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Fórmula 1. Ferrari sigue perdida en su laberinto y sin señales alentadoras para Monza

Las palabras duelen y reflejan el desastre. Describen la realidad y reseñan la frustración que provoca a los pilotos manejar, en 2020, una Ferrari de Fórmula 1. El Gran Premio de Bélgica profundizó la crisis de la Scuderia: los autos en los puestos 13° y 14° de la clasificación, fuera de las posiciones que reparten puntos, una situación que no sucedía desde el Gran Premio de Gran Bretaña de hace diez años.

El recorrido del Gran Circo se trasladará el fin de semana a Monza y luego a Mugello, dos trazados que por sus características replicarán la pesadilla de Spa-Francorchamps. Escenarios en los que los tifosi se ilusionaban en el pasado y que ahora, frente al vergonzante presente, llenan de frustración. "Debería ser lo mismo que Spa, o peor", la lapidaria frase de Charles Leclerc, el joven talento que un año atrás era entronizado por los hinchas del Cavallino Rampante, al devolverle la gloria a Ferrari en el GP de Italia, y que en la actualidad es rehén de los descalabros de la fábrica de Maranello.

Fórmula 1: indignación en Italia por la debacle de Ferrari, que tiene coches que "retroceden en cada carrera"

El giro de Ferrari no es una casualidad. La SF1000 perdió 15km/h de velocidad de punta, respecto al modelo SF90 de 2019, aunque el rendimiento también ofrece señales negativas a velocidades consideradas bajas, menores a los 150km/h. La desaparición del sistema de recuperación de energía, declarado ilegal por la Federación Internacional del Automóvil, que le entregaba potencia adicional al motor y un diseño aerodinámico erróneo, a partir de cálculos extraídos de un impulsor irregular, se mostraron en los ensayos de pretemporada, en febrero pasado, y explotan en cada circuito.

"Ni siquiera podíamos adelantar con DRS [Drag Reduction System, dispositivo que reduce la carga aerodinámica y aumenta la velocidad para facilitar sobrepasos]. Es malo, no sé qué más decir, pero tenemos que hacer algo: encontrar una solución urgente, reaccionar, así no podemos seguir. Desafortunadamente, en Monza debería ser lo mismo, o peor, pero es parte de mi tarea motivarme y volver a motivar al equipo", comentó con resignación Leclerc, que en Spa-Francorchamps ensayó una partida de ensueño, que lo llevó desde el 13er hasta el octavo puesto en las primeras vueltas, aunque cuando se estabilizó la carrera vio cómo el resto de la parrilla se recuperaba y la Ferrari no tenía argumentos para defender ni atacar posiciones.

La desilusión quedó plasmada en la qualy, en la que ninguno de los dos autos se clasificó para la Q3 -la que define a los diez mejores de la grilla- y en la carrera se hizo más evidente con las batallas frente a los autos de Alfa Romeo y Haas, a los que Ferrari provee de motores. Kimi Räikkönen (Alfa Romeo), el último campeón que celebró con la Scuderia, en 2007, finalizó delante de Sebastian Vettel y Leclerc, que debió esforzarse para superar a Romain Grosjean (Haas). La desesperación llevó al monegasco a olvidar de apagar la radio prendida, tras el segundo pit stop, una detención que lo mandó al fondo del pelotón; al regresar a la pista, lanzó "¡carrera de mierda!"; más tarde hizo un descargo en las redes sociales: "Lo siento por lo de la radio. Tal vez debería haberla apagado después de la parada en los boxes. No lo hice a propósito".

Las declaraciones de Mattia Binotto argumentando que la SF1000 funcionaría mejor con temperaturas de entre 25 y 30 grados, tampoco funcionó y Vettel recurrió al clima para reflejar, con tono bromista, qué necesitaba la Scuderia para ser competitiva en Spa-Francorchamps: "Si hubiera llovido no habríamos terminado en el podio, habríamos ganado". El alemán, que desanda su última temporada en Ferrari, luego fue contundente con las falencias del auto. "Es un trazado de potencia y tenemos problemas con eso este año, pero también creo que en carrera y ritmo estamos por detrás de autos que eran más lentos que nosotros en el comienzo del campeonato", disparó, en referencia a Alfa Romeo y Haas. ¿El futuro? "Tenemos dos carreras importantes, en Monza y Mugello, pero hay que ser realista: no podemos esperar milagros. El paquete [motor-aerodinámica] es lo que tenemos y no estamos en la posición que nos gustaría. Quiero ser optimista y ver las cosas buenas, aunque no haya muchas", dijo quien en 2018 fue elegido el piloto del GP de Italia.

El futuro de Sainz, la crítica de Wolff y el descargo de Binotto

La debacle de Ferrari empieza a envolver a Carlos Sainz, que reemplazará a Vettel en 2021. El español, actualmente en McLaren, no pudo ser de la partida en Bélgica, después de un problema en un cilindro del motor que afectó el escape, una falla que detectó el piloto cuando marchaba rumbo a la grilla. "Ojalá que cuando llegué hayan mejorado un poco y entonces juntos podamos dar el próximo paso. Sinceramente, por supuesto quiero que Ferrari encuentre potencia este año. Necesitan dar un paso muy grande para estar en la posición en la que está el resto: si hay un equipo que puede hacer, ese es Ferrari, porque tiene los recursos", alimentó las esperanzas Sainz, que conoce de las dificultades de los motores, después de batallar con Renault y Honda. La preocupación que invade al madridista la expuso Ross Brawn, director deportivo de la F-1: "Debe de estar nervioso por lo que le deparará la próxima temporada vestido de rojo".

También Toto Wolff, el jefe de Mercedes, fue crítico con la actualidad de la Scuderia. El austríaco, que semanas atrás fustigó a Ferrari por las quejas que ensayó Binotto sobre la unidad de potencia, se preguntó acerca de si en Maranello "establecieron correctamente las prioridades para entender de dónde viene la falta de rendimiento", además de "sentir lástima por el trabajo de los empleados y del sufrimiento de los tifosi". En desventaja desde los resultados y aunque intenta disimular la crisis, Binotto respondió el ataque: "Sé que hay gente de otros equipos a la que le gusta hablar de nuestra situación y de nuestro público, pero no hay nada que quiera responderle. Sé lo que está pasando con nuestros hinchas, yo mismo soy aficionado y sé que está pasando porque trabajo hace 25 años en esta fábrica", relató en una entrevista con Sky Sport F1, de Italia.

Para el jefe de Ferrari la imposibilidad de desarrollar y evolucionar el auto, tras el congelamiento del reglamento, a causa de la pandemia mundial de Covid-19, frustra al equipo: "No hay duda de que estamos en medio de la tormenta, pero no creo que sea correcto hablar de una crisis: es un mal resultado que forma parte de una temporada difícil. Perdimos potencia, como todos los fabricantes de motores, eso cubría un poco las limitaciones del coche y sin esa potencia salen los problemas", señaló Binotto, el hombre que descubrió en el pasado un atajo para Ferrari, pero que al trazar el camino más corto también generó este presente angustiante, sin resultados.

La ausencia de espectadores el fin de semana en Monza será prácticamente un alivio para la Scuderia, que no será escrutada en vivo por los fanáticos que sufren este presente sin rumbo que desanda el Cavallino Rampante.