Fórmula 1: fuego, autos voladores, trompadas y lágrimas en Hockenheim

El Gran Premio de Alemania ofreció en su recorrido escenas que quedaron en la historia de la Fórmula 1. Mañana, con las pruebas libres, se pondrá en marcha la 11ma fecha del calendario 2019 en el circuito de Hockenheim, un trazado que descubre un póquer de hechos que lo marcan más allá de las cuatro victorias de Michael Schumacher, una cifra que intentará igualar el domingo el británico Lewis Hamilton, actual puntero del campeonato y que se perfila para calzarse la sexta corona.

Incendio en los boxes

El fuego en los boxes de Benetton, en 1994, causó miedo y tensión. Las detenciones en los boxes se convirtieron en un espectáculo dentro del propio GP, en una prueba de precisión. La asombrosa marca de los mecánicos de Red Bull Racing para cambiar los cuatro neumáticos del auto de Pierre Gasly en un tiempo de 1,91 segundos en Silverstone, todo un indicativo. Pero también suceden acontecimientos que hielan la sangre, como el pavoroso incendio durante el repostaje de combustible de Jos Vertappen, el padre de Max.

El drama se desató en el giro 15, durante la primera detención en el pit-lane del Benetton N°6. En el instante en que un mecánico quita la manguera de la boca del depósito del tanque de combustible, tres litros se desparraman por el monoplaza y una enorme bola de fuego envuelve al auto, al piloto y a los mecánicos durante cinco segundos. Las llamas se extinguen y de ese infierno asoma Jos Verstappen, que apenas sufrió ligeras quemaduras en la parte del rostro que no cubre la balaclava y solo porque uno de los mecánicos levantó la visera para que el holandés se refrigerara. El acto quedó bajo investigación de la FIA -1994 resultó un año de múltiples irregularidades, en particular en el equipo Benetton- y se descubrió que la escuadra había quitado un filtro de la plataforma de recarga de combustible que se utilizaba en las paradas, lo que permitía que el líquido fluyera a un ritmo más rápido.

Los buzos ignífugos de los pilotos deben impedir que la temperatura interior supere los 41° durante 11 segundos y para ser homologadas, las fibras que se utilizan en la confección deben lavarse y secarse al menos en 15 oportunidades y luego se someten a temperaturas de entre 600 y 800 grados centígrados. El último paso es quemar el buzo con llamas vivas de entre 300 y 400 grados a tres centímetros de distancia y, si supera los 10 segundos sin arder recibe la homologación. Las cremalleras y los hilos para las costuras deben soportar la misma temperatura sin derretirse.

En 2010 se reglamentó la anulación de los repostajes en la F.1. La categoría ensayó un intento de recuperar la acción en 2017, pero los equipos se negaron por una cuestión de costos. En octubre próximo se deberá aprobar la reglamentación que regirá a partir de 2021 y el punto será nuevamente tratado por las escuderías.

El vuelo de Burti

Las luces rojas se apagan y en milésima de segundos cien mil espectadores quedan atónitos en las tribunas de Hockenheim, durante la largada del Gran Premio de Alemania de 2001. Michael Schumacher, que partía desde la segunda fila, no logró accionar la tercera marcha de la Ferrari, que se movió pesada y lenta por el centro de la pista; Luciano Burti, que partió de la octava fila, sin visual tal vez porque Ricardo Zonta y Jacques Villeneuve marchabn delante, no llegó a esquivarlo e impactó en el tren trasero del auto del alemán: el Prost levantó vuelo, perdió el neumático delantero izquierdo y después de caer pesadamente cruzó la pista hasta quedar detenido en la leca. La dirección del Gran Premio suspendió la carrera, justificándose que el lugar del accidente era intransitable y que restos de un auto lesionaron a un mecánico de Jaguar.

Después de una segunda largada, la victoria fue para Ralf Schumacher (Williams), escoltado por Rubens Barrichello (Ferrari) y Villeneuve (BAR-Honda), uno de los más críticos al momento en que se decidió suspender la competencia, después de la bandera roja. Michael Schumacher y Burti terminaron abandonado: el alemán, por un problema de presión de combustible; el brasileño, a causa de un accidente. Lo curioso, ambos en el mismo giro.

Piquet, a las trompadas

La pelea entre Nelson Piquet y Eliseo Salazar, en 1982, resulta un momento que no escapa de la memoria. El brasileño, tres veces campeón del mundo y tres veces ganador en este circuito, era el puntero de la carrera e intentó sacarle una vuelta al chileno de la escudería ATS; la maniobra, en el ingreso de una chicana, terminó con un toque en el neumático trasero derecho del Brabham del monarca, los dos autos despistados y fuera de competencia. El carioca increpó con gestos la acción de Salazar, que con un movimiento de cabeza aceptó el error, aunque Piquet no se quedó conforme: le aplicó tres manotazos que impactaron en el casco y una patada con la pierna derecha. El rostro devastado del chileno contrastaba con la furia de Piquet, que se quitó los guantes y los arrojó al piso con furia. Años más tarde, Salazar confesó su admiración por Piquet y que los unía una historia desde que el chileno participó en la Fórmula 3 británica. "Me ayudó, fue un factor clave para mi carrera en Europa. El choque fue una desinteligencia de los dos, también un momento muy difícil para mí porque él era como un ídolo", admitió. La relación no se quebró y en un reencuentro y a modo de ironía, ambos posaron con las manos en guardia, como dos boxeadores.

La gloria y las lágrimas de Barrichello

Un Gran Premio trepidante: desde el accidente entre Michael Schumacher y Giancarlo Fisichella, en la primera curva, hasta el poseso manejo de Ruben Barrichello, que en Hockenheim 2000 logró su primer triunfo en la F.1. Pero el paulista no solo ganó, lo hizo después de ensayar una remontada épica, tras largar 18avo; a la hazaña le agregó el plus de ser el primer piloto de su país en treparse a lo más alto del podio desde Ayrton Senna en Australia 1993. Imposible reprimir las lágrimas, si hasta el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso le envió un telegrama de felicitación.

Aquel GP lo tuvo todo: el accidente del inicio, el trompo de Ralf Schumacher y la salida de pista de Jos Verstappen; la irrupción de un espectador en la pista, lo que provocó el ingreso del Auto de Seguridad, el toque entre Pedro Diniz (Sauber) y Jean Alesi (Prost), en la vuelta 29, que empujó a la neutralización por segunda vez de la carrera y la lluvia, un invitado que modificó el curso. Mientras los punteros Mika Hakkinen y David Coulthard, ambos pilotos de McLaren-Mercedes, decidieron ir por neumáticos para piso húmedo, Rubinho se aferró a sus convicciones y enseñó su clase para firmar un éxito para enmarcar.