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La España que está aún más a la derecha que Vox

Iván Espinosa de los Monteros, Santiago Abascal y Javier Ortega Smith, durante la rueda de prensa tras los últimos comicios generales en los que doblaron el número de diputados.
Iván Espinosa de los Monteros, Santiago Abascal y Javier Ortega Smith, durante la rueda de prensa tras los últimos comicios generales en los que doblaron el número de diputados. (AP Photo/Bernat Armangue)

La apuesta de Pablo Casado por mantener la incógnita sobre la postura del PP en la votación de la moción de censura que Vox presentará contra Pedro Sánchez denota que la voxización de la derecha es un hecho. Con su juego del despiste, Casado no solo desoye las directrices de su mentor, José María Aznar, quien ayer aseguró que el votaría en contra, sino que le sigue haciendo el juego al partido de Santiago Abascal que ya ha conseguido embarrar del todo el terreno político tal y como realizó en Estados Unidos Donald Trump.

Las encuestas así lo afirman. El miedo del PP a la fuga de votantes hacia Vox le hace seguir la misma senda... pero a remolque. Y eso el electorado lo ve. Prefiere el original a la copia y el sondeo de GAD3 para ABC publicado ayer lo demuestra:

La encuestadora, que llegó a darle 121 escaños a la formación de Pablo Casado en julio, le da ahora 103 diputados. 18 menos. Y lo peor es que 13 de ellos irían a parar a su rival más directo ya que Vox pasaría de 33 a 46.

Viendo el subidón de Vox cabe pensar si el partido de extrema derecha se quedará ahí, o se escorará aun más para atraer a votantes más extremos. Porque sí, los hay. Y alternativas políticas también –Fuerza Nueva llegó a contar con representación parlamentaria a principios de los años ochenta-. Aunque más minoritarias.

En ese abanico de opciones de los más extremistas se encuentran Democracia Nacional (DN), Falange Española de las JONS (FE-JONS) y Falange Auténtica (FA). En la actualidad todas ellas están de capa caída. Pero ojo, tan minoritaria o más era Vox en 2013.

Repasando las elecciones de 2019, vemos que Falange Española y de las Jons, el partido fundado por José Antonio Primo de Rivera, se presentó en seis provincias: Ávila, Castellón, Guadalajara, Palencia, Valencia y Valladolid. Obteniendo 9.862 votos en total.

Parte de la clave de estas ausencias se debe al requisito que impuso la reforma de la ley electoral de 2011 a los partidos extraparlamentarios: para poder presentarse tienen que aportar las firmas del 0,1% del censo de la circunscripción de que se trate.

Eso ha dejado fuera, en los últimos años, a otras dos formaciones de extrema derecha: España 2000 (E-2000) y Alternativa Española (AES), que si bien aglutinaron más de 30.000 votos en los comicios de 2009, en la actualidad han paralizado su acción política. Aunque no descartan retomarla.

¿Por qué? Porque la extrema derecha está en auge. A principios de la pasada década el núcleo de voto ultraderechista español se movía en torno al 0,38% de los votos. Hoy en día, Vox representa en el Congreso de los Diputados al 15% de los votantes. El entorno democrático que antes intimidaba al votante con ideas muy de derechas, ahora no lo hace.

Viendo el orgullo con el que antiguos votantes del PP se han mostrado en los últimos tiempos votantes de Vox… ¿Qué impide que ese viaje acabe aún más a la derecha de lo que está Santiago Abascal?

Valga esta anécdota como ejemplo. Según publicó El Confidencial Digital, en un encuentro virtual celebrado por el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, recibió esta pregunta de un joven simpatizante. “¿Por qué votar a Vox y no a un partido de derechas?” Y saben lo que contestó el líder de Vox... “En España no hay partidos de derechas. Quizá algún día surja un partido de derechas”.

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