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Si quieres madridistas en la selección, díselo a Florentino

Florentino Pérez hablando delante de una foto de Brahim Díaz con la camiseta de la selección española.
Florentino Pérez (izquierda), en 2019, durante la presentación de Brahim Díaz, entonces internacional sub-21, como fichaje del Real Madrid. Foto: Burak Akbulut/Anadolu Agency/Getty Images.

La actualidad futbolística es una vorágine que no se detiene nunca. Ni siquiera el final de la temporada de Liga nos permite hacer una pausa, porque quizás te habías despistado y no te acordabas, pero este verano hay Eurocopa: aunque en condiciones normales no tocaría aún, se debe disputar la que hubo que suspender en 2020 debido al coronavirus. El torneo arrancará el próximo 11 de junio y Luis Enrique, responsable del equipo español, dio ayer mismo, lunes, la lista de jugadores convocados para representar a la Roja e intentar reverdecer los laureles de 2012.

Entre los 24 escogidos hay inclusiones sorprendentes y ausencias notables. Como suele ocurrir en un país de casi 50 millones de seleccionadores, hay opiniones para todos los gustos y han surgido abundantes críticos y discrepantes con la decisión que ha adoptado el entrenador asturiano. Sí que llama la atención un detalle que jamás habíamos visto hasta ahora en la convocatoria de un torneo continental o mundial: no hay ni un solo futbolista del Real Madrid.

El Barça aporta tres jugadores, incluyendo al capitán Sergio Busquets, mientras que Atlético de Madrid y Villarreal dan dos cada uno. Athletic, Real Sociedad y Valencia envían un representante por cabeza. El resto vienen de ligas foráneas, especialmente la inglesa, de la que se han reclutado hasta 10 futbolistas. Pero del club blanco de la capital, nadie.

Este hecho, sumado al pasado de Luis Enrique, ha desencadenado críticas furibundas. No hay que olvidar que, en su etapa de jugador, protagonizó un movimiento sonado cuando, allá por 1996, dejó de jugar como local en el Bernabéu para pasarse al Camp Nou. Desde entonces, se ha convertido en uno de los grandes referentes no solo del barcelonismo, sino del antimadridismo, algo que él mismo a lo largo de su carrera no solo no se ha molestado en disimular, sino que hasta ha fomentado.

De ahí que el madridismo mediático más militante esté echando humo por lo que considera una injusticia:

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La indignación que demuestran, por supuesto, se traslada a la afición merengue, dada la condición de líderes de opinión de quienes expresan estos mensajes. Pero ¿tienen razón? Dadas las circunstancias actuales, en mayo de 2021, ¿realmente faltan madridistas en la selección? Parémonos a analizarlo.

El primer nombre que salta cuando pensamos en jugadores de la Casa Blanca candidatos a teñirse de rojo es, por supuesto, el de Sergio Ramos. El defensor es habitual en las llamadas desde 2005, cuando aún tenía 18 años y militaba en el Sevilla; en todo este tiempo le ha dado para acumular 180 partidos, el que más en la historia de España y con el récord del mundo a tiro. Bajo Luis Enrique ha sido elegido con frecuencia, forzando incluso triquiñuelas poco edificantes para mejorar sus estadísticas, y ha ostentado el brazalete que le corresponde por su veteranía.

No parece probable, por tanto, que haya ningún tipo de manía persecutoria contra él. Simplemente, se debe considerar que en lo que llevamos de 2021 sus problemas físicos le han hecho perderse muchos partidos y estar muy lejos del nivel competitivo necesario en otros. Él mismo, en un alarde de sensatez que le honra, ha reconocido que no se encuentra en las mejores condiciones. Igual que ha hecho Íñigo Martínez, por cierto, sin que se genere tanto revuelo.

Más claro aún es el caso de Daniel Carvajal. El lateral derecho también ha encadenado numerosas lesiones a lo largo de la temporada, la última a finales de abril, de la que aún no se ha recuperado. Ni él ni Ramos están ahora mismo para jugar. ¿Tendría sentido llevarles simplemente como parte del grupo, para que apoyen a sus compañeros aun estando descartada su presencia sobre el césped? Luis Enrique ha estimado que no, y el que manda es él.

¿Quién más podría ir? Aquí es donde entra el factor Florentino. Si repasamos la plantilla actual del Real Madrid y las alineaciones que ha ido planteando Zidane habitualmente, nos daremos cuenta enseguida de que, al margen de los dos defensas ya nombrados, el protagonismo ha recaído casi siempre en jugadores de nacionalidades extranjeras.

Jugadores del Real Madrid posando para los fotógrafos en dos filas antes de empezar un partido.
En el once inicial que presentó el Real Madrid en Stamford Bridge para el partido de vuelta de la semifinal de Champions League contra el Chelsea, el más importante de la temporada recién terminada, solo había dos jugadores españoles: Foto: Steve Bardens - UEFA/UEFA via Getty Images.

Recapitulemos. El portero habitual ha sido el belga Courtois. En defensa podemos nombrar a los franceses Varane y Mendy y a los brasileños Militão y Marcelo. El centro del campo es propiedad de la muy alabada dupla que forman el alemán Kroos y el croata Modric, con el respaldo de otro canarinho, Casemiro, y el apoyo puntual del uruguayo Valverde. En ataque manda el galo Benzema y se alternan para acompañarle sudamericanos como Vinícius y Rodrygo. De Hazard los madridistas sabrán si conviene decir algo o no; en todo caso, también es belga, y por tanto no seleccionable, al igual que los demás citados.

¿Hay españoles en el Real Madrid? Sí, claro. Pero se han convertido en minoría. Y su desempeño oscila entre el papel meramente testimonial de Mariano, Odriozola o el actual Isco, o el de escuderos que a ratos aportan más al equipo, a ratos menos, pero de cualquier modo, bien por rendimiento, bien por estatus, distan de ser referentes claros. En este último grupo encontramos a hombres como Asensio, Lucas Vázquez o Nacho Fernández.

De esta terna, la afición acepta, aunque sea a regañadientes, que los dos primeros, pese a haber jugado mucho, se han mostrado irregulares y no han brillado en demasía, así que excluirles de la lista tampoco es tan dramático. En particular, Asensio ya venía faltando de las últimas convocatorias: no estuvo en los partidos de clasificación para el Mundial que se jugaron en marzo. Pero el de Nacho es el caso que más indigna a los aficionados blancos, que consideran que algunos de los centrales que ha escogido Luis Enrique no han estado mejor que él.

Es una cuestión opinable, por supuesto. Como también es opinable que, en caso de que el seleccionador hubiera optado por prescindir de uno de los zagueros que ha llamado, el elegido para cubrir su hueco debería haber sido José Ignacio Fernández (quien, no olvidemos, en el Real Madrid no es indiscutible: en la jerarquía está por detrás de Ramos y Varane, lo que hace que apenas haya disputado 24 partidos de Liga, dos de ellos como suplente) y no, por ejemplo, otro ausente como Mario Hermoso, consolidado como titular en el Atlético campeón. De todas formas, estructurar la denuncia de una campaña antimadridista a partir de la falta de un solo jugador que ni siquiera es fijo en su club se hace un poco difícil de sostener.

Los jugadores de la selección española Asensio y Nacho ejercitándose durante un entrenamiento.
Asensio (izquierda) y Nacho durante un entrenamiento con la selección española... en 2018. Foto: TF-Images/Getty Images.

No es tanto que Luis Enrique aborrezca al Real Madrid y no quiera llevar a sus futbolistas a la selección, sino que no hay de dónde sacarlos. En el club blanco existe escasez de españoles con nivel suficiente para ir a las convocatorias. Y eso es responsabilidad única y exclusiva de la directiva que confecciona las plantillas.

Porque el método de Florentino Pérez es bien conocido desde su primera etapa, aquellos años iniciales de la década de 2000 cuando se acuñó el término Galácticos: sacar la billetera y soltar lo que haga falta para traerse a los jugones más destacados del planeta, procedan de donde procedan. Así llegó Figo, o Zidane, o Beckham, o Ronaldo. Más tarde, a Cristiano se lo encontró ya apalabrado por Ramón Calderón y Vicente Boluda; contrataciones suyas al 100 % son Kaká, Benzema, Modric, Bale, James, Kroos, Vinícius o Hazard, por citar algunos ejemplos.

En muy pocos casos se han hecho bajo el gobierno florentiniano inversiones fuertes por españoles a los que, además, se les haya dado responsabilidad y galones. El propio Sergio Ramos y Xabi Alonso son acaso las únicas excepciones. Sí es cierto que se han pagado millonadas por otros jugadores nacionales, como los 39 de Illarramendi, los 30 de Isco, o la misma cifra tanto por Morata como por Odriozola, que a la larga han demostrado, ya sea por falta de confianza recibida o simplemente porque su valor de mercado estaba infladísimo, que no valían semejantes cantidades.

Sí, Pérez ha fichado españoles. Bastantes, además. Pero, salvo los mencionados, ninguno irrumpía en el equipo como estrella, con la garantía de ir a jugar y de poder acumular minutos para presentar, o confirmar, su talento. Vallejo, Kiko Casilla, Brahim, Callejón, Ceballos, Canales, Pedro León... todos aterrizaron en su momento con estatus de actor secundario y acabaron teniendo que buscar la puerta de salida.

Dani Ceballos y Brahim Díaz se felicitan por un gol del Real Madrid.
Dani Ceballos (derecha) y Brahim Díaz durante un partido del Real Madrid en 2019. Foto: David S. Bustamante/Soccrates/Getty Images.

Hay dos formas de interpretar esta situación. La primera es que, por el motivo que sea, al Real Madrid actual no le preocupa que haya o deje de haber españoles destacados en su plantilla; sería un punto de vista comprensible, porque el patriotismo futbolero está muy bien, las tradiciones históricas también, pero es probable que para muchos hinchas todo eso esté varios escalones por debajo de ganar títulos en el orden de prioridades. Lo que nos lleva al segundo punto: quizás la secretaría técnica madridista estima que, actualmente, no existen jugadores nacionales de calidad suficiente como para incorporarlos al plantel con vistas a que sean importantes. Si esta hipótesis fuera cierta sonaría un tanto presuntuosa por su parte, pero teniendo en cuenta la caída de nivel que ha vivido la propia selección desde la época gloriosa de hace una década, no seríamos nosotros quienes nos atreviéramos a llevarles la contraria.

Lo que sí que se aprecia es un cambio de filosofía del mandato inicial de Florentino al segundo. Porque en sus primeros años se hizo célebre el lema "Zidanes y Pavones", aludiendo a la combinación deseada de superestrellas exóticas con talentos brotados de la cantera. Pero en la era moderna el segundo término de la ecuación se ha abandonado. Con la inquietud que ofrecen Lucas Vázquez y Nacho, el único jugador surgido de la Fábrica del que se puede asegurar, sin lugar a dudas, que se ha asentado y es pieza clave en el equipo actual es Carvajal. A los talentos jóvenes o se les traspasa para cuadrar cuentas (a no pocos aficionados aún les duele la salida de Marcos Llorente o la de Sergio Reguilón) o se les marea con una ristra interminable de cesiones que, al menos por ahora, no llevan a ninguna parte.

Si todo esto son decisiones autónomas de los entrenadores o si vienen impuestas desde arriba puede ser objeto de discusión, aunque en última instancia el presidente siempre es el máximo responsable de todo lo que ocurre y de lo que hacen o dejan de hacer sus subalternos. Pero aceptamos que el modelo, por supuesto, es legítimo. La acumulación a puro golpe de talonario del inmenso talento foráneo que el Real Madrid puede permitirse importar le ha valido para incrementar de forma notable el palmarés en los últimos años. A costa, claro, de llegar a la situación actual, en la que el equipo más laureado de España se ha convertido en irrelevante para la selección. Como la entidad capitalina no es una empresa sino un club en el que los socios pueden decidir la forma de gestión mediante su voto, queda en sus manos escoger qué prefieren. Todo a la vez no se puede.

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