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Fórmula 1. Otro golpe contra Ferrari: la crítica de Lewis Hamilton por el escaso compromiso en la lucha contra el racismo

El paso por el Red Bull Ring resultó devastador para Ferrari. El accidente que protagonizaron los pilotos Charles Leclerc y Sebastian Vettel en la Curva 3, durante el primer giro del Gran Premio de Estiria, las críticas por el desgobierno del jefe de equipo Mattia Binotto y la reprobación de los medios italianos por las deficiencias del modelo SF1000, agregó un nuevo e inesperado flanco con las exigencias de Lewis Hamilton para que la Scuderia tome medidas y apoye la postura antirracista, que es también una causa que engloba a la Fórmula 1.

"Hemos visto a los mecánicos de Red Bull hincando la rodilla y me parece bien, pero como negocios y como equipos, si miran a Ferrari, que emplea a miles de personas, no he oídio nada de que se hagan responsables y sobre lo que van a hacer en el futuro. Y necesitamos que los equipos lo hagan: necesitamos que la F.1 y la FIA hagan más para liderar estos escenarios", señaló Hamilton, que hincó la rodilla junto a once pilotos antes del Gran Premio de Estiria, una imagen que recorrió el planeta cuando el Gran Circo se puso en marcha, el 5 de julio, en el mismo escenario austríaco.

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No fue el único gesto que ensayó el seis veces campeón del mundo y ganador de la segunda fecha del calendario: Hamilton vistió la camiseta negra con letras blancas y el mensaje Black Lives Matter -el movimiento contra el racismo que apoya de manera activa- y concretado el triunfo saludó con el puño derecho levantado -Black Power, un slogan político, pero también término que utilizan diversos movimientos en la batalla contra el racismo, en particular contra los afroamericanos-, hecho que repitió durante la ceremonia de premiación.

"La F.1 nos dejó la posibilidad de expresarnos de la manera que quisiéramos. Estaba claramente escrito en nuestra camiseta el fin del racismo, que es el mensaje que queremos transmitir", señaló Charles Leclerc, que una semana atrás en las redes sociales esgrimió las razones que lo llevan a no hincar la rodilla: "Creo que lo que importa son los hechos y los comportamientos en nuestra vida diaria en lugar de los gestos formales que podrían considerarse controvertidos en algunos países. No me arrodillaré, pero esto no significa en absoluto que esté menos comprometido que otros en la lucha contra el racismo".

Posar con la rodilla en la tierra se convirtió en un acto de protesta contra el racismo y la brutalidad policial desde el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd, a manos de un policía blanco, en Mineápolis -el 25 de mayo pasado-, un hecho que generó una conmoción social y desembocó en una escalada de reclamos en todo el mundo. El gesto formó parte del programa oficial cuando la F.1 inició el campeonato, aunque no durante el GP de Estiria. "Creo que mucha gente no sabe cuál es el problema y algunas personas niegan que haya un problema", resaltó Hamilton, que batalla contra el segregacionismo desde que era niño en la escuela, en la calle, cuando competía en karts y por esa razón activó la Comisión Hamilton, con el deseo de promover la diversidad y la igualdad de oportunidades en la F.1.

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Con su lucha, Hamilton involucró a Mercedes, que cambió el tradicional color plata de sus autos, que en la temporada 2020 lucirán de negro; el compañero de escudería, Valtteri Bottas, también utiliza el buzo de color negro y los cascos fueron diseñados del mismo color. El equipo que dirige Toto Wolff apoyó desde el inicio la posición y generará un programa de diversidad para abordar la composición del personal.

En los dos Grandes Premios del año, los trofeos de Constructores fueron recibidos por dos mujeres que integran el plantel de Mercedes: la ingeniera de motores, Holly Chapman, lo hizo cuando ganó Bottas y ahora fue elegida Stephanie Travers, ingeniera de pista de Petronas. El año pasado, en el GP de Abu Dhabi -que cerró el calendario 2019-, Britta Seeger, miembro de la junta directiva de Daimler AG-Mercedes Benz, fue la encargada de recibir el galardón, tras el éxito de Hamilton.

Los mensajes de End Racism que lucen los autos y los pilotos en sus remeras no contentan a Hamilton, que despertó con críticas declaraciones a la F.1 y a quienes la componen, en mayo pasado, tras el asesinato de Floyd. El británico pretende que las escuderías se enseñan más proactivas en público, debido a que la F.1 inunda las pantallas de países de los cinco continentes y esa resulta una excepcional cartelera para comunicar. "Ningún otro equipo dijo una sola cosa", se lamentó, quien agradeció el apoyo que encontró en Mercedes para modificar desde los colores de los autos a la réplica del mensaje.