Estados Unidos por fin admite la verdad sobre el accidente de las bombas de Palomares: hubo radiación

Durante más de 40 años la Guerra Fría dividió al mundo en dos bloques antagónicos y pocos países fueron los que no tomaron partido. Uno de los incidentes más relevantes para España fue el accidente nuclear que se produjo en 1966 en la localidad almeriense de Palomares.

Ahora, más de medio siglo después, se van conociendo detalles de lo que ocurrió y se confirma aquello que tanto las autoridades estadounidenses como las españolas, en pleno franquismo, negaron repetidamente: la radiación que se produjo en el lugar.

Imagen del accidente de Palomares. (Photo by Keystone-France/Gamma-Keystone via Getty Images)
Imagen del accidente de Palomares. (Photo by Keystone-France/Gamma-Keystone via Getty Images)

Ese 17 de enero de 1966 dos aeronaves estadounidenses, un avión cisterna y un bombardero, colisionaron accidentalmente en el aire durante una maniobra de reabastecimiento de combustible. Ambos aparatos se estrellaron contra el suelo, muriendo siete de los 11 tripulantes. El bombardero llevaba cuatro bombas termonucleares de las cuales tres cayeron en tierra y la otra en el agua, tardando más tiempo en ser recuperada.

Como resultado del accidente, una nube de partículas contaminantes, principalmente plutonio, se expandió por el lugar teniendo graves efectos nocivos sobre la región y sus alrededores. La estrategia entonces de ambos Gobiernos fue negar la contaminación nuclear que se había producido.

Fruto de esta campaña propagandística, tuvo lugar una de las fotos más icónicas del momento. Manuel Fraga, entonces ministro de Turismo, y el embajador estadounidense en España, Angier Biddle Duke, se bañaron en la playa de Quitapellejos, en Palomares, para mostrar que no había radiación. El momento fue recogido por las cámaras de televisión y difundido ampliamente por los medios del régimen.

Manuel Fraga y Angier Biddle Duke en su baño en Palomares. (Photo by Gianni Ferrari/Cover/Getty Images)
Manuel Fraga y Angier Biddle Duke en su baño en Palomares. (Photo by Gianni Ferrari/Cover/Getty Images)

Sin embargo, el paso del tiempo ha provocado que se vayan conociendo más detalles, sobre lo que allí ocurrió. Ya en 1986, con la democracia ya asentada en España, el Gobierno desclasificó los documentos de monitorización médica que hasta entonces eran secretos. En ellos se revelaba que aproximadamente el 29% de la población de Palomares tenía trazas de plutonio en su organismo.

Para que Estados Unidos admitiese lo que había pasado han tenido que pasar más años. Concretamente hasta 2019, cuando su Tribunal de Apelaciones dictaminó que los soldados estadounidenses que enfermaron limpiando la playa española tienen derecho a pedir indemnizaciones por discapacidad.

El juicio acaba de empezar en el país este mes de septiembre de 2020 y los demandantes reclaman que las autoridades utilizaron datos de radiación falsos para evitar tener que indemnizarles.

Los afectados han presentado una demanda colectiva en la que recogen que estuvieron expuestos a radiación en las tareas de recuperación y limpieza de las bombas y que como consecuencia de esta tarea terminaron enfermando.

“Se enfrentan a una variedad de problemas de salud y no se les ha reconocido las condiciones de su servicio durante 50 años”, ha señalado una de las abogadas defensoras, recordando que el país ha mantenido su versión oficial durante medio siglo de que no se produjo radiación.

Meses expuestos a altos niveles de radiación

Según los documentos judiciales, los 1.600 militares que fueron enviados al lugar del accidente para recuperar las armas y limpiar la zona estuvieron expuestos a niveles peligrosos de radiación durante semanas y meses (el tiempo que tardaron en llevar a cabo su tarea).

Un soldado trabaja en la descontaminación de Palomares. (AP Photo/National Archive Record Administration, Washington D.C., File)
Un soldado trabaja en la descontaminación de Palomares. (AP Photo/National Archive Record Administration, Washington D.C., File)

Como consecuencia de su labor, muchos de ellos desarrollaron diversos tipos de cáncer, trastornos sanguíneos, disfunción cardiaca y pulmonar y otras dolencias, pero hasta ahora el Departamento de Veteranos de Estados Unidos les ha negado las compensaciones. Estos militares limpiaron el lugar sin ropa protectora ni máscaras, lo que agravó su exposición.

Pese a que en 1966 los militares tuvieron que dar muestras de orina para evaluar el impacto de la radiación en su organismo, la realidad es que el 98% de los resultados de las pruebas no fueron tenidos en cuenta, lo que llevó a estimaciones inexactas de la exposición a esta contaminación nuclear.

El juicio se va a prolongar todavía durante varios meses y es posible que se sigan conociendo detalles de uno de los casos más polémicos ocurridos en España en el último siglo y que durante décadas se ha mantenido silenciado.

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