. Posee un manejo de la semántica y del vocabulario envidiables. Rompe el hielo y desliza chistes. Adivina las preguntas y se adelanta a responderlas antes de su participación en rifle de aire comprimido a 10m, desde las 20.30 del viernes de la Argentina.

Perseverante, siempre priorizó el entrenamiento y la práctica, al punto que, años atrás, canceló su fiesta de quince años para poder enfocarse en un torneo que tendría a los pocos días.
Perseverante, siempre priorizó el entrenamiento y la práctica, al punto que, años atrás, canceló su fiesta de quince años para poder enfocarse en un torneo que tendría a los pocos días.


Perseverante, siempre priorizó el entrenamiento y la práctica, al punto que, años atrás, canceló su fiesta de quince años para poder enfocarse en un torneo que tendría a los pocos días.

La historia de esta joven deportista nació gracias a esas acciones que definen el destino de una persona mucho antes de que ésta logre enterarse. Nació en Córdoba el 2 de octubre de 1999, pero se mudó con su familia a La Rioja cuando tenía tan solo seis meses de vida. Transitó una adolescencia común y corriente, hasta que en un cálido domingo de otoño, su papá le pidió que lo acompañara al lugar donde él descomprimía sus presiones: el campo de tiro. Esa invitación se replicó el domingo siguiente. Y a las dos semanas, también. Curiosa por ir un paso más allá, Fernanda le preguntó a su papá si podría practicar con él, y accedió. Ese día, empuñó por primera vez una carabina y se enamoró de la manera en que las balas le hacían caso y viajaban hacia donde ella apuntaba. “Fue todo muy intuitivo”, le cuenta a LA NACION.

Dentro de las diversas modalidades de tiro olímpico que hay en la máxima cita mundial del deporte, Fernanda Russo se desempeña en una sub-disciplina específica: Rifle de aire comprimido (calibre 4.5) a 10 metros. Los que disparan con carabinas pueden optar también por usar un arma de fuego y disparar a un blanco ubicado a 50 metros (de pie, tendido, o de rodilla); para esta última disciplina se utiliza un arma de fuego de calibre 22.

Formada deportivamente por el Club de Tiro La Rioja, Russo, olímpica en los Juegos de la Juventud Nanjing 2014; medalla de plata en los Panamericanos 2015 de Canadá; olímpica en los Juegos de Río 2016; y ganadora de la medalla de bronce en los Panamericanos de Lima 2019 (premio por el que consiguió la clasificación a Tokio), se prepara para sus segundos Juegos Olímpicos y se afianza como una de las grandes promesas del deporte amateur argentino. En marzo viajó a la India para participar de la Copa Mundial de la International Shooting Sports Federation (ISSF) en lo que fue el regreso a la competencia de alto nivel luego de la larga pausa causada por la pandemia de coronavirus. Allí quedó decimoquinta -junto a Alexis Eberhardt- en la disciplina mixta de tiro con carabina de aire comprimido a 10 metros y vigesimoséptima en la categoría femenina de la misma disciplina.

Perseverante, siempre priorizó el entrenamiento y la práctica, al punto que, años atrás, canceló su fiesta de quince años para poder enfocarse en un torneo que tendría a los pocos días.

-Decís que fue muy intuitivo. ¿De qué manera?

-Me era todo muy natural. El tema de la posición, el tema de apuntar. La lógica del deporte, para mí, era muy lineal. Es muy difícil nombrar un momento concreto en el que pueda decir “me enamoré de este deporte”, pero sí supe que había encontrado mi lugar en el mundo, lo que me gustaba hacer. Me llenaba. Ojo, de eso me di cuenta hace poco... un año, ponele.

-¿Siempre tiraste con carabina? ¿Probaste otras armas, otros calibres?

-En realidad, no arranqué con el arma con la que tiro hoy. Comencé con otra disciplina llamada “iniciación deportiva”. Ahí tirás con un rifle de quebrar. Ese tipo de armas te dan el acercamiento al deporte, y una vez que tu cuerpo se va adaptando, podés probar con otras. Hoy tiro con una carabina olímpica de aire comprimido.

-Al ser una disciplina -en la mayoría de sus casos- amateur, ¿consideraste opciones para vivir del tiro o, al menos, aprovechar beneficios educativos? Hay muchas universidades de EEUU que ofrecen becas…

-Sí, son oportunidades tremendas que te ayudan mucho a subir el nivel. Me encantaría aplicar más adelante. Pero para conseguir una de esas becas, debería ampliar la cantidad de disciplinas que hago (porque generalmente exigen que practiques varias). Yo, por ahora, estoy haciendo solamente una: rifle de aire a diez metros. Me gustaría hacerlo, pero no se si me resultaría tan fácil. Soy muy familiera.

-Estudiaste Ingeniería Genética, luego pasaste a Gestión Deportiva. ¿Cómo se dio tu ingreso al mundo universitario?

-Ingeniería fue por herencia (risas). Estudié un tiempo en el ITBA. Mi papá tiene ese tipo de orientación, ya que estudió ingeniería en la universidad. También, fui a un colegio que tenía orientación técnica. Sin embargo, no podía coordinar mi entrenamiento con las horas de estudio que me demandaba la carrera. Volvía muy cansada al departamento. No podía convivir con dos cuestiones de alto rendimiento. Antes de los Juegos Panamericanos de Lima 2019 me di cuenta que eso me estaba desgastando mucho, entonces empecé a investigar y encontré la carrera de Gestión Deportiva. Vi que en ese mundo me movía con mucha facilidad, y la elegí. La estoy cursando en UADE.

Fernanda Russo ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Lima 2019
Fernanda Russo ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Lima 2019


Fernanda Russo ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Lima 2019

-Corrés con una gran ventaja porque conoces el mundo del deporte por dentro… ¿Hay alguna rama de la gestión que te interese en particular?

-Exactamente...los cambios se hacen desde adentro. Tengo la experiencia como deportista, trabajé de cerca en los Juegos Olímpicos de la Juventud... quién mejor que alguien que vive con las problemáticas del deporte para arreglar esas mismas problemáticas. Por suerte, estoy avanzando mucho en la carrera. Arranqué en el primer cuatrimestre del 2020 y ya tengo un año (de cuatro) metido. Respecto a lo otro...hay un montón de aristas para encarar. Relaciones públicas, marketing. Es una carrera tan global...Creo que es muy temprano para saber en qué me gustaría especializarme. Pero como dije antes, me gustaría poder aprovechar mi mirada para mejorar el deporte.

-¿Cómo es tu rutina de entrenamiento? ¿Qué agenda seguís cuando ingresas a un polígono?

-Mi deporte tiene tres segmentos de entrenamiento: el físico, el técnico y el mental. El físico consiste en entrenar los músculos para poder sostener la parte técnica; para sostener el rifle. Para eso se trabajan mucho las piernas, los abdominales y la espalda. La parte mental es la que engloba todo eso en la cabeza. Muchos días hago doble turno: dos horas de físico más cuatro o seis horas de técnico. No hay un día en el que yo no le dedique algo de tiempo al tiro.

-Un buen tirador sabe quedarse quieto...

Claro que sí. Pero acá me gustaría aclarar algo. Quedarse quieto no tiene tanto que ver con el pulso. Lo de que “el pulso” es clave para el tiro es una concepción errada que pensamos al decir “te tenés que quedar quieto”. Sin embargo, esa “quietud” la conseguís con trabajo muscular y con la capacidad que tengas para controlar los latidos de tu corazón y los movimientos involuntarios de tu cuerpo. El cuerpo es un sistema en movimiento constante.

-¿Y la dieta? ¿Qué tan influyente es?

La grasa, como tejido, es algo que necesita mucha irrigación de sangre. Para generar esa irrigación, se necesitan más latidos. Al tener una dieta saludable, se tiene menos grasa y el corazón bombea menos sangre. Eso está relacionado a controlar el movimiento de tu cuerpo, que a veces, puede ser involuntariamente causado por los latidos del corazón.

-Cada deporte tiene sus estereotipos. A los montañistas, por ejemplo, los bromean diciéndoles que son callados, introvertidos. ¿Cómo definirías al tirador?

-Ufff. Es difícil pensar esta respuesta. ¡¡Porque el ambiente es tan variado!! Incluso, dentro del equipo nacional vas a encontrar personalidades muy distintas. Si nos agarrás a Alexis (Eberhardt) y a mí, que somos polos opuestos, vas a pensar “¿Cómo es que esos dos hacen el mismo deporte?”. Pienso que los tiradores tienen la habilidad de ser muy introspectivos, y son muy conscientes de sus sensaciones, porque es un deporte en el que uno compite mucho consigo mismo. Luego, además de ser competitivos (sanamente), los tiradores son muy buenos manteniendo la calma.

-¿Tenés ídolos en el deporte? Alguien a quien mires, a quien quieras copiar.

-Toda mi vida admiré a Manu Ginóbili, incluso desde antes de empezar a practicar tiro. Crecí escuchando a mi papá y a la gente hablando de lo grande que era Manu (...) También tengo de ídola a la Peque Pareto; me quedo sin palabras. La manera en la que se insertó en el mundo del deporte es admirable, como también lo es la manera disciplinada en la que se mantuvo en ese nivel durante tanto tiempo. Es una crack. Supo poner su cabeza donde tenía que ponerla en cada momento particular. También admiro mucho a Michael Phelps.

-Tenés un vínculo con el Ejército. ¿Cómo funciona y de qué se trata?

-Soy soldado voluntaria para el Ejército Argentino. Mi función es representar al Ejército en los mundiales militares. Para mí es un golazo de media cancha porque la mayoría de mis colegas también compiten en esos mundiales. Entonces, a mí se me agrega una chance más de competir en el más alto nivel.

-Vamos hacia marzo del año pasado. ¿Qué sentiste cuando se cancelaron los Juegos de Tokio? ¿Temiste haber perdido tu nivel?

-Pasé por varios estados, honestamente. Al principio, la negación total; para mí, se hacían o se hacían. Estaba voladísima. Pero después comencé a tomar conciencia y a entender lo peligroso que podía ser el virus. Los Juegos son una cuestión de unidad y de fraternidad, y en el detrás de escena hay muchísima gente trabajando. Ahí pensé: “Sería muy injusto que se hagan los Juegos”, teniendo en cuenta los contagios que eso produciría y que hay países como Italia que están siendo golpeados gravemente por el virus. Es tristísimo. Traté de cerrar la cabeza y aceptar lo que pasara, sea lo que fuere. Luego, me concentré en que la Fernanda que iría a competir en los Juegos 2020+1 sea mejor que la que iba a competir en los Juegos 2020.

-En atención a la cuarentena y el tiempo que estuviste inactiva. ¿Pudiste entrenarte en tu casa? ¿Hay movimientos que los tiradores puedan replicar al entrenarse fuera de un polígono?

-Por suerte, pude continuar entrenándome la parte física. Si bien dejé de ir al gimnasio, pude arreglar junto con mi preparador físico una serie de ejercicios para hacer en casa. Respecto a lo técnico, fue distinto. Cuando se está mucho tiempo lejos del arma, una se desacostumbra a las sensaciones de quedarse quieto, de mantener la concentración. Lo que hice al principio fue armar una especie de simulador en mi departamento con un sensor que se pone en la punta del arma que indica a dónde irían los tiros de acuerdo a cómo y cuánto se está moviendo tu cuerpo. Pero con el tiempo se hizo difícil por el tamaño de mi departamento, que era menor al necesario para poder usar ese simulador de manera correcta. Así, duré unos dos meses, y luego volví a entrenarme en un polígono. Se sintió mucho la diferencia. No me quiero imaginar cómo fue para los nadadores, que pierden mucho más cuando están lejos del medio.

-¿Qué hace a un gran tirador?

-Uyyy. Es difícil la pregunta. A ver... Un tirador puede ser cualquier persona con un arma, pero para ser un tirador de alto rendimiento hay un montón de cuestiones que hay que tener en cuenta. Yo creo que para ser buen deportista hay que ser buena persona, eso lo pongo como una prioridad top. Ahora, también hay que ser perseverante, porque un montón de veces el deporte te va a pegar cachetazos, y te va a tirar al piso; y para manejar ese tipo de situaciones, no hay que quedarse quieto, hay que estar al día, y hay que desarrollar en la cabeza una idea para seguir creciendo y pensar qué se puede agregar al entrenamiento para rendir mejor.

-¿Mirás otros deportes? ¿Alguno que sea tu favorito?

-Me encanta el tenis. También me encanta el básquet; tengo muchos amigos que practican. En realidad, cualquier deporte que pongan en la tele me interesa; si hay algo, lo voy a mirar. Me encanta el ambiente del deporte en general.

-¿Quiénes están detrás de Fernanda Russo? ¿Quiénes están detrás de un gran tirador?

-Muchíiiiiisima gente. En mi caso, tengo un grupo de personas y entidades que fueron muy importantes para mi desarrollo. El ENARD; la Secretaría de Deportes; el cuerpo técnico de la Federación Argentina de Tiro; mi DT, Ariel Martínez y el entrenador específico de mi disciplina, Pablo Álvarez; Marcelo Roffé (psicólogo) y Daniel San Millán (preparador físico); y mi nutricionista, Mariana de la Colina. Los menciono a todos porque fueron, y son, claves; muy importantes.

Resume, con lujo de detalles, que intenta disfrutar la carrera que antes percibía como un entretenimiento pero ahora es su vida. No se arriesga a pronosticar una posible llegada al podio olímpico. La descripción que eligió para su perfil de Twitter marca “Impulsiva, inquieta, curiosa, autoexigente”. Y con autoexigencia se despide diciendo: “Acá en Tokio voy a intentar disfrutar y dar el máximo”.