‘Estudio estadio’ hace lo que puede

Estudio estadio (Imagen: Teledeporte)
Cuando Bobby es la estrella. (Imagen: Teledeporte)

En la era de las redes sociales, a los periódicos se les juzga por su portada. Es más: no se lo van a creer, pero hay periódicos alternativos que sólo hacen portada, sin periódico dentro. A mí me parece bien, porque todo suma; lo que me asusta es leer a gente que felicita a estos últimos por practicar el periodismo que los medios tradicionales han abandonado.

A ‘Estudio estadio’, el programa de Teledeporte, le sucede algo parecido: no que le feliciten, que yo eso no lo he visto, sino lo de ser objeto de críticas tan duras como superficiales. A falta de portada, los palos vienen por la encuesta que cuelgan cada noche en Twitter. Ya no hace falta seguir un medio —y de pagar por él ni hablamos— para hacerle una enmienda a la totalidad. Basta con pasar por allí y soltar la tuya.

Las preguntas de ‘Estudio estadio’ abarcan un amplio espectro, desde la más absoluta ramplonería a una originalidad sin igual producida normalmente por su escaso sentido de la oportunidad y el tacto. Este domingo se ganaron el ‘trending topic’ por preguntar si “sería bueno para el fútbol español que la Real Sociedad ganara la Liga”. Podría haber sido peor: podrían haber preguntado si sería malo.

La Real Sociedad compartió la encuesta con un breve comentario: “Pedimos perdón”. Perdón por encabezar la clasificación, se entiende. Algún día habrá que hablar también del uso que algunos clubes hacen de sus redes sociales para hacerse los ofendidos y crear utilísimos enemigos externos (y todos sabemos perfectamente que de los temas de los que “algún día habrá que hablar” al final no se habla nunca).

Las encuestas de ‘Estudio estadio’ son capaces de cabrear a cualquiera. Todo el mundo parece convencido de que el programa siempre chuta para la otra portería; los madridistas creen que es antimadridista y viceversa. Han indignado a Gerard Piqué y a Real Madrid Televisión, que las despedazaba en su desaparecido programa ‘90 minuti’. Este tipo de reacciones suele emplearse como termómetro de calidad: “Si enfado a todos por igual, será que estoy haciendo bien mi trabajo”. En este caso, el diagnóstico sería demasiado optimista. Cualquiera que siga ‘Estudio estadio’ más allá de ver pasar por su ‘timeline’ la encuesta de turno sabe cuáles son sus verdaderos problemas: una marca mítica, un nombre sonoramente perfecto, arrastrados a la peor tertulia. El chiringuito ‘light’ del erario. Su icono es Roberto Gómez dando voces y su columna vertebral Fernando Ramos, cuya labor juntando vídeos de YouTube y notas de voz de espectadores no le ayuda a dejar de ser “el de ‘Crónicas marcianas”. Todavía no sabemos qué pinta.

Dejemos ahí los males del programa y limitémonos a recordar las palabras de su presentador, Juan Carlos Rivero, en un momento solemne como la recogida de un premio en la XXXIX Gala Nacional del Deporte: “Estudio estadio’ es un programa de larga trayectoria, 40 años de presencia en antena... para acabar haciendo lo que estamos haciendo, pero bueno… Hacemos lo que podemos”.

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